Hace ya 25 años que se estrenó en La Habana la cinta Guantanamera, codirigida por Tomás Gutiérrez Alea (Titón) y Juan Carlos Tabío, pero un visionaje actual constataría la vigencia del reflejo de la realidad que aporta el filme y de las críticas que desde lo social señala.

Con guion de la infalible tríada Eliseo Alberto de Diego (Lichy), Titón y Tabío, Guantanamera transcurre en medio de la aguda crisis generada a la caída del Campo Socialista a principio de los 90 que provocó en Cuba el triste Período Especial.

Es una coproducción del ICAIC (Cuba), Tornasol Films S.A. y Prime Films, de España, y Road Movies Dritte Produktionen de Alemania; la producción general, corrió a cargo de Walter Achugar y Camilo Vives; la fotografía es de Hans Burmann; la edición de Carmen Frías; la música original de José Nieto, y el sonido de Raúl García.

La trama central es el traslado hacia la capital del cadáver de Yoyita que fallece repentinamente en Guantánamo. Ahí empiezan las vicisitudes por la escasez de combustible, y se van presentando situaciones burlescas desde el punto de vista social.

Guantanamera apela al humor, la sátira e introduce un triángulo amoroso, pero también matizado de situaciones absurdas pero muy bien hilvanadas.

La crítica identifica al filme con el género road movie, y resalta la robustez de un guion que establece desde su estructura dramática, dinamismo y vigor a un filme que retrata circunstancias reales con un tratamiento humorístico que hace de la película un producto ameno y agradable.

Además de la calidad del guion, las actuaciones son una carta de triunfo para Guantanamera: Carlos Cruz, Raúl Eguren, Paula Salí, Conchita Brando, Luis Alberto García, Mirtha Ibarra, Jorge Perugorría, entre otros.

La agudeza y acierto, tanto del guion, como de la puesta en escena y la dirección de actores, hacen que en Guantanamera puedan identificarse varios personajes tipos de la realidad cubana de la época que presenta la cinta.

En el itinerario Guantánamo-Habana van presentándose estos personajes: Gina, ex profesora universitaria, fue maestra de Mariano, que se enamoró de ella; este es seductor, despreocupado y alegre; se hizo ingeniero pero trabaja como camionero.

 Adolfo es un funcionario del Estado, revolucionario convencido, serio; culpa a su esposa Gina de la partida de la hija de ambos hacia Estados Unidos.

El cortejo fúnebre está compuesto por Gina, Cándido, Adolfo y el chofer. Mariano viaja en su camión en el mismo rumbo, y se va encontrando con sus amantes, pero en una de las paradas declara su amor a Gina y esta tiene que decidir.

El inventario de lauros obtenidos por Guantanamera en el año 1995 es impresionante:   Segundo Premio Coral, en el   Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana;  Premio al mejor actor principal (Jorge Perugorría) en el Festival Nacional de Cine Radio Y TV, UNEAC; Gran Premio Sud Quest del público, en el Festival Internacional de Cine y Culturas de América Latina de Biarritz, Francia; Premio Ondas a la mejor película, otorgado por la Televisión Española, y Premio Kikito a la mejor película.

Al siguiente año conquistó Premio Kikito a la mejor película, Premio de la Crítica, Premio a la actuación masculina (Carlos Cruz). XXIV Festival de Gramado, de Brasil; Premio del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Viña del mar, de Chile; Premio Especial del Jurado Catalina de Oro de Cartagena de Indias, en Colombia, y en 1997, se alzó con el Premio de la Popularidad, del Festival de Cine Latino de Chicago, en Estados Unidos.

Una muestra de la efectividad artística de esta comedia son los reconocimientos obtenidos en tan diversos países, porque un guion sólido, el talento interpretativo, la universalidad de los sentimientos y del sentido del humor son cartas de presentación que abren las puertas en todas las latitudes y las siguen abriendo en el tiempo.