Jazz Vilá: “No olvidemos que el teatro es magia”.


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El actor y director Jazz Vilá es un incansable memorizador de la realidad que le tocó vivir; y con tal sentido sus puestas en escena son screeeshot de la sociedad cubana contemporánea. Él, hace mucho tiempo ganó la verdad de que el teatro logra, como ninguna otra manifestación artística, capturar el momento de una época a partir de una narrativa individual, local o universal.

Versátil, incansable, creador inquieto, este actor, director y productor que respira marcado por la pasión del teatro abre las compuestas de su espíritu y -tras décadas de incesante trabajo profesional- comparte ideas esenciales que habitan en el norte de su brújula como artífice del arte sobre las tablas.

-¿En qué momento te saliste de ser el joven actor, carita bonita, y empezaste a construir tu propio proyecto?

-Siempre he tenido una gran inquietud, primero con el hecho de la importancia que tiene el teatro como un medio, como un canal transformador de los seres humanos. Recuerdo que, cuando empezaba, también tenía una Academia para jóvenes, para niños. O sea, siempre ha existido el hecho de la formación a través del teatro; y la propia obra de teatro en sí yo la veo como una manera de educar en algo: en determinadas ideas, en determinados sentimientos, en determinados puntos de vista.

“Soy heredero de cosas muy importantes, en las que creo que el teatro es fundamental: una, como dijo Bertolt Brecht, que el teatro primero que nada tiene que entretener. Y esa función la tenía cuando surgió en Grecia: era para entretener al pueblo, pero también a los emperadores. Por tanto, el teatro es para todos; el teatro no es un trabajo para élites”.

“El teatro es un hecho colectivo, tanto desde donde se hace cómo en la manera en que los espectadores lo reciben. Es un hecho colectivo en la construcción y en la recepción. Eso a mí me apasiona, y es lo que hace que yo me haya vuelto -quizás de manera inconsciente, pero también de modo consciente- en una suerte de heredero del maestro cubano Héctor Quintero: ese teatro suyo a sala llena, esas funciones que yo de niño vi, me marcaron para siempre”.

“Por supuesto, tienen que existir los clásicos, y mi autor favorito es Shakespeare, por su universalidad, pero el teatro es como yo siempre digo: un libro de historia. El teatro te habla de tu sociedad como ninguna otra manifestación. Si quieres conocer una sociedad, mira el teatro que se hace en ese momento”.

“Si ves las obras de Shakespeare te das cuenta de lo que estaba sucediendo en la Inglaterra isabelina. Tú ves las obras de Lorca y te das cuenta en ese momento de la lucha de esa Adela (La Casa de Bernarda Alba) que batalla como la República por imponerse al fascismo franquista. Y está ese teatro que tiene un sentido didáctico más directo; y está el otro que, a través de la comedia, a través de algo quizás más hilarante, también puede enseñar al espectador a entender otros puntos de vista, a entender otras realidades, y a entender la propia realidad desde un punto de vista todavía más positivo”.

-No haces un teatro experimental, tampoco creo que te interese el teatro dramático…

-Pienso que, al final, a cada uno nos ha tocado vivir en un contexto, y uno tiene que ser consecuente con ese contexto. Creo que la  realidad es ya bastante dramática; y creo que, en su función de entretenimiento, el teatro también debe ser una especie de escape, de algo donde la gente sienta que puede entrar en otro mundo. No olvidemos que el teatro es magia. Y es también una especie de iglesia -la gente va a la iglesia porque busca paz-; la gente va al teatro porque está buscando, entre otras cosas, entretenimiento. Y quiere buscar otra manera de la cual reírse”.

“Mi obra Farándula posiblemente tiene ese gran éxito porque la gente, puede que no sea vea a sí misma, pero puede que vea a su vecino, puede que vea a un primo, y lo viven y quien volver a la obra para que esas personas conocidas también la vean. Es la obra más vista en los últimos 30 años en Cuba. Desde los días del Maestro Héctor Quintero no pasaba un fenómeno así en el teatro. Y eso te genera al mismo tiempo un compromiso con los miles y miles de espectadores que han ido a ver la obra”.

“No creo que podamos monopolizar el teatro con todo tipo de propuestas, todo el tiempo, dramáticas o experimentales. Tiene que haber espacio para todo tipo de teatro: para el musical, para la comedia, para el teatro familiar”.

-Es un teatro que tú llamarías contemporáneo, el que haces…

-Totalmente.

