En una entrevista que recién diera a Cubarte Isabel ..."/> En una entrevista que recién diera a Cubarte Isabel ..."/> Portal Cubarte  -  Isabel M. Pérez Pérez: ArteCubano es un laboratorio (II parte y final)

Isabel M. Pérez Pérez: ArteCubano es un laboratorio (II parte y final)


isabel-m-perez-perez-artecubano-es-un-laboratorio-ii-parte-y-final

En una entrevista que recién diera a Cubarte Isabel María Pérez Pérez acerca de una de las exposiciones colaterales de la próxima Bienal de La Habana, Zona Franca, de la cual es curadora general, se refirió en alguna ocasión al estilo de trabajo que emplean en ArteCubano ediciones, entidad que dirige dentro del Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP).

Precisamente la celebración este 2015 del aniversario 20 de la Editorial, específicamente de su revista homónima, es tema obligado para reanudar el diálogo.

“La editorial nació en un momento complejo del país: en el año 1995, en pleno Período Especial. En ese momento se crea el sistema de premios del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, surge la revista ArteCubano y con ella la editorial que de alguna manera iba a gerenciar su trabajo.

Luego nace Noticias de ArteCubano como el complemento de la Revista, como la publicación que podía ser una especie de termómetro que marcara lo que estaba pasando en el sistema expositivo de todo el país.

A partir de ahí también aparece la necesidad de acompañar estas producciones de publicaciones periódicas con colecciones, libros, catálogos.

¿Qué caracteriza en específico a esta Editorial?

La Editorial tiene la particularidad de que es la única del país especializada en artes plásticas y trabaja con el sector de la cultura que, probablemente, tenga una mayor visibilidad, tanto nacional como internacional, y que en los últimos veinte años ha cobrado mayor protagonismo dentro de las otras manifestaciones de la cultura.

Nada se ha desarrollado tanto exponencialmente, ni ha tenido esos altos grados de legitimación como las artes visuales dentro del contexto cultural cubano. Eso ha obligado a la Editorial a seguirle el ritmo a la producción de la que ella debe ser eco, a retar sus propios resultados de trabajo.

En estos momentos desarrolla la colección llamada Espiral con monográficos de artistas cubanos, y otra colección para libros de pensamiento generados alrededor del arte cubano en los últimos quince años. Produce además una serie importante de libros y catálogos, publicaciones adjuntas, coediciones que de alguna manera complementan esa misión. También tiene a su cargo al Portal de las Artes Visuales en Cuba y una publicación digital de reciente circulación, HazLink.

ArteCubano, la revista que llega ahora a los veinte años, es una gran familia. Siempre digo que es como los Van Van, que es la orquesta insignia de la música cubana pero también un laboratorio, una escuela.

De alguna manera la Editorial es también esas tres cosas: Es la Editorial especializada del país, pero también es un laboratorio, pues siempre se ha enrolado a lo largo de su historia en muchos proyectos de experimentación, de investigación que superan las prerrogativas o misiones de una editorial.

Del mismo modo ha sido una escuela. Creo que desde Frémez, que fue el que inició la Revista, la mayoría de los grandes editores y de los grandes diseñadores cubanos han tenido de alguna manera una relación con la Editorial, una relación con la Revista, la cual constantemente hace encargos especiales a otros diseñadores, entretejiendo todo el tiempo una red alrededor de la visualidad.

Nosotros tenemos un equipo de diseñadores y de editores, pero siempre andamos buscando gente joven. Algunos se quedan, otros se van a otros trabajos, pero de alguna manera esa rotación de talento por la Editorial ha hecho que siempre los niveles de expectativa vayan creciendo.

Creo que el mayor compromiso que ha tenido la Revista —que sigue siendo la publicación insignia, la publicación de colección, la de lujo— y las publicaciones que la rodean, es acompañar y dejar para la memoria de la nación un relato del arte cubano.

El periódico, sin dejar de ser noticioso, sin dejar de tener reseñas, ha tratado de hacer siempre ese paneo, de seguir esa obsesión nuestra porque todo lo que tenga nivel, visibilidad, reconocimiento y necesidad de ser visionado mañana, quede hoy en nuestras publicaciones.

