Dentro
de las propuestas del estand de Ediciones Unión en el Complejo Militar Morro
Cabaña, Patrimonio Cultural de la Humanidad, se encontra el libro Historiografía e identidad en la
arquitectura cubana, de la profesora Eliana Cárdenas Sánchez (La Habana,
1951-2010), un texto de encomiable valía no solo para historiadores,
arquitectos y especialistas que desde su saber centran la atención en los
procesos identitarios, sino también para historiadores del arte, sociólogos,
antropólogos y todos aquellos que vinculan su trabajo con el espacio
construido, uno de los elementos que tributan al patrimonio cultural de la
humanidad.
Tras un fugaz acercamiento a esta obra, dos posturas me llevan a este comentario: primero, el reconocimiento de algunos de los aportes de Eliana Cárdenas a mi trabajo; segundo, la posibilidad de que pueda este texto contribuir a la divulgación de su libro.
Literatura, historia y patrimonio construido
Entre 1999 y el 2000 tuve la experiencia de
ser alumno de Eliana Cárdenas en el curso que impartiera en la Maestría en
Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos en la Universidad de
Camagüey. Ante mí, se reveló la investigadora que lejos de dar por concluida
sus indagaciones, mantiene abierto un espacio para nuevos horizontes y, en
particular, para entender las expresiones culturales que emanan en otros
contextos. Interesada en registrar el acontecer en la arquitectura nacional,
Eliana abrió a sus alumnos las puertas de la revista Arquitectura Urbanismo e hizo suya la tarea de evaluar los artículos
a publicar.
Pero mi primer acercamiento a su obra está
relacionado con el hecho de asumir a la literatura como documento histórico,
como fuente de información para los estudios desde la historia del arte. El
tomar a la ciudad por objeto de estudio desde una concepción de permanente
diálogo entre morfología urbana y la vivencialidad, manifiesta en el uso que de
los espacios arquitectónicos y urbanos hacen los que moran en ella, demanda de
una visibilidad de la vida en el entorno urbano. La literatura ofrece esa
posibilidad, y aunque antiguos son los métodos y herramientas puestos en
función de ello, lamentablemente todavía son numerosos los espacios en los que
su concepción como fuente documental resulta un polémico y espinoso asunto.
Vital
resultó su libro José Martí: arquitectura y paisaje urbano (1988) para mi proyecto “La estructura del
pensamiento crítico martiano” (2003), al servir de referente junto a los
trabajos “Urbanismo,
arquitectura y sociedad habanera en Cecilia Valdés” (1989), de Yolanda Wood
Pujols; José Martí: Imagen, crítica y mercado de arte (1997), de Adelaida de Juan; Hombre y
tecnología en José Martí (2001), de Rafael Almanza Alonso y “Visión
martiana del Puente de Brooklyn: una imagen holística de la cultura moderna”
(2001), de Amarilis Echemendía e Iván Vila
Carmenates. Desde el segundo lustro de la década del 80 del pasado
siglo, Eliana figuró entre los investigadores de vanguardia que siguieron los
senderos abiertos por Desiderio Navarro al traducir las obras de Iuri Lotman,
Iuri Bórev y Mijail M. Bajtin, entre otros [Textos
y contextos,1985].
(1)
El segundo acercamiento está relacionado con
la necesidad de un cuerpo teórico desde el cual articular la significación de la
arquitectura y el urbanismo con la percepción y representación que de ellos
hacen sus receptores. Con anterioridad a su obra Problemas de teoría de la arquitectura (2000), mis investigaciones
se apoyaban en la teoría de Georg Lukács (1885-1971), filósofo y sociólogo
húngaro que en su obra Estética 1: La peculiaridad de lo estético.
Cuestiones liminares de lo estético, de
1963 (Ed. Grigalbo, 1982) considera que la relación obra-público genera la “vivencialidad del
espacio” mediante un lento proceso que va desde la mera significación del
espacio/obra hasta la evocación de un sentimiento que nace de formas diversas y
muy heterogéneas en sí y que se funde en la misión social que juega la obra.
Para Lukács existen elementos urbanos que no solo adquieren significación
social, sino también cultural, en tanto resultan signos evocadores de
sentimientos que los personalizaron como “unidad de origen histórico social”.
Eliana, en una visión contemporánea y desde la experiencia insular, indica en Problemas de la teoría… que: “como la presencia humana modifica los significados de los espacios arquitectónicos y urbanos, sus formas de uso condicionarán actitudes hacia esos espacios que influirán en su calificación, lo cual puede transmitirse de una generación a otra, y entrar a formar parte de las costumbres, de las tradiciones que van integrando la identidad cultural de un sitio”. Problemas… fue útil para La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837.
