En la sala Fresa y Chocolate, centro cultural del ICAIC en el Vedado, se encuentra abierta al público, durante todo febrero, la exposición Isla Negra-Isla Verde, como hermoso homenaje a uno de los más grandes poetas de América, el chileno Pablo Neruda, a los 45 años de haber recibido el Premio Nobel de Literatura.
“Por la poesía de Neruda pasa Chile entero, con sus ríos, montañas, nieves eternas y tórridos desiertos. Pero sobre todas las cosas, por ella están el hombre y la mujer. Por eso está presente el amor y la lucha social (…)” Expresó Salvador Allende, 1971.
Colmada de espectadores de diferentes edades, pues además de adultos también estuvieron presentes niños, niñas y adolescentes, esta exposición tiene como impronta la pasión y el amor de los creadores, lo cual salta a la vista desde el mismo instante en que observamos cualquiera de las obras o leemos las poesías.
Si tuviera que buscarle un calificativo al proyecto Isla Negra-Isla Verde sería exquisito, porque en realidad deviene en regalo visual para los amantes de la belleza y el sentimiento profundo. Muchas fueron las opiniones cargadas de elogios que escuché entre los asistentes.
La muestra se compone de obras de artistas de la plástica acompañadas por poesías inspiradas en el poemario de Neruda Veinte poemas de amor y una canción desesperada, y como expresó la principal mentora, Yuray Tolentino Hevia: “Una vez más literatura y artes plásticas se abrazan”.
Cada pintura es acompañada por una poesía iniciada con un versículo correspondiente a uno de los poemas de Neruda. Entre pintores y escritores participan 44 cubanos y cubanas de las provincias La Habana, Mayabeque, Artemisa, Pinar del Río y el municipio especial Isla de la Juventud.
El Premio Nacional de Artes Plásticas Ever Fonseca es el autor de la obra que acompaña la poesía de Yuray Tolentino que ofrecemos a continuación:
Poema 13
He ido marcando con cruces de fuego
mis pasos sobre la Isla
por si un día… decido no regresar
el olor de la ceniza guíe el camino
para que mis huesos puedan descansar
junto a mis muertos.
en un caballete crucificaré la inocencia
con la risa de los siete años.
ahora busco entre quimeras banderas
para dar de comer a las utopías, y solo
encuentro ade-enes
con pasaportes en otros idiomas
y una generación frente a un mar
lanzando monedas a la débil gloria o quizás al olvido.
si pudiera a estas nuevas alas de titanio
les pintaría una flor y el murmullo...
de la casa vieja con la almíbar del merengue
pegada en los zapatos.
si pudiera.
todos se han ido
menos el silencio que duele más que las palabras
y la fe que me sostiene cuando caigo de rodillas
más no puedo morir ahogada
porque ahora solo quedan:
los fantasmas, mi sobrina y mi madre.
en tiempos de tormentas, sobran las lloronas.
(Yuray y Ever Fonseca).
Otros dos artistas de las artes plásticas que igualmente son Premios Nacionales, exponen en Isla Negra-Isla Verde, son ellos: Osneldo García y Pedro Pablo Oliva. Y, uno de los poemas más breves y hermosos se le debe al destacado periodista y escritor Froilán Escobar, que acompaña la obra de la poeta y pintora Wayna Escobar Díaz, disfrutémoslo:
Poema 19
Niña morena y ágil, el sol que hace las frutas
corre por el lomo del planeta
a la velocidad de su vieja luz.
Parece apurado por recorrer la ruta.
Hay un amanecer en la vía láctea
donde lo esperas tú.
(El breve de Froilán y la pintura de Wayna)
La única vez que visité Chile hice realidad un sueño en compañía de los amigos Sara y Juan Bronzic: visitar la Isla Negra donde Neruda tenía su extraña y bella vivienda que me pareció un gran barco lleno de mascarones, botellas, caracoles y otros objetos muy viejos como sacados del mar. Su mesa donde escribió parte de sus poesías es un grande y ancho madero que según me contaron, él mismo tuvo la paciencia de esperar que las aguas bravas lo depositaran en los rompientes de las olas, próximo al hogar.
Allí se inspiró y le dio final a una estremecedora poesía:
Ven a mi alma vestida de blanco, con un ramo
de ensangrentadas rosas y copas de cenizas.
ven con una manzana y un caballo,
porque allí hay una sala oscura y un candelabro roto,
unas sillas torcidas que esperan el invierno,
y una paloma muerta, con un número.
En esa Isla Negra pasó el poeta mucho tiempo, y en Cuba, Isla Verde, los artistas y escritores de la novedosa exposición se inspiraron en ambas para nombrar al proyecto Isla Negra-Isla Verde, que fue auspiciado por la Asociación Hermanos Saíz y su sistema de becas El Reino de este Mundo (beca obtenida en el 2015 por la artista de la plástica y diseñadora escenográfica Yenislei Bethencourt Castro); la colaboración del Proyecto 23 ICAIC; la ONG PAN (Protección al legado Nerudiano) de Chile, y la cooperación de la ONG Mundabat.
Muy destacados son los trabajos de todo el equipo que hizo posible la inauguración de la exposición colectiva, como el de la curaduría a cargo de Yuray Tolentino, así como el del productor Waky, Alejandro Suzarte.
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