Actualmente en Cuba tenemos el privilegio de que hay un gran interés nacional e internacional por las artes plásticas, y surgen y mueren muchos proyectos editoriales. Tanto generados aquí, como en el exterior, que se refieren al arte cubano.

Pero el privilegio que tienen nuestros artistas de disponer de una editorial que se va a mantener todo el tiempo ajena a los dictados del mercado, ajena a los dictados de las modas, creo que es lo que le permitirá al arte cubano tener una narrativa de lo más importante que ha sucedido a lo largo de su historia.

Bienvenidas sean entonces todas las otras narrativas que de alguna manera ayuden o entren en contradicción con nuestras posiciones, pero que también colaboren a conformar ese variopinto sistema que son hoy las artes plásticas en Cuba, un terreno extendido, impreciso, rico y divergente.

¿Cuál es tu mayor insatisfacción como directora de la Editorial?

Mi mayor insatisfacción tiene que ver con nuestra incapacidad para sensibilizar a los agentes que de alguna manera comparten el trabajo con nosotros y que están responsabilizados con la importación de la Revista.

Desde 2006 estoy dirigiendo la Editorial, y de entonces para acá se ha complejizado cada vez más la capacidad de las entidades importadoras de cumplir con los plazos, de crear las estrategias que permitan un flujo de la publicación, mantener su necesaria periodicidad.

No se trata del financiamiento, que está cubierto por parte del Ministerio de Cultura. Lo que no tenemos es un esquema que permita entregar en enero una revista para su impresión y tenerla de regreso al país por lo menos en marzo. Hoy podemos haber entregado una en junio pasado y todavía no haberla podido presentar todavía en diciembre.

Los cuatro números de 2014 fueron realmente angustiosos, y todavía en esta altura del año es que recién logro firmar un contrato que me permite entregar para su impresión el primer número de 2015.

Esos complejos mecanismos que acompañan la gestión de impresión y de importación de la publicación hacen que hoy nosotros incumplamos con todas las expectativas y compromisos.

Lamentablemente no hemos podido sensibilizar, comprometer a este sector que es vital porque es el que, de alguna manera, vehiculiza la posibilidad de tener la revista, los libros y todo lo que se imprima en el exterior, que es alrededor del 70 por ciento de lo que hace la editorial.

Isabel, a inicios de año viajaste a Francia acompañando a la colección del Consejo Nacional de las Artes Plásticas incluida en la exposición de casi trescientas obras de arte cubano, inaugurada el pasado 20 de febrero en la isla de Córcega. Háblanos de esta experiencia.

Creo que ese ha sido uno de los proyectos más audaces que involucra al arte cubano en los últimos cinco años. Ciertamente para nosotros ha sido un privilegio participar en un proyecto como ese, el más grande que ha ido a Europa y a Francia con una exposición tan abarcadora y con obras de nuestras colecciones fundamentales.

Phillipe Costamagna, que es el director del Palacio Fesch, Museo de Bellas Artes de la Villa de Ajaccio, poseedor después del Louvre de la segunda colección de arte clásico más importante de Francia; es un audaz intelectual y creo que tuvo una visión muy particular del arte cubano cuando concibió este proyecto que cerrará a finales de mayo próximo.

Ellos llegaron aquí a partir del interés que les desató el Museo Napoleónico, por ser Ajaccio la tierra de Napoleón y por haber sido su tío, el Cardenal Fesch, quien reunió la primera parte de la colección expuesta en el Palacio, en la que hay una gran cantidad de obras que tienen que ver, por supuesto, con el Período Napoleónico.

A partir de esa visita se interesan en el arte cubano y surge la idea de esta exposición para la cual hicieron una selección en tres grandes colecciones: la del Museo Nacional de Bellas Artes, la más importante del país; la de la Fototeca de Cuba y la colección del Consejo Nacional de las Artes Plásticas.

En Bellas Artes, además, ellos se quedaron impresionados con la colección de arte francés que posee esta institución nuestra y el Museo desmontó por vez primera la sala que le tiene dedicada y dispuso sus obras para que también viajaran a Ajaccio.

