El homenaje a Fidel en el Centro Cultural Dulce María Loynaz, convocado por el historiador Raúl Rodríguez La O, contó con la presencia de los connotados revolucionarios, Comandante Delio Gómez Ochoa, Héroe de la República Dominicana y el General de Brigada Enrique Acevedo.
Entre incontables hechos anecdóticos transcurrieron las intervenciones de ambos revolucionarios quienes rememoraron acciones combativas importantes, los contactos entre la Sierra Maestra y el llano, la figura de Frank País García, la cooperación y apoyo de los campesinos de las zonas serranas, las medidas disciplinarias impuestas a las tropas por el alto mando, los diálogos con Fidel, su camaradería y solidaridad con los miembros de su columna y con otros jefes y combatientes.
Asimismo, el General de Brigada relató sus experiencias como niño de catorce años quien, junto a su también joven hermano Rogelio, decidieron subir a las estribaciones serranas y unirse a las tropas de Fidel.
“Jamás olvido que el desembarco de Fidel y sus seguidores en playa Las Coloradas estuvo acompañado por un sinnúmero de falsas noticias, comentarios, rumores…”, inició su relato Acevedo para agregar que “en aquella época existía un individuo del ejército batistiano quien se caracterizaba por preparar para la radio los partes oficiales más rocambolescos que jamás imaginan. En el pueblo en que vivíamos ya se había organizado el grupo del Movimiento Revolucionario 26 de Julio. En mi caso, tenía pendiente una causa para ser detenido y apresado durante dos años en la cárcel de menores de El Guajay --por tirar cocteles Molotov--. En el caso de mi hermano Rogelio, él ya estaba preparado para marchar a la Sierra pero pensaba que ir junto a él iba a constituir una carga por ser menor de edad. Decidió entonces irse con dos compañeros pero fracasó, como era de esperar, en su primer intento, hasta que en un segundo, nos fuimos los dos. Luego de quince días de una larga y fatigosa caminata y de estar perdidos entre las montañas, el tres de agosto de 1957, pudimos contactar con un grupo guerrillero perteneciente a la Columna Cuatro del Comandante Ernesto Che Guevara. Este en un inicio, no nos recibió con los brazos abiertos porque éramos demasiado jóvenes hasta que finalmente nos aceptó. Junto a su grupo pasamos a ser los miserables de Víctor Hugo, pues formábamos parte de la llamada escuadra de los descamisados”.
Acerca de su primer contacto con Fidel, Acevedo rememoró que se produjo durante los primeros días de septiembre: “La columna de Fidel en aquel entonces la constituía unos 140 hombres, mientras que la del Che la conformaba tan sólo noventa. Éste tenía unas veinte armas de guerra, algunas escopetas, fusiles…Pero era una guerrilla que prometía”.
Significó a continuación que “en aquella primera oportunidad mi hermano y yo decidimos no pasar a la columna de Fidel (…) Hubo una segunda oportunidad en que me hallo cara a cara con Fidel junto a dos escoltas. Me pregunta a qué pelotón yo pertenecía en el grupo del Che y le respondo que no pertenecía a pelotón alguno, sino a una escuadra especial que le llamaban los descamisados. Se echó a reír y, seguidamente, me invita a conversar con él. En ese momento llega Celia Sánchez y es cuando aprovecho y decido retirarme tomando por un recodo.
Por su parte el Comandante Delio Gómez Ochoa, fundador del Cuarto Frente Oriental y con una prestigiosa carrera política y militar luego del triunfo de Enero de 1959, expresó: “Siempre le dije a Fidel que los días más felices de mi vida los pasé en la Sierra Maestra y, en especial, en la despedida que recibí por mi partida hacia la República Dominicana. Algo que hice gracias a su consentimiento (…) En los preparativos de lucha contra el dictador dominicano de aquel entonces Rafael Leónidas Trujillo, estuvo el inolvidable Comandante Camilo Cienfuegos”.
Destacó además que desde los días históricos de los rebeldes en la Sierra Maestra, el Gobierno de los Estados Unidos “siempre se manifestó como nuestro principal enemigo por el apoyo y la ayuda que siempre le brindó al régimen de Batista (…) Durante la ofensiva revolucionaria de la Sierra al llano y ante las exigencias de muchos de nosotros de la tropa de que le diese una mayor participación a Raúl, Fidel siempre puntualizó que Raúl es la reserva de la Revolución; si muere uno, el otro sigue.
“Raúl era muy jovencito en aquel entonces, y terminó de crecer y madurar en el presidio”, subrayó el Comandante para agregar que, tras los hechos del Moncada Raúl planteaba que su hermano Fidel es el hombre más grande del mundo
“¡Qué valor, qué dignidad, qué sentido del deber, de la solidaridad! ¡Qué sentido del honor! Este es nuestro actual Presidente y hay que preservarlo. En Raúl nada ha cambiado ni cambiará. Y esto es una advertencia a los gobernantes norteamericanos quienes aspiran a probar nuevas acciones contra la Revolución cubana, pero de forma diferente. Revolución que no pudieron aplastar en sesenta años, como tampoco nunca podrán lograrlo (…) Lo fundamental son las ideas y por esas ideas de Fidel y de Martí hemos luchado y seguiremos luchando siempre junto a nuestra juventud (…) Es por todo ello que debemos analizar y estudiar muy bien el concepto de Revolución hecho por Fidel, como eterno sembrador de ideas en surcos de rocío”, concluyó el Comandante Delio
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