La voz candongo, candonga, es española. Veamos sus valores en nuestro idioma que, por cierto, aquí en Cuba casi nunca utilizamos. Tiene varios significados: Como adjetivo es ‘zalamero, astuto’. Además significa ‘que tiene maña para huir del trabajo’. Y como sustantivo femenino —candonga— quiere decir ‘dicho o hecho con que se pretende desorientar a alguien para que no advierta el engaño de que va a ser objeto’.También es ‘chasco o burla que se hace a alguien de palabras con apodos o chanzas continuadas’, así como tiene el significado de ‘mula de tiro’. En Colombia se usa en plural, candongas, para denominar a los ‘pendientes’, a los ‘aretes que cuelgan’.
En Cuba se ha usado la voz candonga para definir un tipo de‘mercado en que se comercia de todo’, a partir de las primeras visitas de cubanos a Angola. La palabra portuguesa candonga quiere decir ‘mercado negro’.
DOS ANÉCDOTAS
El vocablo sudario significa ‘lienzo que se pone sobre el rostro de los difuntos o en que se envuelve el cadáver’, se dice así en todos los diccionarios. Sin embargo, hace algunos años al sudario que se usaba en Cuba se le ponía en el lienzo, como entretejidas con esa misma tela, algunas flores. Así los preparaban las florerías de la capital. El sudario se ponía sobre la caja del difunto. Hoy ya no se usa, por lo menos para los tendidos de difuntos normales, quiero decir, populares.
Por su parte, en la región oriental cubana se le llama sudario a lo que en la zona occidental se le nombra camiseta enguatada, esto es, ‘una camiseta con mangas, sin cuello, de tela fuerte y tupida, para cubrirse el pecho y la espalda en invierno’, pero que, actualmente, no creo que las hay a la venta. Realmente, en días de frío, las usaban también las mujeres.
Voy a narrar una anécdota que me contaron hace años: Se trataba de una muchacha joven que vivía y se había criado en La Habana, cuyos padres, oriundos de Banes, se habían trasladado desde hacía tiempo para la capital. Pero su abuelita había quedado viviendo allá. La abuelita le había comprado a la joven nieta, en Banes, una de estas camisetas, y se le ocurrió, un día de invierno, pasarle un telegrama para avisarle que le enviaba por bulto postal ese tipo de ropa como un regalo. El telegrama decía específicamente sobre el caso: “Te envío un sudario como regalo”. La joven, que no conocía la palabra sudario, fue al diccionario a buscar su significado, y quedó estupefacta y sumamente preocupada con lo que allí leyó, y solo le restó esperar que llegara el asunto, y cuando lo recibió quedó totalmente sorprendida. Entonces le escribió a la abuelita que eso era una camiseta enguatada, pero la abuela le contestó que, en aquella zona, se le llamaba sudario. La joven quedó “maravillada” con el diferente valor de una misma palabra en regiones distintas de un mismo país.
La anterior anécdota me la hizo, hará más o menos treinta años, la propia muchacha.
Ahora narraré otra anécdota, esta tiene que ver con otra camiseta enguatada:
En los primeros años de la Revolución se produjeron en nuestro país muchas de estas camisetas enguatadas, que ya dijimos que en la zona oriental se les llama sudarios. Muchas personas las tenían en gran estima, pues se había descontinuado las producciones de ropas, pero sí hubo una buena producción de las tales camisetas enguatadas, que servían para atenuar el frío en nuestro poco sensible invierno. Así, había personas que las llevaban puestas, sin otra cosa encima, como todo atuendo.
Y ocurrió que un nacional nuestro tuvo que viajar a España para algunos negocios. En el hotel que estaba hospedado, cuando bajó al restaurante a comer, hubo de ir vestido con su camiseta enguatada, lo cual sorprendió a los comensales que se encontraban allí, pero más sorprendido quedó nuestro coterráneo cuando se le acercó el maitre del lugar y le dijo: “Aquí no se permite estar en ropa interior. Vístase”.
Y esta última anécdota me la contaron, sin que el coterráneo lo supiera.
Deje un comentario