La exposición de grabados «Trece conjuros a la memoria» del pintor, grabador y muralista mexicano Antun Kojton quedó inaugurada en el espacio que ocupa en La Cabaña la Colección Sur Editores en la Feria Internacional del Libro.
Más de 30 pequeños grabados componen la muestra que es parte de una serie que el artista inició en el año 2011 y que pretende llevar a mil piezas; actualmente ha realizado más de 700.
«Trece conjuros a la memoria», persigue expresar la conexión entre el lenguaje mítico de los pueblos mayas y la vida contemporánea. Representa en el lenguaje de los ancestros una obra gráfica que intenta conectar con los jóvenes para preservar la memoria como una herramienta frente al olvido.
Antun Kojton, nació en Tenejapa, México, en una familia con una visión muy tradicional y abundante del conocimiento ancestral por lo que su obra profundiza en la filosofía de su cultura, y a la vez se considera un artista autodidacta.
Sobre sus obras este creador visual explicó en la apertura de la exhibición: «En ellas está la visión de la memoria del chamanismo y la trasmutación; para nosotros todo vibra: el árbol tiene vida, tiene comunicación y está entrelazado con la vida de los seres humanos; cualquier ser vivo vibra y es respetado en el mundo maya».
De igual manera reveló que para su cultura el cuerpo humano también está integrado con el sol; el sudor es del sol; la sangre pertenece al agua; la respiración pertenece al viento y la masa corporal a la madre tierra.
Sobre su actual concepción estética comentó que se encuentra trabajando la línea, tanto en la pintura como en el grabado, de la búsqueda de la luz que habita dentro de los seres;«en la técnica pictórica convencional la luz se busca fuera de los seres y los ilumina, pero para mí hay mucha luz dentro de nuestro cuerpo espiritual y trasmite distintos colores».
Sobre esta particular visión, el artista conversó con el Periódico Cubarte.
Quisiera que por favor ampliara esta, su idea, de buscar y pintar la luz que existe dentro de los seres.
En la cultura maya cuando se diagnostica una enfermedad se sabe por su tipo de color si es rojo o negro.
En el manejo de la energía por parte de los chamanes y en la trasmutación en ciertos animales, principalmente cuando se trasmutan en jaguar, se dice que hay varios tipos de jaguares: blanco, negro, verde, rojo y esos son los tipos de luces, de energía que se maneja dentro del chamanismo.
En esta propuesta de creación que estoy desarrollando busco esta contraparte, no es como imponer una contratécnica sino que es la manera de interpretar los personajes que pinto, buscando la luz que viene de adentro de cada uno. Considero que cada ser humano aporta una luz interna, su fuerza interna y esas luces son de distintos colores, pueden ser muy blancas, negras, rojizas, según sea la energía de cada persona.
¿Y cómo logra usted ver esa luz y su color?
En el proceso de la creación se sumerje uno en un campo de información muy amplio… entonces hay momentos en que llega mucha información y la pintura misma te va guiando… nunca impongo mis ideas sobre un lienzo, sino que la pintura me va guiando.
¿Cómo funciona en cuanto al grabado?
Antes de grabar yo hago muchos bocetos; para esta serie, de la que una parte estoy presentando aquí, la idea es soltar toda idea, toda imagen que me está llegando que considero es una información que es corporal, visual, momentánea, pero también genética, aunque en el grabado, al ser en blanco y negro no puedo manejar lo colores como en la pintura.
¿Qué va a pasar cuando termine de hacer los mil grabados?
Voy a hacer un gran mosaico con la idea de interpretar esa fragmentación de la memoria ancestral del pueblo colonizado.
¿Por tanto aludirá a todos los pueblos que fueron colonizados, no solo al pueblo maya?
Sí, ese es uno de mis objetivos: que esta interpretación sea universal.
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