Los constantes fracasos para hacer socavar la Revolución cubana desde dentro y los reveses sufridos con las primeras agresiones económicas, convocaron al gobierno norteamericano a la búsqueda de otras alternativas.

Una de ellas, y la que mayor expectativa creó, fue la invasión armada a nuestro país por parte de elementos contrarrevolucionarios cubanos radicados en los Estados Unidos.

Con vistas a este objetivo, el gobierno norteamericano no debía aparecer involucrado pues, de lo contrario, la empresa perdería autenticidad y “cubanía”.

Aunque la invasión a la Isla había comenzado a prepararse mucho antes de abril de 1961 –gobierno de Dwight Eisenhower--, no es hasta el veinte de enero, con la toma de posesión de John F. Kennedy, que se llevaría a vías de hecho meses después.

El doce de abril, Kennedy declaraba abiertamente que su gobierno no permitiría la organización de invasión alguna contra Cuba desde territorio de los Estados Unidos. Estas declaraciones, como siempre e históricamente ha sido suponer, fueron la peor amenaza.

El quince de abril, aviones procedentes de Nicaragua y camuflados con las insignias de la fuerza aérea de Cuba, atacaron los habaneros aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños, y el de Santiago de Cuba, con el propósito de destruir la precaria aviación de combate con que se contaba en aquel momento.

El día 16, durante el entierro de las víctimas de tales criminales agresiones, Fidel declaraba el carácter socialista de la Revolución.

El 17, ocurría el desembarco. A la orden de rendirse dada por los invasores mercenarios, la respuesta de los aguerridos milicianos –algunos de ellos pertenecientes a la Escuela de Milicias de Matanzas--, reunidos en pequeños grupos en las costas de Playa Girón, fue de ¡Patria ó Muerte!

“(…) ¿Dónde estuvo el error de los que tan meticulosamente habían realizado aquellos planes? ¿Dónde se equivocaron? Se equivocaron al medir a nuestro pueblo, se equivocaron al medir la moral del pueblo, el valor de nuestro pueblo y la fuerza de una Revolución”, destacaría Fidel durante una intervención dirigida a todo el pueblo y al mundo a través de los medios de difusión.(1)

Mas, ¿qué elementos sociales procedentes de la nación norteña constituían el gran ejército salvador. Las cifras hablan por sí mismas: 100 latifundistas; 24 grandes propietarios; 67 casatenientes;112 grandes comerciantes; 194 ex militares de la tiranía batistiana, entre ellos, 13 criminales de guerra, y 17 magnates industriales. Eran ex dueños de 27 mil caballerías de tierra; 5 mil 600 casas y apartamentos; 70 industrias; diez centrales azucareros; tres bancos comerciales; cinco minas; 12 cabarets o centros nocturnos, entre otras propiedades.

El 26 de abril de 1961, el presidente Kennedy, el mismo que el doce del propio mes había declarado que su gobierno no permitiría ninguna agresión contra Cuba, aceptaba públicamente toda la responsabilidad por la derrota. Algo aplastante para un mandatario que recién había ocupado la Casa oval.

Según testimonios de algunos de sus consejeros, Kennedy no era partidario de una acción de esa naturaleza, pero no tuvo otra alternativa producto de la presión de la extrema derecha, la CIA y el Pentágono.

Así, para la joven Revolución cubana la victoria de Girón llegó a robustecer el pensamiento antimperialista del pueblo para forjar un nuevo camino: el del Socialismo. Girón fue el amanecer el Socialismo cubano.

(1) Fidel Castro Ruz. Historia de una agresión.Editorial Venceremos, La Habana, 1962, p.14.

(2) Arnaldo Silva León. Breve Historia de la Revolución cubana (1959-2000). Editorial Félix Varela, La Habana, 2008.