Nacidos en Pistoia en 1941 y 1944, respectivamente, Bartolozzi y Tesi poseen una extensa y variada obra, pictórica y escultórica, realizada a cuatro manos y exhibida en en Italia y otros países.
La pieza esculpida en mármol blanco de Carrara es un ovoide de dos metros de alto con la efigie del comandante, diseñada a partir de la icónica imagen captada por el fotógrafo Alberto Díaz (Korda), el 5 de marzo de 1960, durante el sepelio de las víctimas del sabotaje al buque francés La Coubre, en La Habana.
El monolito tallado en bajo relieve posee un sistema interno de luces dotado de un mecanismo de encendido crepuscular automático de intensidad gradual, asociado a la puesta del sol hasta adquirir vivacidad plena en la noche.
Sobre esos y otros aspectos relacionados con la escultura, trasladada por vía marítima a La Habana para su ubicación en un lugar aún por determinar, Prensa Latina dialogó con Bartolozzi y Tesi, unidos durante décadas en la vida y el arte.
Donde el mármol es más fino, la luminosidad es más clara y donde es más espeso es más oscura con degradaciones grisáceas, indicó Clara en la entrevista con Prensa Latina, en la cual su esposo explicó cómo del avance progresivo de la luz emerge “un holograma que revive y te mira”.
En ese sentido, comparó la técnica empleada con la impresión holográfica a través de las curvas espectrales para lograr un efecto tridimensional. Si esculpo el mármol como negativo, dijo, la luz lo convertirá en positivo y es por eso que la imagen se ve en bajo relieve cuando está apagada y en alto relieve cuando se enciende.
Es la primera vez, en absoluto, que se emplea esta técnica, la cual registramos hace cuatro años en la oficina de patentes de la ciudad de Lucca, acotó al referirse a la escultura de dos metros de alto, la cual va colocada sobre un paralelepípedo y una base, hasta alcanzar una altura superior a cuatro metros.
La obra, construida en 2017, formó parte de la muestra “La luz del tiempo. El tiempo de la luz”, inaugurada el 9 de diciembre de ese año en la ciudad de Pistoia y expuesta, en junio de 2021, en Montignoso con motivo de la visita a esa localidad de la región Toscana de Aleida Guevara, hija del líder revolucionario.
En aquella ocasión, los autores anunciaron la donación de la obra, para cuyo envío a la isla contaron con la colaboración de la Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba y la organización no lucrativa Cospe.
Portadores de una marcada vocación humanista, ambos manifiestan una especial admiración por la vida y obra de Ernesto Che Guevara, a quien Giuseppe compara con San Francisco, el santo conocido por su altruismo y compromiso con los pobres.
Es un santo laico y por eso quisimos representarlo poniendo un albatros en lugar de la estrella en la boina, para destacar el Che Guevara intelectual, filósofo, poeta, amante del arte, maravilloso, una faceta lamentablemente no demasiado conocida, subrayó al referirse a la alegoría del ave en el poema de Baudelaire.
Debemos mucho a Cuba porque nos ha enseñado que la libertad es la cosa más preciosa, afirmó el artista convencido de que esa condición “no está en el capitalismo ni en el individualismo”, sino en la “igualdad de los seres humanos” en una sociedad que no es perfecta “pero justa”.
En Cuba, ningún niño duerme en la calle y ningún abuelo vive bajo un puente, subrayaron Giuseppe y Clara, ilusionados con la posibilidad de viajar a La Habana para asistir al develado de la obra.
Tomado de Prensa Latina
Deje un comentario