Hace 50 años, en 1967 –cuando estudiaba la especialidad de pintura en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENA. Cubanacán)- decidí iniciar la escritura y publicación de textos sobre arte, aunque la sistematización de éstos vendría desde 1968 en Granma, Cuba Internacional y otros órganos de opinión. Van Gogh o la pintura protesta (aparecido en el periódico Juventud Rebelde) y Un pacto con Goya el endemoniado (en El Caimán Barbudo) fueron los artículos de 1967 que abrieron una labor prolongada y diversa en la crítica y la teoría de lo artístico. En el 66 había publicado en Alma Mater; pero el estreno verdadero sería con esos dos textos, que d esataron en algunos de mis profesores (Antonia Eiríz, Fayad Jamís, Adigio Benítez y Sandú Darié) la idea que ya germinaba en mí desde hacía algunos años, y se había confesado a Jorge Rigol (director entonces de ese centro de enseñanza artística)y a Juan Marinello (con quien tenía comunicación, por mi origen manzanillero): de no sólo dedicarme a la creación pictórica, sino también al ejercicio constante de la crítica de arte. Pasó el tiempo…y al final, por diversas causas que alguna vez revelaré, y luego de una profusa labor en ese oficio intelectual, tuve que optar por mi condición esencial de hacedor de las artes visuales. Pero la crítica ha quedado sumergida en mi conciencia y en el tejido de mis pinturas y performances, para solamente aflorar publicada en determinadas ocasiones. /Hace 50 años comencé mi itinerario de crítico en los géneros periodísticos y en el ensayo….