Jorge Mañach en su biografía (1) del Héroe Nacional, cataloga a José Calixto Bernal y Soto como el “tutor político” de José Martí, cual lo fuese en el campo literario, Rafael María de Mendive. Pero, si bien se conoce del maestro de Martí, de su condición de poeta y de la perfección formal y la musicalidad de su obra lírica; de Bernal y sus incursiones poéticas en particular, muy pocos en Cuba se refieren.
Nació Bernal el 14 de octubre de 1804 en la villa de Puerto Príncipe, hoy Camagüey. Creció en el seno de una familia propietaria de esclavos. Se graduó de derecho en la Universidad de La Habana en 1822. En 1841, marchó a Europa por razones de salud y un año después se estableció para siempre en la capital de España, donde escribió y publicó toda su obra política y literaria.
Ya en su primer libro conocido, publicado en 1845 después de su periplo por varios países de Europa y titulado Misceláneas, Impresiones y recuerdos; el polígrafo camagüeyano incluye, además del drama Los libertinos, tres composiciones poéticas: un larga oda dedicada a Italia, un soneto de amor titulado La correspondencia y un romance, Amor imposible, del que compartimos estos versos:
Un adiós la hace llorar;/ La enloquece una sospecha;
Una mirada la irrita:/ Otra mirada la templa;
Una libertad la aflige,/ Delira con una ausencia;
Y es su pasión tan tirana,/ Tan imperiosa y tan ciega,
Que aunque está sin esperanzas/ La acaricia y la alimenta. (…)
El joven Martí se relacionó con el ya reconocido intelectual recién llegado a España en 1871. Según Fermín Valdés Domínguez, Bernal era algo así como “el caudillo moral de los emigrados cubanos” (2). El propio Martí en su nota a Ángelo López de Betancourt, se refirió a su casa en Madrid como-“refugio amable de los que jamás dejaban de trabajar por la independencia del país” y reconoce su admiración por Bernal, “el autor valiente de la Vindicación (3) y de “aquellos dos versos en que hablando de la patria afligida dejó así, en el álbum de una mujer hermosa…” (4) Versos, a saber, de similar raigambre hispánica que los del ya referido poema La correspondencia:
Tiene la dicha del avaro el oro,/ Sacia en mandar el Déspota el anhelo:
Allá el conquistador en su desvelo/ Sumiso al orbe cuenta en su tesoro,
Y el entusiasta fiel del Dios que adoro/ Su bienestar tan solo halla en el cielo.
Lejanas esperanzas de consuelo,/ Felicidad, placeres que yo ignoro.
Amar y ser amado solo ha sido/ El vehemente ahínco de mi pecho:
Te vi, te amé: ya fui correspondido,/ Cúbrase el orbe de funesto velo
Que al amado de Elvina nada importa/ El oro, el mando, el universo, el cielo.
Es razonable entonces que la poesía figurara entre los temas que animaron sus apasionadas conversaciones en Madrid, junto a sus polémicas consideraciones en cuanto a la conflictividad entre Cuba y España. Como que también compartieran en las tertulias madrileñas sus impresiones sobre la literatura peninsular del momento y los trágicos sucesos que acontecían en la Guerra por la Independencia, como el fusilamiento del también poeta Juan Clemente Zenea.
Sensibilidad y respeto mutuo que debieron sostener por igual la amistad del viejo con otros poetas españoles y cubanos, entre ellos su coterránea Gertrudis Gómez de Avellaneda; quien plasmara en sus Memorias, que de manos del respetable Don Calixto Bernal, conoció artículo El presidio político en Cuba, del exalumno de Mendive que la motivó a expresar, con una premonitoria intuición: “Ojalá no se malogre el escritor que se revela en sus escritos.”
En el Patio de Santa Catalina en el cementerio de la Sacramental de San Justo de Madrid, donde reposan los poetas españoles José de Espronceda y Ramón de Campoamor, tiene su tumba Calixto Bernal; quien falleciera el 20 de diciembre de 1886 en la capital española; dejando inéditas la mayoría de sus creaciones poéticas, de las que no hemos conocido su destino.
Ojalá estas breves notas consigan convocar, en Cuba y en España, al rescate de su estatura poética.
Nota
(1)Ver Mañach, Jorge. Martí, el Apóstol. La Habana. Editorial de Ciencias Sociales, 2001, p. 257.
(2)Cfr. Fermín Valdés Domínguez: Diario de soldado, t. I, Centro de Información Científica y Técnica de la Universidad de La Habana, La Habana, 1972, pp. 17-18.
(3)Propiamente el escrito de Bernal se titulaba: Vindicación de Cuestión Cuba por un español cubano, publicado en 1871 en Madrid.
(4)José Martí: Obras Completas, t.5, p. 455.
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