La exposición Del cielo a la tierra, del fotógrafo Rolando Remedios, quien se hace llamar “El cazador de rayos”, quedó inaugurada en la galería del Taller Amelia Peláez del capitalino barrio de Santos Suárez.
Sarahy Martínez, especialista de la Galería de Arte del municipio Diez de Octubre, tuvo a su cargo la curaduría y presentación de la muestra y confesó que “me llevó a hacer esta curaduría lo sincera que es; a veces lo curadores nos inventamos mundos mágicos inexistentes alrededor de la obra de arte para convertirla en lo que no es; no es el caso”.
Explicó además que la obra de Rolando no habla de la metáfora de “ninguna contrapelusa, no se inventa ningún mundo nuevo, ni ninguna magia que viene del más allá ni mucho menos; es una persona sumamente sincera, que está atraído por un fenómeno natural, por el cual se ha dejado arrastrar, a pesar de ser un ejercicio artístico peligroso”.
El conjunto está conformado por once fotografías en impresión digital sobre vinilo, a propósito de lo cual Sarahy comentó : “ es un artista muy exigente, no se encuentra del todo satisfecho porque las tonalidades no son exactamente las que él hubiera querido, pero cuando la fotografía abandona el papel y se posa en otras superficies no es lo mismo”.
En las palabras del catálogo la curadora afirma: “Él se encarama en la azotea a cazar rayos (…) le gustan en estado salvaje, solo los muestra luego de domesticarlos”.
El artista por su parte narró brevemente cómo comenzó a “cazar rayos” algo que creía imposible “pero era tanto mi deseo de capturarlos que un día empecé e hice la primera fotografía, pero en esa madrugada sentí truenos y me levanté y algunas de las que hoy mostramos son de esas primeras que tomé hace cinco años”.
Remedios dijo también que esta es una pequeña muestra de la exposición general que ha sido exhibida en Galería de Diez de Octubre y en la maqueta de La Habana y que la integran obras del total de 350 con este tema que ya ha realizado el artista, que sin embargo no cesa en su empeño.
“Todavía me sigo levantando de madrugada y cazando rayos; he pasado mis sustos porque a veces he tenido la tormenta arriba y he tenido que subir a la azotea con un paraguas. Todas las fotografías que hoy les muestro con todo corazón, han sido captadas desde la azotea de mi casa y no he dejado de tener miedo sobre todo que cuando los he tenido muy cerca, pero bueno dicen que cuando te caen no sientes nada”.
De profesión electricista, devenido fotógrafo, alumno del inolvidable profesor Edgardo Carulla, este artista literalmente arriesgado declaró: “Durante mucho tiempo quise capturarlos, pero pensé que era irrealizable, pero ya le he cogido el golpe a los rayos”.
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