El segundo largometraje del aplaudido realizador cubano Fernando Pérez, Premio Nacional de Cine del 2007, arriba a las tres décadas de su estreno en La Habana con la presencia y validez que le aportan la excelente factura y el carácter universal de su discurso cinematográfico.

La revisitación de la novela El viejo y el mar, de Ernest Hemingway recorre todo el filme con la reproducción incluso, en voz de Larita, la protagonista, de frases extraídas de la narración, pero con la intencionalidad de adaptarlas a la realidad de esta, ya que el filme establece un paralelo entre la adolescente y Santiago, el personaje central de la novela de Hemingway.

La comparación entre ambos sujetos se sustenta sobre todo en materia de deseos, aspiraciones, sentimientos y emociones. Pero la protagonista se agarra para salvarse de la impedimenta que para sus pretensiones significa la cruda realidad de su entorno, de sus sueños, los que la acompañan durante toda la trama.

Este drama cinematográfico, fue producido por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, y este apartado lo dirigió Ricardo Ávila y la dirección de fotografía estuvo en manos de Julio Valdés.

El guion fue una propuesta de Mayda Royero, la edición de Jorge Abello, el sonido de Carlos Domínguez, y la dirección artística de Onelio Larralde.

La música original, uno de los elementos responsables del acabado magnífico de la cinta es del maestro Edesio Alejandro.

Una muy buena selección del reparto garantizó la credibilidad de la puesta fílmica: Laura de la Uz, Raúl Paz, Herminia Sánchez, José Antonio Rodríguez, Enrique Molina, Marta del Río, Micheline Calvert, y otros muchos actores y conocidas personalidades del arte que en ella participaron.    

Muy popular entre los espectadores del patio y ponderada por la crítica nacional y foránea, Hello Hemingway, recibió en 1990   el Primer Premio Coral al mejor largometraje de ficción y Premio Coral a la mejor actuación femenina para Laura de la Uz, en el XII Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

Al año siguiente conquistó la máxima distinción de la Asociación de Cronistas de New York, en el Festival de Cine Latino de esa ciudad; Premio a la mejor fotografía, en el 31 Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, Colombia; Premio a la mejor banda sonora en el VI Festival del Cinema Latinoamericano di Trieste, y en 1992, fue nominada, en la categoría Mejor película extranjera de habla hispana en los Premios Goya.