El 23 de marzo del año 2016 tuvo lugar en la sala Carles Chaplin la premier del documental El camino de la vida, dirigido por Isabel Santos, con el cual, la extraordinaria actriz cubana entregaba al público su tercer documental, que celebró el aniversario 57 de la fundación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos.
La eterna Nereida del filme Clandestinos (1988), de Fernando Pérez, demostró que las piezas anteriores le habían aportado una maestría especial para desenterrar la información de sus testimoniantes, pues logró, que de una manera muy natural y espontánea, la nonagenaria Isabel Álvarez Morán le contara su historia estrechamente vinculada a la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial, y el cerco de la Alemania nazi a la ciudad rusa de Leningrado, a los cuales sobrevivió, y también revelara sus experiencias de la postguerra en la URSS y de su vida en la Revolución cubana.
El guion de El camino de la vida, también es de Isabel; la fotografía de su compañero en la vida, el excelente artista Rafael Solís Hernández; la edición estuvo a cargo de Beatriz Candelaria; la producción de Carmen R. Durán; el sonido fue de Diego Javier Figueroa Torres, y la música original del cantautor cubano Amaury Pérez Vidal.
La realizadora descansa en el libro autobiográfico de la asturiana Isabel Álvarez Morán, Historia de una niña de la guerra, que fuera publicado por la Editorial de Ciencias Sociales en el año 2012; pero Isabel va más allá, porque consigue, desde la emoción y la sensibilidad que imprime al diálogo con la sobreviviente de tantas guerras, la expresión sentida de los recuerdos.
Eso enaltece al audiovisual, sin apelar a las lágrimas, alcanza a conmocionar desde la cruda verdad de una parte determinante de la historia de la humanidad arrancada a una protagonista privilegiada, una mujer que no solo vivió las contiendas sino que supo comprender la esencia de esas realidades para la gente y que al paso de los años evoca con sabiduría.
El buen binomio que logran Santos y Solís, se evidencia en este documental; la respuesta que busca la guionista y directora, la encuentra el fotógrafo en las imágenes que capta, las que van apoyando el discurso narrativo testimonial con una atinada profundidad en las referencias históricas, y la agudeza, perspicacia y sentido del humor de Isabel Santos también están en El camino de la vida.
La historia de Isabel contada por Isabel
Desde Asturias salió Isabel Álvarez junto a miles de niños españoles de la guerra en un barco que en una travesía de 3 días los dejó en un puerto francés de donde zarparon en un buque soviético con destino a Leningrado, a la Casa para Jóvenes de esa ciudad rusa.
Isabel comenzó a estudiar licenciatura en Enfermería, al año, el 22 de junio de 1941, comenzó el ataque de las tropas de Adolf Hitler contra la Unión Soviética, considerada la operación militar fascista más grande de la Segunda Guerra Mundial.
Entonces la mayor parte de los niños fueron evacuados más allá de los Urales, al Asia Central y al Cáucaso, pero medio centenar de jóvenes quedaron en Leningrado, entre ellos Isabel Álvarez.
Ante el ataque a Leningrado que perseguía la toma de esa ciudad, los soviéticos construyeron una intrincada defensa alrededor de la ciudad, camuflaron edificaciones históricas y colocaron explosivos por todo el subsuelo para volar la ciudad si era tomada.
Hitler indicó que se asediara Leningrado, y se dejara morir a la población por el hambre y el frío.
El sitio duró 2 años, 4 meses y 19 días, desde el 8 de septiembre de 1941, hasta el 27 de enero de 1944; era una ciudad sin luz, sin agua, sin combustible, sin comida; los pocos suministros que llegaban venían a través del lago Ládoga, llamado «El camino de la vida», de ahí el título del audiovisual.
Con la llegada de la primavera, se organizaron brigadas especiales para recoger los miles de cadáveres que emergían al derretirse la nieve, y luego, antes de que se descongelara, los sitiados fueron traslados a través de «El camino de la vida» en autobuses, de noche, con el peligro inminente de que se quebrara la superficie del Ládoga.
Isabel Álvarez y otros lograron sobrevivir, pero la cantidad de muertos hasta ser liberada la ciudad superó la cifra de un millón 200 mil personas, según se estima.
El entonces Soviet Supremo de la URSS condecoró a Isabel Álvarez con la medalla Por la Defensa de Leningrado y luego le dieron la tarea de trabajar como traductora en Cuba, a donde llegó con 39 años.
Trabajó en la Universidad de La Habana, en la Academia de Ciencias, se desempeñó en múltiples actividades como traductora y se casó con un viudo español que tenía una pequeña que se convirtió en la hija de Isabel y que la cuidó siempre pues esta fuerte mujer, al paso de los años sufrió mucho por los padecimientos de la guerra y lo terrible de sus recuerdos.
El camino de la vida, es la memoria del pasado pero en su concepción se actualiza en idearios y sentimientos, mantiene vigencia por su esencial contenido humano, y es también un tributo, desde el corazón y la contemporaneidad, a tantas mujeres heroínas y mártires, de tantas guerras mundiales y cotidianas, conocidas unas, como Isabel Álvarez Morán, anónimas otras, pero que han empujado el carro de la historia con bondad, ternura, inteligencia y valentía.
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