“Mi compromiso está ligado al hecho del teatro como espacio necesario, dentro de una sociedad, para que la gente se vea, se distraiga, y reflexione -lo puede hacer desde la alegría- y se comunique con el otro. O sea, realmente para mí el teatro por eso es como una iglesia, porque están los que creemos en la fe de ese arte, y están los feligreses que son todos esos espectadores que llegan. Hay una comunión maravillosa que se da en el universo del teatro”.

-¿Entonces puede decirse que las historias que cuentas son contemporáneas?

-Contemporáneas y al mismo tiempo universales. Mis obras han sido presentadas en República Dominicana, Nueva York, Miami, México, y en cada lugar se entienden. A veces el teatro cubano es muy localista; o sea, lo entienden solo los cubanos.

-Una de tus obras fue llevada al cine…

-Farándula. La película está ahora en los cines de La Habana. Estrené esa obra en Miami, en el 2022 (la obra se puso en escena, por primera vez en Cuba, en 2018). “En Miami, recuerdo que el estreno fue en septiembre, y la productora principal, Mabel Toledo, cuando vio el impacto que tuvo en el público dijo: “Hay que hacer una película de esto”. Y ella, junto con Tony Cortés, su esposo, creyó en el proyecto, y en menos de dos meses de su idea estábamos rodando la película, que se hizo con un elenco internacional, para darle universalidad a la propuesta”.

“La trama transcurre en Miami pero sigue siendo una historia muy cubana e interpretada por actores cubanos, venezolanos, españoles, dominicanos, puertorriqueños, colombianos… Yo quise siempre que el primer estreno de la película fuese en Cuba. Y así ocurrió. De hecho, Mabel vino a Cuba, vinieron los actores al estreno que fue en el cine Chaplin, en La Habana, el año pasado, y justamente sucedió el día antes de que empezara la temporada nueva de Farándula. Y el estreno oficial de la película fue en el Festival de Nueva York. La película fue la que clausuró el Festival”.

“He tratado siempre que el arte sea puente de hermanamiento. En la película hay actores que ya no viven en Cuba, pero están en el filme. Al final, se trata de algo histórico, porque es primera vez que se pone una obra de teatro y al mismo tiempo se está poniendo la película en la red de cines de la capital”.

-¿El valor que tiene para ti hacer arte desde Cuba?

-Es una elección de vida. Uno toma un propósito en la vida y en ese sentido lo defiende. Me siento feliz de poder dedicarme a hacer lo que me gusta hacer y lo que hago en la vida, y si lo puedo hacer en Cuba y desde Cuba también lo puedo llevar a otros lugares, ¿por qué no? Lo que me queda es trabajar, para tratar de restaurar la enseñanza artística en Cuba desde el punto de vista del teatro, que creo que está lamentablemente en su peor momento: porque lo que ya era bueno se dejó deteriorar, y porque faltaban cosas que necesitamos trabajar. Por ejemplo, no hay atrecistas, no hay utileros, los oficios del teatro no están, no se enseñan. Y lo otro es que no hay una escuela de dirección escénica. Tiene que haberla.

“El teatro es efímero, no siempre quienes administran cultura lo saben ¿Dónde está la memoria reciente del teatro cubano? No hay fotos, no hay vídeos. Mi patria cultural sin dudas es tener en Cuba un espacio propio para ensayos, puestas, clases, academia. Un centro multicultural desde el barrio. No pido más”.

“Me anima el mismo entusiasmo de cuando, siendo un joven aficionado de 17 años, llegué a mi primer ensayo en el antiguo cine México del popular barrio del Cerro en La Habana. Entonces pensé que aquel lugar tenía ángel. Allí comenzó todo, y la pasión dura hasta hoy”.

 

 

México, siempre México.

“A finales de septiembre viajaré a tierra azteca con mi compañía Jazz Vilá Project, esta vez como invitado al Festival Cultural de la UNAM. Voy con los actores Raiza de la Caridad de Beche, Beatriz

González Viñas y Enrique Bueno Rodríguez, cumpliendo con una invitación para participar en la 3ra. Edición del Festival. Nos presentaremos el jueves 26 y viernes 27 de septiembre en el Centro

Cultural Universitario de la mayor universidad de México”. Posterior a la primera función, Jazz Vilá ofrecerá una conferencia - en el mismo lugar- sobre el proceso de montaje de la obra y su impacto en la sociedad cubana. El Centro Universitario de Teatro, dentro de la Universidad, es un prestigioso espacio donde se han formado actores relevantes de la escena mexicana y latinoamericana; Farándula será un pretexto para celebrar la cultura cubana junto al pueblo de México.


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