Johann Ramos López y su «viaje» por la actuación


johann-ramos-lopez-y-su-viaje-por-la-actuacion

Lo vimos en la teleserie Valientes, donde representó el papel de Alberto, inspirado en Armando Franco, antiguo director de la Revista Alma Máter, quien lideraba la publicación en la época en que se publicó allí la sección Bitácora del Alma. También lo hemos podido observar en el espacio televisivo LCB. La otra guerra. En el teatro ha estado presente en Nave Oficio de Isla, grupo dirigido por Osvaldo Doimeadiós, espacio en el cual Jhoann Ramos ha representado disímiles personajes, por algunos de ellos ha sido incluso laureado. Conozcamos entonces más sobre él en esta entrevista exclusiva.

-Llegaste a la actuación ya en tu juventud ¿Cuán difícil ha sido poder insertarte en los distintos espacios?

-Mientras cursaba la enseñanza primaria hice varios matutinos en los que cantaba y representaba alguna obra, me acuerdo que la primera fue Meñique, y obvio, que me tocó el pequeñuelo. Luego, durante los tres años de la secundaria, tuve un personaje que era un cartero el cual tenía la misión, de entregar cartas de amor los 14 de Febrero. Pero nunca me pasó por la cabeza poder estudiar o seguir por esos pasos, al menos no de manera consciente.

Hasta que llego a la CUJAE con la carrera de Ingeniería Civil, ahí descubro el teatro universitario y me adentro en este a probar algo nuevo. Me gustó explorar siempre, aventurarme a nuevos retos.

Desde del Grupo de Teatro Estudiantil Imagen, comenzó mi viaje. Y por supuesto que me ha resultado difícil asentarme en los distintos espacios de este arte noble. No pasé ninguna de las academias. Mi estudio, investigaciones y realización han sido gracias a los grupos por los que he transitado y los trabajos en TV.

¿Cómo fue tu preparación artística luego que saliste de la CUJAE?

Entro inmediatamente al Hombrecito Verde, la primera agrupación profesional que me abrió sus puertas, donde aprendí mucho. Ahí estuve 6 años, en los cuales asimilé el trabajo en el teatro con y para los niños. Esta agrupación fue una escuela para mí. Permanecí desvinculado de los estudios por dos años. Hasta que estando aquí, decido hacer las pruebas en la FAMCA (Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual) en la especialidad de Producción Audiovisual. Me costó mucho desarrollar la carrera los primeros años, al vincularme a una película (Cuba Libre, Dir: Jorge Luis Sánchez), una novela (La Sal del Paraíso, Dir: Yoel Infante) y muchos trabajos con la compañía, por lo que pido varias licencias (las que se me permitían). En una de esas etapas en que no estaba en la Universidad, decido dar un nuevo paso. En el Hombrecito Verde y la Compañía Artística Verdarte, que es la que trabaja para adultos, era requisito aprender a bailar y a cantar…Pero eso no era lo mío (con el tiempo lo supe). Al principio me encantaba ese mundo, pues mi sueño es dirigir un musical, pero como artista en la escena, lo que me atraía era el teatro. Así que decido dejar este trabajo e incorporarme a Gaia Teatro de La Habana (Dir: Esther Cardoso).Tuve la oportunidad allí de evaluarme como actor y aprender la técnica de la Máscara y el trabajo más físico. Estuve también poco tiempo en el grupo Korimakao, lo cual fue una gran experiencia.

Todos los grupos, como dije anteriormente, han aportado algo para mi desarrollo como actor. Aún lo hago, desde Nave Oficio de Isla, en la que aprendo todos los días. He estado en muchos grupos y de todos me llevo algo. Hombrecito Verde y Verdarte, Gaia Teatro de La Habana, GPS teatro, y algunos otros proyectos independientes. Actualmente soy miembro del equipo de Osvaldo Doimeadiós y nuestra Comunidad Creativa.

Cuando me tocó entrar de nuevo a la FAMCA me decían que porqué no entraba en la facultad de Teatro, del propio ISA, pero decido continuar mis estudios como productor, pues ya me había evaluado. Ya estoy preparando mi tesis y pronto me gradúo como Productor Audiovisual.

Me han hablado de lo riguroso  del casting para llegar a interpretar cada uno de los papeles de Valientes ¿Cómo ocurrió para ti?

-Llego gracias a la llamada de una de sus asistentes, actriz y amiga en lo personal, quien me propuso el papel protagónico de la serie. No hice casting, solo una lectura de guión con el equipo. Luego de un encuentro con la directora y el resto del personal, por razones convenientes a la producción, deciden no darme ese personaje y me ofrecen el de Alberto.

Te tocó  un personaje inspirado en Armando Franco, el antiguo director de la Revista Alma Máter en el período en que Mario Almeida escribió Bitácora del Alma ¿Pudiste interactuar con él? ¿Cuánto te aportó esto para la construcción del personaje?

Tuve el placer de conocerlo personalmente. Cuando nos vimos en su oficina, en la sede de esta Revista, asumí una idea de por dónde quería llevarme al personaje. Luego hice un recorrido con él y su equipo para entender la dinámica de trabajo. Ha sido uno de los procesos más ricos en cuanto a investigación que he pasado, por la idea de encarnar a alguien que existe en la vida real y lo genial que es Armando para ello. Me parece una persona con unos matices increíbles. Y una pasión en el decir, que me tenía emocionado y a la vez preocupado, por cómo se lo podría tomar el público. Lo cierto es que en los ensayos, casi toda mi propuesta fue deshecha. Es real que no iba a representar a Armando, sino a Alberto y a quien vieron en pantalla resultó ser este último, pero yo hubiera querido acercarme más a Armando.

