Ernesto Che Guevara y el Marxismo, es el título de la conferencia dictada por la connotada historiadora y profesora, Doctora Dolores Bernarda Guerra López, del Instituto de Historia de Cuba, quien tuvo a su cargo el análisis del pensamiento del Comandante Guerrillero en el espacio Memorias de la Guerra, y en homenaje al Aniversario 50 de su caída en combate.
Una vez más el autor de una extensa obra bibliográfica, el historiador doctor Yoel Cordoví, invitó a dicho espacio del Centro Cultural Dulce María Loynaz “a una profunda estudiosa de visibles temas que van desde la historia social —asociacionismo español y presencia hispana en la Isla—, hasta múltiples libros y artículos presentados dentro y fuera de nuestro país; autora que ha volcado sus relevantes conocimientos en cátedras de maestría y como coordinadora principal de un equipo de estudios a cargo del pensamiento del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, su relación con el Comandante Ernesto Che Guevara, el entorno de las luchas de liberación nacional en América Latina, y los fundamentos teóricos del Guerrillero Heroico en función de una práctica social conformada desde la propia guerra revolucionaria en Cuba”.
En su intervención, la doctora Guerra López destacó, entre otras cuestiones relacionadas con el pensamiento guevarista que “este no solo constituye un aniversario más de recordación de la figura del Che, sino también de reflexión sobre su pensamiento marxista y su praxis revolucionaria en Cuba. En lo fundamental, casi nunca se habla de los fundamentos teóricos marxistas que le caracterizaron y que pudo poner en práctica”.
“Al respecto, lo primero es su aproximación al Marxismo y cómo se produce esta fundamentación teórica a todo lo largo de su vida. Ante todo, en el hogar donde nació y creció existía una gran afición hacia la lectura. A tal punto que ya a partir de los trece años de edad, el Che había leído y se había interesado por las obras y autores de la Literatura universal, de la latinoamericana, de los clásicos del Marxismo… Sin embargo, todos sus biógrafos coinciden en que, es a partir de 1942, en que él comienza a acercarse a una versión abreviada de El Capital, de Carlos Marx; al igual que a títulos como las Tesis de Feuerbach, La contribución de la crítica a la economía política y El Anti-Diuhring, entre otros. Incluso, a los 17 años de edad, inicia la escritura de un diccionario filosófico, estructurado en siete cuadernos dedicados al estudio de los clásicos, y que le acompañaría durante toda su vida revolucionaria. En aquel volumen realiza los primeros aportes de carácter marxista”.
Puntualizó a continuación la conferencista que “en el Che es importante que se tenga en cuenta todo el periplo que realizara por la América Latina, del cual parte su praxis social. Recordemos que, a partir de 1950, está haciendo cuatro periplos por este continente, algo que le permite conocer y profundizar en la realidad latinoamericana, en específico, en el hambre, la pobreza y las continuas vicisitudes de sus habitantes y pobladores explotados por el capital. Realidad que va radicalizando poco a poco su pensamiento; en especial, habría que subrayar su estancia en Guatemala, como momento más importante, y donde es por vez primera que conoce e interpreta a fondo la injerencia norteamericana en nuestras tierras, y concientiza la necesidad de enfrentar tanta pobreza y explotación partiendo de la formación y consolidación de un concepto revolucionario de lucha contra el imperio”.
Recalcó seguidamente que: “En muchas oportunidades se ha dicho que su presencia en Guatemala lo inicia como revolucionario, al coincidir este hecho con el derrocamiento del gobierno progresista de Jacobo Arbenz amañado y financiado por el imperialismo (…) El 15 de abril de 1956 le escribe una carta a su padre, considerada como definitoria, en la que le plantea su concepción marxista de cambios socio-políticos y la necesidad de divulgar el movimiento revolucionario”.
