Gazaperías No. 198


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La palabra de orden

La voz orden es masculina en varias definiciones, como: ‘Colocación de las cosas en el lugar que le corresponde’. ‘Concierto, buena disposición de las cosas entre sí’. ‘Regla o modo que se observa para hacer las cosas’. Además, varias otras. En todos los casos que orden se emplee como masculina, se dice: “El orden”.

Sin embargo, la palabra orden es femenina en otras de sus acepciones, por ejemplo: ‘Instituto religioso aprobado por el papa y cuyos individuos viven bajo las reglas establecidas por su fundador o por sus reformadores y emiten votos solemnes’, como la Orden de las Hermanas de la Caridad. ‘Cada uno de los institutos civiles o militares creados para premiar por medio de condecoraciones a las personas con méritos relevantes’, como la cubana Orden Félix Varela. ‘Mandato que se debe obedecer, observar y ejecutar’. En los anteriores casos siempre se debe expresar: “La orden”.

Ahora bien, también son expresiones masculinas, las siguientes: orden de batalla u orden de combate: ‘Situación o formación de las tropas o de una escuadra del modo más favorable para entrar en combate’ Orden establecido: ‘Organización social, política, económica, ideológica, etcétera, vigente en una colectividad’. También para expresar el artículo correspondiente en estas expresiones masculinas es: “El orden”.

Por su parte, además son expresiones femeninas, las que cito a continuación: Orden mayor: ‘Orden sagrada de subdiácono, diácono y sacerdote’, la cual se usa más en plural y es expresión de Religión (órdenes mayores). Real orden: ‘En el régimen constitucional monárquico, orden firmada por un ministro en nombre del rey’. En estos casos el artículo que corresponde es: “La”, esto es, “la orden” o “la real orden”. También se escribe “la Real Orden”.

No obstante, existe una expresión que tiene dos definiciones y cada una de ellas es masculina o femenina. Se trata de: Orden del día.

El primero de sus significados es masculino: El orden del día: ‘Determinación de lo que en el día de que se trata deba ser objeto de las discusiones o tareas de una asamblea o corporación’. El orden del día puede ser manifestado oralmente o por escrito, aunque, por supuesto, lo último es la mejor manera, y debe comunicársele previamente a todos los que deben asistir como miembros de la entidad que vaya a celebrar una reunión. Este “previamente” debe ser con, por lo menos, unas cuarenta y ocho horas de anticipación. A veces al comienzo de la reunión se entrega un escrito en que se expresa el orden del día, y esto es en el mejor de los casos, pues sucede que la persona que dirige la reunión a veces ofrece el orden del día leyendo los puntos que se tratarán, entonces los reunidos se enterarán de qué se va a tratar en la reunión, y esto es un maltrato para quienes deben estar presentes en la referida reunión, sobre todo cuando se ha determinado celebrar la reunión desde tiempo antes.

La segunda acepción es femenina: La orden del día: ‘Orden que diariamente se da a los cuerpos de un ejército o guarnición señalando el servicio que han de prestar las tropas’. Por supuesto, lo anterior se trata de una cuestión militar, y en lo militar no existe alternativa democrática, esto es, “las órdenes se cumplen y no se discuten”.

Así es que la expresión orden del día debe, según su significado, o ser masculina o ser femenina.

Con la palabra orden se forman diferentes locuciones, y he aquí las más significativas: Estar a la orden del día (algo): ‘Estar de moda, en boga, andar al uso’. Llamar (a alguien) al orden:’Advertirle con autoridad que se atenga al asunto que ha de tratar, o que guarde en sus palabras o en su conducta el decoro debido’. Poner (algo) en orden: ‘Arreglarlo o corregirlo en sus posibles irregularidades o deficiencias’, la cual se usa también en sentido figurado. Y la última, o mejor la penúltima que voy a citar: Sin orden ni concierto: ‘Desordenadamente, alocadamente o sin planificación’.

Recuerdo una expresión, que no se encuentra registrada en ningún diccionario, pero que nos la decía mi padre cada vez que él nos sacaba a pasear, y eso era todos los domingos. Nos decía antes de salir: La palabra de orden es tranquilidad. Porque siempre éramos muchos: mis hermanos y yo junto a otros amigos o a unos primos de mi padre que tenían, más o menos nuestra edad, y los paseos eran a subir lomas, vadear ríos, y todo eso debía hacerse con suma tranquilidad. Valga el recuerdo.


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