Vistos apenas unos capítulos de la telenovela brasileña Imperio, que actualmente trasmite Cubavisión, ya se evidencia una trama de engaños, ambiciones, rivalidades y amor. La historia de ciento sesenta capítulos, escrita por Aguinaldo Da Silva, de quien ya vimos Señora del Destino y Dos Caras, es un producto más de la cadena brasileña O Globo, la transnacional por excelencia en la realización de estos productos audiovisuales.

En Imperio se advierten ya muchos de los resortes que los escritores de O Globo manejan para atraer a un público ávido de encontrar en la pequeña pantalla una historia llena de emociones que le proporcione un momento de distracción, con muy buena factura. Por supuesto, de Imperio no podemos esperar un tratamiento crítico a problemas sociales, aunque a veces se coquetee con ellos como sucedió en  Dos Caras y en Avenida Brasil, sino un relato lleno de intrigas entre la familia de un personaje (José Alfredo), que a partir de un desengaño amoroso y el encuentro con un contrabandista, se vuelve él mismo en un traficante de diamantes y llega a construir el imperio que provoca  codicia y múltiples conspiraciones entre los integrantes de su clan familiar. Por supuesto su trama es auténtica en cualquier lugar del mundo, eso le ha valido a la cadena su éxito internacional.

No obstante, hay que reconocer en Imperio muchos aciertos desde el punto de vista de la construcción de la historia y la conformación del guión, sin dejar a un lado la excelente fotografía, que siempre ha exhibido O Globo para vender la exuberancia del paisaje brasileño. Todo ello, amén de las actuaciones, que teniendo en cuenta la de los grandes como Regina Duarte, Reginaldo Faria y Lilia Cabral, mantienen  equilibrio en sus desempeños.

El primer capítulo de Imperio, fue concebido con brillantez por sus guionistas, en él dieron a conocer la base en la que se construye con posterioridad la trama. Presentaron el conflicto, su desarrollo y el desenlace, que alistan al protagonista (José Alfredo) para continuar una historia llena de complots y sobresaltos. No podemos obviar, que O Globo tiene todo un equipo de escritores y guionistas, como gran transnacional, y por supuesto ha sabido escoger, pero si le ha dado importancia a todas las especialidades: actuaciones, fotografía, música, por mencionar algunas, el guión es la esencia principal.

No valen las comparaciones para aquellos que quieren evaluar las telenovelas cubanas con respecto a las brasileñas, pues es de una ingenuidad o mala intención que no se puede admitir, ni siquiera para aquellas personas que  desconocen las limitaciones tecnológicas de nuestra televisión y que están en correspondencia con las restricciones económicas que sufre el país, pero el aprendizaje que se deriva de ello es que nuestra televisión por muchos años, a pesar de propiciar grupos de creación, no ha sabido conformar un buen staff de escritores y guionistas para nuestros dramatizados.

En los últimos años se han logrado series y teleplays de una factura aceptable, que al mostrar nuestras realidades se identifican con el público nacional, sin embargo otros, con más recursos escénicos y buena fotografía, se han diluido al no contar con una solida historia y un buen guión.

Imperio, puede ser una historia más, de intrigas, conjuros, amores y desamores,  pero nos da la posibilidad de disfrutar de excelentes actuaciones, una fotografía que, como ya dije pondera las bellezas geográficas del país —creo que esto en Cuba lo hemos explotado muy poco—, y de un guión muy bien concebido a la hora de entrelazar personajes y conflictos. Para una teleaudiencia avezada esto puede ser una motivación importante para seguir esta telenovela, que con entornos y conflictos sociales muy alejados de nuestras realidades, nos permitirá apreciar el buen hacer tecnológico y dramatúrgico de la televisión.