En la tarde del 7 de enero tuvo lugar la apertura del ciclo cinematográfico «Jorge Perugorría», que hasta el venidero 17 de enero, exhibirá filmes protagonizados por el popular actor, en la capitalina sala La Rampa.
Para este inicio se escogió una copia restaurada de la célebre cinta Fresa y Chocolate (1993), dirigida por los cineastas cubanos Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío.
Pichi, como es conocido mundialmente el actor, realizó una interesante intervención en la que bromeó muy cubanamente con las posibles consecuencias del homenaje, pero de inmediato expresó su profundo agradecimiento.
«Me alegra mucho que en este homenaje me pueda llenar la boca para decir gracias al ICAIC, porque yo le he dado parte de mi vida al ICAIC y creo que este es el reconocimiento más lindo que hasta ahora me ha hecho esta institución en todos estos años de trabajo», dijo.
A continuación dedicó el ciclo fílmico a Alfredo Guevara, Tomás Gutiérrez Alea, Julio García Espinosa, Santiago Alvarez, Humberto Solás, y recordó que el cine es un arte colectivo y por eso también tributó a los técnicos, las maquilladoras, a los peluqueros, «a esa gran familia del cine cubano», aseguró.
«Quiero dejar claro que también estoy orgulloso del ICAIC, y a Samada le quiero dar las gracias, por la nueva relación entre el cine cubano y la institución; el ICAIC, dentro de las instituciones culturales cubanas, es la primera que ha establecido un diálogo con los creadores, esa palabra que ahora está en boca de todos, y a partir de esto, el ICAIC dio un ejemplo de que sí se puede establecer un diálogo entre los artistas independientes y las instituciones y se pueden lograr cosas».
Reconoció asimismo que ese diálogo ya comenzó a materializarse con la creación y puesta en funcionamiento del Fondo de Fomento; recalcó que el futuro del cine cubano es la relación de la institución con los creadores independientes; «de ese ICAIC quisiera seguir formando parte como actor, como director, como cubano, porque le debo prácticamente todo lo que soy», declaró.
Acerca de Fresa y Chocolate, consideró: « creo que definió prácticamente mi carrera y mi vida y que ha sido muy importante para Cuba, se convirtió en una embajadora, no solo por lo que significó para nosotros en un momento tan difícil, pero ahora también estamos en momentos difíciles, pero en momentos así tenemos la voluntad de hacer cosas por un país mejor».
Evocó a la par, el estreno de la cinta en el Teatro Karl Marx: «con ese aplauso la gente demostró que era una película necesaria porque hablaba de temas que teníamos acumulados durante años de intolerancia, sobre el respeto a la diferencia, y fue una catarsis colectiva tan bonita que no lo voy a olvidar nunca. Espero que el cine siga jugando ese papel de vanguardia dentro de la sociedad cubana, dentro de la cultura cubana», recalcó.
Dio las gracias entonces a Titón, a Tabío, a Mirtha Ibarra y Vladimir Cruz, a Senel Paz, «guionista de esta historia y creador de estos personajes maravillosos, y también al público asistente».
Al finalizar Perugorría, el presidente del ICAIC, Ramón Samada, se dirigió los asistentes y resaltó la labor artística incansable del artista, su bondad, nobleza, su solidaridad manifiesta en varios momentos, y aseguró que es un símbolo del cine de los jóvenes, al que recurren muchos para debatir y solucionar conflictos, «porque él tiene como una rara convocatoria que une a todo el mundo» aseveró.
Igualmente destacó que en las ediciones del Festival de Cine de Gibara que Pichi ha presidido, lo ha convertido en una fiesta de la cultura, «pero ha sido probablemente el rescate del cine en el Festival de Gibara, el del cine lleno de todos los gibareños y las gibareñas», apuntó y añadió:
«Hacerle este homenaje a Pichi es mucho más, es al público cubano, a ustedes y a la aventura permanente de él por la cultura cubana, por la nación, la diversidad, la solidaridad y por estar siempre uniendo gente y haciendo cosas.
Muchas gracias a ti por lo que nos has dado, le has dado al ICAIC muchas ideas, una nacionalidad, una permanencia, un sentido de respeto, a los seres humanos, a los cubanos , por lo que al identificarnos contigo, nos dignificamos en tu obra que es mucho más grande».
Cuando finalizó la proyección, el público asistente aplaudió como si fuera el estreno de esta cinta que es parte inexcusable del imaginario de la nación, y ratificó así que, como dijera Pichi, «es una película necesaria»
El ciclo «Jorge Perugorría», presentará en La Rampa, cada día a las 5 de la tarde: Amor vertical (Arturo Sotto, 1997), Lista de espera (Juan Carlos Tabío, 2000), Miel para Oshún (Humberto Solás, 2001) y La pared de las palabras (Fernando Pérez, 2014), y a partir del día 13, el público podrá disfrutar en «Jorge Perugorría por el mundo», las producciones internacionales: Un asunto privado (Imanol Arias, 1996), Bámbola (Bigas Luna, 1996), Volaverunt (Bigas Luna, 1999), Edipo Alcalde (Jorge Alí Triana, 1996) y Doña Bárbara (Betty Kaplan, 1999).
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