Reflexionar y discursar sobre problemáticas muy actuales valiéndose de formas estilísticas e imágenes del pasado, es uno de los talantes temáticos de una obra que hace del debate contemporáneo en el contexto social, político, económico y psicológico, su punto de mira. Para ello se vale de la visualidad de los años 50 del siglo XX y del reaprovechamiento de instantáneas de la historia cubana para parodiar sobre clichés, convirtiéndose en la estrategia de su quehacer.

Una obra optimista, fresca, perspicaz, liberadora. Un discurso que se fundamenta en el entramado de voces e imaginarios populares, y que se apropia de iconografías que resurgen del uso del diseño como herramienta comunicativa e ingenio visual. Y es que el hacer de Jorge Rodríguez Diez (R10), que por estos meses – marzo y abril – pueden apreciar en la galería de arte Casa 8, cita en Calle 8 entre 13 y 15, Vedado; dan muestra de una labor que viene realizando hace algunos años atrás y que nos hace disfrutar de un arte cuestionador, que no se interesa únicamente por la belleza visual y la excelencia de las formas, sino que contrapuntea y va acompañado de ideas y de contenidos históricos que facilitan la reflexión.

Su obra se asienta sobre una estrategia estética del tiempo y su enfrentamiento con las cuestiones inmediatas. En ese sentido se desplaza entre la visualidad urgente y efectiva, de estereotipos exaltados por los medios y mecanismos en los que se ampara para enunciar los avatares de la cotidianeidad cubana.

Gestos que se convierten en signos, obras con uso racional del color, pues denotan un ideario político - social determinado.

Breves y sutiles frases picarescas; pues el humor es otra de las distinciones de R10; engarzan en elegante crítica explícitas con personajes que a veces preguntan, otras enjuician sobre determinadas situaciones, en tanto Rodríguez lejos de un conformismo social, explora las posibilidades de la realidad cubana. Destacan entonces, obras que desde el sarcasmo se hacen señalamientos importantes a través de certeros puntos de vista.

Muchos disfrutamos de estas escenas, como en una especie de complicidad. Y es que, de los andares por la vida, de la escucha de refranes y de la sabiduría popular, es de donde emana su creatividad. Pues existe una armonía funcional entre la formalidad propia de la estética, el pragmatismo del diseño que realiza y la estructura evolutiva de la imagen artística que ha creado.