El texto que presenta esta vigésima sexta edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana, corona ese sendero.
Historiografía e identidad…
Eliana Cárdenas, a quien recordamos por un peculiar modo de integrar pasado, presente y futuro en la arquitectura y el urbanismo, asume en esta obra el reto de socializar los resultados de la investigación desarrollada en su tesis doctoral: “Historiografía de la arquitectura cubana y su influencia en la percepción del sentido de identidad en relación con el ambiente construido”, desafío que resuelve con maestría pedagógica desde una formación cultural que avala su pasión por las diferentes manifestaciones del arte y la cultura entre las que prefiero distinguir la danza, la literatura y las artes plásticas. Alejo Carpentier, Fernando Ortiz, Juan Pérez de la Riva y Francisco Prat Puig, por solo citar algunos nombres, se encuentran entre los inspiradores de su obra según confiesa la propia investigadora.
Discípula y colega de Roberto Segre, con quien desarrolla los primeros proyectos de una integración de la historia de la arquitectura y el urbanismo en Cuba y América Latina desde sus orígenes hasta los primeros lustros del periodo revolucionario, Eliana se reveló como una de las voces de mayor autoridad en el análisis y valoración de la arquitectura y urbanismo desde un enfoque múltiple, principio que le permitió una mirada al legado arquitectónico y urbano desde una perspectiva integradora con el presente y en potencialidad para adecuarse a las nuevas necesidades sociales. Historia de la arquitectura y el urbanismo. América Latina y Cuba, en coautoría con Segre y Lohania Aruca (La Habana, 1984) y Problemas de teoría de la arquitectura (Guanajuato, 1998) son textos que mantienen frescura y actualidad, y no son pocos los estudiantes y profesores que siguieron sus intervenciones en conferencias o cursos de posgrados, o sus publicaciones en revistas cubanas y extranjeras.
En Historiografía e identidad… se evalúa el papel desempeñado por los estudios históricos de las estructuras arquitectónicas y urbanas en el conocimiento de nuestro territorio y entorno físico de vida, punto de partida para estimar su influencia en la percepción del sentido de identidad por quienes habitan esos espacios, por la crítica especializada u otros sujetos culturales. El texto se estructura en cinco capítulos, tres de ellos con centro en un pormenorizado debate conceptual en relación con la historia y la identidad, siempre en relación con la arquitectura y la ciudad y en correspondencia al contexto cubano. Resulta medular, el análisis de los elementos que intervienen tanto en la construcción de los espacios como en la percepción de sus valores, la producción de sentidos desde la vivencialidad y la multiplicidad de factores que intervienen en la atribución y recepción de significados. Los dos restantes colocan en el centro de atención a América latina y a Cuba respectivamente.
Entre los valores se destaca, además, la organización de la bibliografía en tres secciones y dentro de ello llamo la atención sobre la relación de los principales libros sobre la historia de la arquitectura y el urbanismo publicados en Cuba y el extranjero entre 1959 y el 2009, listado que tras sistemáticos estudios podrían sin dudas enriquecerse. Reitero además el valor de la introducción escrita por su autora en el 2009, diecisiete cuartillas en la que se ilustra que la cientificidad, más allá de las reglas que la academia exige durante la presentación de resultados de investigación, es una postura ética inherente a la construcción del conocimiento desde la potencialidad de información de las fuentes que sirven de base al investigador.
A Eliana, a los que participaron directa e indirectamente de la publicación de este libro, mi agradecimiento y es que, como ha dicho Alicia García Santana en las palabras previas: “Eliana regresa por la puerta ancha para dirigir los debates acerca de lo que somos”.
Nota:
(1) Siguieron en esta perspectiva los artículos “Eticidad y defensa del patrimonio cultural en la poética de José Martí y Dulce María Loynaz” (2006), “En torno a ‹Los últimos días de una casa›, de Dulce María Loynaz” (2006), “Signos de camagüeyanidad en “Recuerdos de mi viaje a Puerto Príncipe, discurso antropológico de Bachiller y Morales en la primera mitad del xix” (2007), “En torno a las reflexiones de Sab, un esclavo principeño del siglo xix. ¿Praxis o Teoría de la complejidad?” (2007), “La ciudad en Una feria de la Caridad en 183… de José Ramón Betancourt” (2007), “La fuerza poética de la casa en Dulce María y Martí” (2008), “Entre África y América. Una mirada a Sab desde la antropología cultural” (2008).
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