Figura de la pianística que merece ser estudiada más profundamente


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Una de las más connotadas pianistas y educadoras de la música quizás, poco divulgada por nuestros medios es, sin lugar a dudas Dulce María Serret Danger, originaria de Santiago de Cuba; provincia acrisolada por sus múltiples compositores y creadores.

Ochenta años  de vida se inscriben en el amplio caudal artístico de Dulce María, y para los cuales fue creada –como recordación y profundo respeto--, la Cátedra que lleva su nombre en la bella y heroica ciudad oriental. 

El inolvidable intelectual cubano Harold Gramatges al asistir a la fundación de dicha Cátedra expresó su "gran regocijo por considerarlo un reconocimiento a una figura insigne la cultura nacional (…) Las cualidades salientes de esta excelsa pianista, que pudiera decirse que es una intérprete de la nueva escuela francesa, son una técnica extraordinaria, una gran sonoridad y una brillantez poco comunes”.

La profesora Dulce María, como bien la invocaban sus alumnos, fue laureada no sólo en Cuba como pianista y educadora, sino también en otros países de Europa y de América. Durante sus años de vida se le conoció además por ser una amplia difusora de la cultura cubana y, en especial, de su música culta.

Según biógrafos:

“Su formación musical se inició en Santiago de Cuba, cuando sólo tenía 9 años, fue recomendada por el profesor camagüeyano José Marín Varona, para ingresar en el Conservatorio Nacional de Música de La Habana, institución fundada por el prestigioso compositor y pianista holandés, Hubert de Blanck, quien dirigió el talento de Dulce María. 

“En el año 1915, el Ayuntamiento de la capital otorgó a la joven santiaguera una beca para continuar estudios en el Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid. Dos años después, ya graduada ofreció un recital ante los reyes de España. Sus actividades profesionales se extienden por toda la península ibérica, actuando en grandes escenarios y en ciudades importantes. 

“En 1920, con sólo 22 años, se traslada a Francia, allí se dirige a la Schola Cantorum Gran Templo de la Música francesa, trabaja el romanticismo, la música antigua y la de los grandes contemporáneos. Dulce María Serret Danger pertenece a la Maison de L'Amerique Latine y a distinguidas sociedades latinoamericanas radicadas en París

“Fue directora del Conservatorio Provincial, y maestrade notables músicos. El gran maestro Harold Gramatges, integró la primera graduación del Conservatorio y fue el alumno preferido de Dulce María, tal es así, que a ambas personalidades le fue impuesta la Medalla por la Cultura Cubana y a petición de la pedagoga, el músico se situó a su lado para recibir la condecoración. 

“Luego de estudiar con Hubert de Blanck y perfeccionarse en París y Madrid donde desarrolló una labor concertística, organizó la enseñanza del piano en la ciudad de Santiago de Cuba, a partir de 1927, al frente del Conservatorio Provincial de Oriente hoy Conservatorio Esteban Salas, en Santiago de Cuba. 

“La destacada pianista falleció el 30 de mayo de 1989, y como digno homenaje a ella, que dedicó casi toda su vida a la enseñanza de la música, la Asociación de Pedagogos de Cuba en la provincia, creó la cátedra que lleva su nombre”. 

En el recuerdo, Dulce María Serret: Figura de la pianística que merece ser estudiada más profundamente.

Fuentes

• Trabajo sobre Dulce María Serret de Mercy Bosch Ramírez.

• Entrevista a Calixto Cardona-Madrirán, representante de la Agencia Cubana, miembro de la Comisión de Música de la UNEAC y representante del Rincón del Bolero.


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