En cuanto a las piezas de arte cubano escogieron allí una muestra que, de alguna manera, propone una narrativa del arte cubano de Laplante hasta Raúl Martínez.

En la Fototeca de Cuba también hicieron una selección en la que estuvo involucrado su director, Nelson Ramírez de Arellano, a modo de panorámica de determinadas aristas de la fotografía cubana. Una panorámica que trató de buscar motivaciones que se alejaran de las que clásicamente tienen las exposiciones de este género y que comenzó con la obra de los más contemporáneos hasta las del Club Fotográfico de La Habana.

Como tercer núcleo para la exposición de Ajaccio estaban las obras, cuya data se correspondiera con el surgimiento del Premio Nacional de Artes Plásticas para acá. Las más contemporáneas, como decían ellos. Son las obras que tiene en su colección el Consejo Nacional de las Artes Plásticas.

¿Cómo resultó el montaje de esas obras nuestras allá?

Cuando llegamos a Ajaccio tuvimos la alegría de que habían dedicado una sala espectacular a la fotografía y varios de los salones del Museo a las obras de Bellas Artes.

Sin embargo, como las obras de la colección del Consejo eran más instalativas, habían decidido que compartieran las salas de exhibición permanentes del Palacio Fesch e hicieron una especie de relación que tenía que ver con los propios temas de sus diferentes salones.

Por ejemplo, en una de las salas que está dedicada a la coronación de Napoleón, donde están los grandes lienzos de la coronación y las vitrinas con todos los atributos y joyas de la historia de Napoleón, ubicaron la obra de René Francisco y una instalación de Jeff que se titula La defensa del pueblo, la cual consiste en cincuenta retratos que debajo tienen un fusil de siete metros de largo.

En las salas del retrato clásico estaba Mabel Poblet, por citarte otro ejemplo. Ellos desmontaron algunas de sus paredes e hicieron coexistir estas obras. Todo el tiempo crearon ese contraste que pienso busca defender la tesis de que el arte tiene grandes temas que han sido recurrentes a lo largo de toda la historia de la humanidad.

Temas que se han apreciado de una u otra manera y adquieren uno u otro significado en dependencia del contexto donde tú lo estés exhibiendo, pero que en última instancia puede haber una relación totalmente horizontal entre la reflexión de un artista del siglo XVI y lo que puede estar haciendo hoy cualquiera de nuestros más jóvenes creadores.

Realmente fue una exposición hecha con un exquisito tino, con una sensibilidad especial de este curador que estuvo acompañado por los responsables de cada una de las colecciones en nuestro país: Máximo Gómez por la del Museo Nacional de Bellas Artes, Nelson Ramírez de Arellano por la de la Fototeca de Cuba y yo por la del Consejo Nacional de las Artes Plásticas.

Estuvo también con nosotros Gilbert Brownstone, el presidente de la Fundación Brownstone, quien tuvo una gran relación con el Museo y con el curador a lo largo de su vida en las instituciones francesas y que posee un gran conocimiento del arte cubano. Incluso prestó algunas piezas de la colección de la Fundación que ayudaron a tener una lectura más plural.

Es realmente un gran acontecimiento. Es mostrar como dos islas con historias muy particulares pueden tener una relación entre sí capaz de superar cualquier atavismo de las diferencias culturales. De hecho no hay diferencias culturales porque las obras más preciadas de su gran Museo están compartiendo escena con cualquiera de las obras cubanas.

En una ciudad pequeñísima la noche de la apertura fue una explosión de público. Ellos conjugaron la exposición con presentaciones de algunos músicos cubanos como Carlos Varela y Hernán López Nussa, grupos de teatro y presentaciones de libros. Hicieron como una gran jornada de nuestra cultura bajo el título de Ajaccio a la hora de Cuba.

Creo que esta es la manera en que la cultura cubana impacta al mundo. Un curador que tiene la posibilidad de hacer esa muestra con cualquier gran colección del mundo decidió destinar todos los financiamientos de dos o tres años de trabajo para poner a dialogar a Francia con lo mejor de la cultura cubana.


0 comentarios

Deje un comentario



v5.1 ©2019
Desarrollado por Cubarte