La muestra, que abrirá al público a partir del lunea 16, incluye 15 obras recientes del artista que utilizan diversos medios como la fotografía, la instalación, el video, el dibujo y el performance.
La obra de Jorge Otero (1) ha tenido como preocupación fundamental la revisión y quizás cuestionamiento de los cánones de masculinidad reconocidos y generalizados en las sociedades falocentristas denominadas como “occidentales”. Sin embargo, en esta nueva entrega, este puede reconocerse como tema subyacente, pero no como línea protagónica de su discurso.
En esta ocasión, además de su habitual interpretación del cuerpo masculino, también introduce la figura femenina. Sus horizontes conceptuales también se han expandido para dar cabida a tópicos resultantes de su reflexión acerca de la manera en que debemos abordar y asumir los cambios que han llevado a redefinir la sociedad actual y sus dinámicas. Para esto, explora la noción de paradigma como ese sistema de creencias y valores que son reconocidos por una colectividad y que determina su manera de entender el mundo.
En la muestra puede reconocerse una vocación humanista, que se expresa no a través de la representación de la figura humana, o porque conciba al cuerpo como el territorio donde se gestan y manifiestan múltiples conflictos; sino en el sentido de considerar al hombre con capacidades intelectuales suficientes para asumir las riendas de su existencia y abocarse a la transformación del mundo. Es quizás por eso que también puedan reconocerse en las obras disímiles referencias al trabajo ya sea directa o indirectamente, resaltando su capacidad transformadora y a la vez determinante de nuestra condición humana. Es decir, para Jorge, a través del trabajo el hombre puede ser definido como tal, puede convertirse en sujeto que es capaz de modificar su medio y al mismo tiempo, ser expresión de su cosmovisión, o lo que es lo mismo, de sus paradigmas.
Esta referencia al trabajo, así como la inclusión de objetos cotidianos, pueden verse también como una manera de aludir a la crisis de uno de los principales paradigmas de “Occidente”, aquel que plantea la demarcación jerarquizante entre las llamadas alta y baja cultura. De ahí pudiera derivarse una problemática que ha preocupado a no pocos creadores y que Jorge vuelve a traer a colación: el papel del arte y el artista y su incidencia en la sociedad, o más específicamente la pertinencia de la experiencia estética en un momento donde se pone mucho énfasis en cuestiones más prácticas de la existencia humana. También introduce otras reflexiones orientadas a indagar en el arte, sus estructuras y dinámicas al hacer referencia a discursos hegemónicos de diferentes momentos de la Historia como el canon de belleza clásico, o el mercado.
En el aspecto formal se presenta una exposición heterogénea donde se incluyen diferentes medios, pero, sobre todo, donde se asume la fotografía desde una perspectiva más amplia. No solo se presenta con la factura distintiva del artista —el cuerpo desnudo en toda su belleza exterior, la intervención de la imagen impresa a través de la técnica del tejido—, sino más bien como fenómeno instalativo, al alejarla de su tradicional bidimensionalidad y vincularla con objetos de diversa índole.
Galería Habana, que ha acompañado a Jorge Otero durante la evolución de su carrera desde sus comienzos, guardará la memoria de estas nuevas exploraciones formales con un catálogo impreso que se presentará durante el mes de diciembre.
La exposición se extenderá hasta el 15 de Enero de 2021.
Notas:
(1) Graduado de Artes Plásticas y Grabado en la Universidad de las Artes (ISA) de La Habana y miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), Jorge Otero (La Habana, 1982) es un artista con una carrera consolidada. Su fotografía se ha caracterizado por la exploración del cuerpo como ese espacio donde se define la identidad y se generan los conflictos personales y sociales. Ha abordado los temas de los estereotipos de género, en especial del sujeto masculino, a través de la figura del guajiro cubano, devenido símbolo del “macho” por antonomasia. Sus obras adquieren volumen y textura, lejos de la tradicional imagen impresa, al ser intervenidas por el artista con una técnica similar a la del tejido de yarey, como una forma de recrear el proceso de deconstrucción y reconstrucción de esa identidad.
Entre sus exposiciones anteriores sobresalen en el ámbito nacional War Hero (2015) en Galería Habana, por la madurez artística que representa en su obra; y en el contexto internacional Guajira (2018), en NG Art and Gallery, Ciudad de Panamá; fue representado además por la Galería Robert Miller, en donde expuso Nuevos colores (2015). Jorge Otero ha obtenido varias residencias como la de la Fundación Gilbert Brownstone en París (2015), y el programa Residency Unlimited, The Rockefeller Foundation en Nueva York (2018).
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