Sobre el Humanismo revolucionario del Comandante guerrillero, la prestigiosa Académica rememoró que “este lo llega a desarrollar a plenitud durante su recorrido por varios países latinoamericanos, al convocarlo a ejercer su labor como médico en durísimas circunstancias (…) A su arribo a México, comienza a ejercer en el Hospital General su labor profesional, a la vez que se reencuentra y relaciona con algunos cubanos (“Ñico” López), ya conocidos con anterioridad en Guatemala. Tenía conocimiento acerca de todo lo acontecido durante el ataque al Cuartel Moncada en la provincia de Santiago de Cuba, pero no conocía a su líder, a Fidel. Es en aquella institución hospitalaria mexicana en que llega a conocer a Raúl Castro, y es aquel quien, a su vez, lo pone en contacto con Fidel.
“Con el Líder de la Revolución cubana estuvo conversando toda una noche, hasta que se le propone ser el médico del Granma y de los acontecimientos ulteriores (…)
Fidel era un visionario; tan solo conocer a una persona la sabía valorar de inmediato. Y es realmente muy significativo, a la vez que ilustrativo, que en tan solo una larga noche de diálogo, a un argentino médico le propusiese tal función. ¡Imagínense qué clase de conversación pudieron haber tenido! ¡Y qué clase de empatía revolucionaria existió entre ambos desde el primer momento! De esa forma se acercan y se identifican ambos líderes a partir de su primer encuentro en México. Posteriormente, el Che llega a afirmar que el remate de Guatemala y la lucha contra los tiranos es lo que lo hace afiliarse inmediatamente al movimiento revolucionario de Fidel”.
Al realizar un pequeño paréntesis en tiempo y espacio, la disertante rememoró que “años después, nuestro Comandante en Jefe, en entrevistas concedidas a los autores Gianni Miná y Frei Betto, reconoció en el Che a un hombre estudioso del marxismo-leninismo de gran capacidad teórica, y de profundas experiencias y conocimientos de la realidad latinoamericana. Era un hombre de Revolución y de guerrilla”.
En relación con la personalidad del Comandante Guevara, tras el triunfo de enero de 1959, la académica seleccionó —no obstante su amplia faceta como pensador y analista en temas económicos, internacionales, históricos, sociales—, el tema del Hombre Nuevo: “Un tema que se trata de desvirtuar en estos momentos por parte de los ideólogos del capitalismo, y que merece ser retomado y readecuado por nuestros estudiosos y especialistas de acuerdo a la realidad y contemporaneidad actuales”, recalcó.
Entre los principales aportes del Pensamiento del Che mencionó el concepto de Ética, acerca de la cual significó que: “Los hombres se caracterizan por sus conocimientos, técnicas, tácticas… mas la Ética es lo esencial, y en este concepto quedaron avalados cada uno de sus actos durante toda su vida, y es a partir de ese que podemos explicar no solo el concepto de Hombre Nuevo, sino también todos sus aportes como pensador. En relación con esto manifestó como cuestiones fundamentales e inseparables a: la conciencia, la espiritualidad y la moral. Reiteradas todas en cada una de sus obras, con vistas a la formación del Hombre Nuevo a través de labores voluntarias y con absoluta presencia del ejemplo personal”.
A continuación la también profesora universitaria enfatizó en “la base material para la formación del Hombre Nuevo, como objetivo principal de su ideario moral, tiene que forjarse a partir de la movilización de las masas; pero sin olvidar la correcta utilización del estímulo material. Jamás negó el Che la presencia del estímulo material. Todo lo contrario. Y esto es algo que hemos desterrado en estos momentos. El estímulo material debe y tiene que existir, al ser un principio marxista de naturaleza social: primeramente, vivienda, educación, alimentación… para poder pensar y desarrollarnos. Pensamiento que retoma Fidel, en 1997, durante una de sus intervenciones (…) El Che pensaba en un Hombre Nuevo para el siglo XXI, y con vista a ello hay que captar a los jóvenes, quienes no están influidos por viejos rezagos de sistemas anteriores. Es por todo ello que hay que analizar y pensar muy a fondo acerca de todos estos aspectos conceptuales de su pensamiento.
La doctora Guerra López hizo referencia también al Humanismo revolucionario del Comandante Che Guevara, a su rechazo al individualismo, y a la necesidad reiterada de practicar la honradez durante toda la vida, “entre los muchísimos valores que incluye el pensamiento del Che (…) actualmente, debemos repasar y retomar todos estos elementos con el objetivo de fortalecer aun más nuestras concepciones ideológicas”, concluyó.
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