Mientras filmaba la teleserie Valientes.

Filmaron dentro de la Revista Alma Máter ¿Qué significó para ti estar en el mismo escenario físico en el que Mario Almeida escribió algunas de estas crónicas?

Ya había ido antes. Al decirme que quizás se grabaría en esa misma oficina y con el personal real de la Revista, que estuvo involucrado en esa etapa, me emocionaba mucho. Incluso, ya en rodaje, sentía la energía con la que Armando me llenó. Pero poco a poco se fue transformando en un set y esto cambió.

 

Con el colectivo de Alma Máter en la etapa en que salió publicada la sección Bitácora del Alma.

¿Cómo resultó ser tu experiencia en las dos temporadas de LCB. La otra guerra en la televisión?

Actuar aquí representó mucho para mí. Ha sido hasta ahora, la producción más grande en la que he estado, en cuestiones de tiempo, de rodaje y de personaje. Cloro, nombre del personaje que interpreté, marcó un antes y un después en mi carrera, por muchas razones. Pero tres son las que me hacen agradecer todo el rato a este espacio televisivo. En primer lugar, aprendí mucho en las dos temporadas. Fueron dos directores, con maneras de guiarte muy diferentes, pero adquirí enseñanzas de ambos, y crecí muchísimo. En segundo lugar allí gané muy buenos amigos, hermanos, pues creamos una familia. Y en tercer lugar tuve el honor de haber conocido a Osvaldo Doimeadiós. Creo que él lo sabe, porque no me canso de repetirlo. Es un honor tenerlo a mi lado, ahora como director de Nave Oficio de Isla, oportunidad que llegó a mí gracias a la serie.

LCB fue complicada en temas de producción. A mí me llevó a estudiar la época y su gente, las circunstancias. Además de tener que andar con mucho armamento encima, y la ropa que daba mucho calor. Aprender a tirar, y tirar bien… Hay una anécdota muy graciosa, pero pudo haber sido lamentable: a la hora de montar un caballo, no había muchos durante la filmación, por lo que tenías que compartir a veces el mismo animal. En una de esas ocasiones, que intento subirme a lo cowboy, me llevé hasta el suelo al otro actor que me daba la mano para poder llegar arriba del animal. El caballo se asustó y comenzó a tirar patadas. Un momento tenso en realidad, pero a los segundos nos estábamos riendo todos. LCB me dejó esa sonrisa sincera, por haber estado rodeado de gente buena, honesta y profesional.

En su participación en LCB: La otra guerra.

¿Qué proyectos tienes para el futuro?

Sigo en Nave Oficio de Isla, con Osvaldo Doimeadiós y demás actores, con El Collar, una travesía escénica por la obra de Abelardo Estorino. Y estoy próximo a comenzar a grabar la nueva telenovela de Loisys Inclán y Felo Ruiz, con un personaje que me tiene ilusionado y asustado, lo había esperado hace mucho tiempo, y que ni siquiera era para mí. Pero ya eso es otra historia…

-Para ti qué ha significado actuar en el grupo de teatro dirigido por Osvaldo Doimeadios y que en fecha reciente hayas obtenido los importes galardones; Adolfo Llauradó y Caricato?

Mi vida profesional se ha ido transformando a medida que he pasado por distintos procesos teatrales. Nave Oficio de Isla y su comunidad, guiada por Osvaldo Doimeadiós (Doime) y Eberto García Abreu (Eber) es ese proceso necesario para mi carrera que requería desde hace mucho. Y llegó en el momento preciso. En ese lugar se me acogió como uno más, sin tener los recursos académicos para enfrentarme al monstruo teatral que se avecinaba. Nave Oficio de Isla es mi casa. Es ese lugar al que quiero regresar siempre. Me emociona ir a ensayar y dar funciones, o sencillamente ir a ver a alguien. No ha sido solo actuar, ahí dentro he construido una vida profesional y personal.

Los premios son el resultado de eso. Veo los galardones como una muestra de apoyo y reconocimiento hacia el trabajo. Más que un logro, es un nivel más, superado. Pero sabes que quedan muchos para completar y ganar el juego. Que en este mundo, solo se acaba con la muerte. Y aún me queda muchos niveles que superar.

El premio Llauradó y el Caricato, son dos ejemplos de haberme encontrado con las personas correctas en el lugar correcto. Las personas son mis colegas y amigos de Asesinato en la Mansión Haversham (Dir. Ledier Alonso) y el espacio es la Nave Oficio de Isla.

-Tu actuación en la telenovela Viceversa ha sido un crecimiento en tu carrera profesional. Pudieras comentarnos cómo fue esta experiencia?

Yo diría que más que un crecimiento profesional, ha sido una experiencia maravillosa. En la televisión he hecho otros personajes que han requerido un mayor estudio y profundidad en el trabajo actoral, como lo fue Cloro, personaje de la teleserie LCB: La otra guerra.

En el caso de Viceversa, telenovela que en la actualidad dirige Loisys Inclán, el crecimiento ha ido más a lo personal. La telenovela, me reactivado los deseos de estar en otros medios de comunicación. Me ha recordado que no todo está perdido, mientras se ofrezca el corazón. Eduardo Eimil y Loisys Inclán me han hecho superar mis inseguridades como actor y creer en mí. Y ahí es donde podría radicar mi crecimiento. Pero más que un crecimiento, es un redescubrimiento. Y el aprendizaje que es constante. Cada proceso, hasta en la vida, es para aprender y superar niveles. El juego no acaba, hasta que se acaba.


0 comentarios

Deje un comentario



v5.1 ©2019
Desarrollado por Cubarte