Cotidiana, así titula el artista cubano Inti Hernández (Santa Clara, 1976) a su exposición personal en la Galería La Acacia, ubicada en el No.512 de la calle 18, e/ 5ta y 7ma en el municipio Playa. La muestra, inaugurada el pasado 14 de septiembre, se conforma con piezas creadas o recreadas para la ocasión y pertenecientes a varias colecciones y series que han caracterizado el quehacer del artista cubano durante los últimos años.
Ya desde el portal de la casona, nos reciben dos piezas de su colección Balance Cubano, de la serie Necesidades Humanas. A la derecha, Comunidad de tres, visto Detrás del Muro durante la última edición de la Bienal, donde tres sillas mecedoras parecen
girar en torno a un eje que comparten. Al otro lado de la puerta, la Comunidad de cinco, donde se
agrupan a manera de tertulia cinco
balances con un diseño diferentes al del trío, pero igualmente tradicional
y cubano.
Al entrar por la derecha, se nos brinda como apetitivo, Tenemos sed, tenemos tiempo, la talla hiperrealista de una limonada. La composición agridulce de un modo y un medio de “refrescar”.
Más adentro, la video- instalación A la cabeza de la mesa se sienta la gente, también de la serie Necesidades Humanas. Conformada por la video-proyección de una puerta, por donde se ven transitar las gentes y los autos de un pueblo cubano cualquiera, y por una lujosa mesa con los restos de una gran cena con la que quedó inaugurada la Expo. Happening del que solo quedan sus huellas y donde reside la clave esencial de la pieza. Ese acto de degustar esos exquisitos manjares y finos vinos, en paralelo y al margen de los que pasan y miran -sin ver-; ese goce opíparo o conmoción ante esas otras vidas anónimas que pasan, tan reales o ficticias como las sienta o quiera ver cada participante. Lograda representación “otra” y no formal, de otro “balance cubano”, la reproducción “situacioncita” de los que consumen todo el desdén que sobra.
En el tercer local, de la galería, dialogan o confrontan criterios, dos balances unidos en la pieza Balance Cubano (comunidad de dos, imposible). De esta colección ha dicho el propio artista: “En esta serie de obras, un inesperado e impuesto carácter colectivo sacrifica la gracia del movimiento de balanceo y hace rígido un mueble que podría estar allí para complacer al individuo mientras conversa, participa y dialoga con una posible colectividad”[1].
La video-instalación Tras las pistas del dinero, ocupa el siguiente espacio. La obra imita a las cotidianas alcancías de cerditos, pero esta vez el cuerpo tiene forma de caja y la cabeza del animal de cerámica esmaltada ostenta una corona de metal con piedras preciosas. Desde la caja, un “gancho” lumínico y sonoro, invita a ver a través de la obertura para echar monedas. Con esa naturaleza performática, consigue Inti, retrotraernos a otro “balance cubano”, ahora entre el costo y el beneficio de nuestros actos, pues mientras más dinero entra a la caja, menos queda visible el table PC que reproduce en el interior de la alcancía nuestras más rutinarias escenas de vida.
Al retornar y a la izquierda de la galería, encontramos el taller de la casa, con dos piezas de la colección objetos inútiles. En el centro Tenemos calor, tenemos tiempo, consistente en la meticulosa talla en madera de las piezas sueltas -en el piso y sobre una mesa- de un ventilador de pedestal. Y colgado en unas de las paredes también tallado, un cepillo y un recogedor.
Objetos “bellamente realizados pero completamente inútiles” y que funcionan como alegorías al decir del propio creador, a esas “muchas aparentes “soluciones” de los problemas de esta vida, que son soluciones que vienen a entretenernos pero no a resolver los problemas que les dan origen” [2].
No puedo dejar de referirme a la obra más extendida de la muestra, me refiero a otra variante de su ya conocida Propia iniciativa de la serie Compartiendo la Experiencia y donde el artista transfiere el diseño del patrón del piso de su habitación, de su casa, a los espacios públicos, en este caso a los pisos interiores de la galería. Acción con la que pretende contrastar el cuidado, la limpieza y belleza de lo propio o privado, frente al abandono, suciedad y fealdad de lo urbano o público. Tema universal, pero que adquiere particulares matices en la Cuba de hoy.
Cotidiana es entonces el corte transversal de una casa cubana, pero también de una actitud cubana. Una bella y conmovedora exposición que para suerte de los que aún no la han disfrutado, extenderá su cierre hasta el 6 de noviembre próximo.
Notas:
1. http://intihernandez.com/es/portfolio/balance-cubano/
2. http://intihernandez.com/es/portfolio/tenemos-calor-tenemos-tiempo/
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