Como parte de la programación cultural de la Feria Arte en la Rampa que se desarrolla durante todo el período estival en el Pabellón Cuba, el espacio Encuentro con…, que conduce la periodista Magda Resik tuvo como protagonista al actor cubano Fernando Hechavarría.
Él es lo que se dice en buen y respetuoso cubano «un tronco de actor»; no hay personaje que no convierta en un ser humano que habla desde la vida, lo cual ha hecho tanto en teatro, como en televisión y en cine y posee una de las voces más inconfundibles de la actuación cubana.
Sin embargo, atesora pocos premios, muchos menos de los que merece. La conductora lo presentó como «un hombre muy conocido en Cuba, felizmente no porque aparezca en la televisión sino por el gran actor que es».
Hechavarría nació en Holguín; estudió diseño, pintura y escultura en la Escuela Provincial de Artes Plásticas de esa provincia, y en 1976 se graduó en la Escuela Nacional de Arte en la especialidad de actuación.
«Al graduarme tenía varias ofertas pero felizmente opté por el grupo de Teatro Escambray; fue un período bellísimo; una academia fabulosa. Yo había tenido la suerte de dar clases con Raúl Eguren y con profesores soviéticos, y el Escambray fue el complemento perfecto; poner bien los pies en la tierra, saber qué era lo que necesitaba la escena cubana», dijo.
Su permanencia durante más de 20 años en ese grupo, aprender allí de Sergio Corrieri, Gilda Hernández y Carlos Pérez entre otros maestros, es una experiencia que el actor reconoció como esencial en su formación profesional.
Sobre la actuación expresó que para él «es un modo de vida, no un medio de vida; actuar es realizarme, es sentirme, vivo, útil, es vivir a plenitud y yo he tenido la suerte gigantesca de crear en paralelo una familia que ha entendido eso y entonces ha sido muy armónica esa dualidad vida- actuación, ese juego en el que nunca sales de la escena y a la vez nunca sales de la realidad».
Mucho de la personalidad de Fernando Hechavarría dice su análisis de la popularidad que como actor ha alcanzado y su relación con los espectadores que se le acercan; «me complace ser agradable; trato de ser muy delicado con todo el mundo, incluso algunas veces ante chistes o frases que no tienen otra intención que halagar, pero el cubano a veces si no llega se pasa… pero lo acepto como una manera de darme una muestra de afecto y lo otro lo obvio».
Al referirse al desempeño de los actores en los diferentes medios, aseguró que «el mecanismo radica en gradar los resortes expresivos para cada medio»; seguidamente confesó tener una deuda gigantesca con la radio, a la que respeta extraordinariamente por la necesidad de trasmitirlo todo a través de la voz.
«Creo que, desgraciadamente, cada vez más los actores vamos perdiendo el sentido del color de la voz, de los matices, de la importancia que tiene como recurso expresivo y no sé por qué hay un culto tan grande al cuerpo y a la belleza», apuntó.
Acentuó que en la televisión y el cine la cámara obliga «a una visceralidad extraordinaria, hay que sentir de verdad, hay que ser y transitar cada instante del personaje con una gran veracidad porque la cámara no perdona. Yo no soy partidario de los trucos; el único truco que existe es no tener trucos, porque tenerlos es engañarte».
Narró sus inicios en la televisión y cómo había sentido cierta reticencia a trabajar en este medio, pero la directora Mirta González Perera ―que lo invitó a hacer Cuando el agua regresa a la tierra— lo convenció al decirle que le demostraría que la televisión también puede ser arte. «Hoy les aseguro que la televisión es arte, todo está en el respeto, en el amor, la veracidad y entrega con que se haga».
Afirmó haberse negado a encarnar varios personajes porque descubrió que no le aportaban, que no le hacían crecer, que «no me hacían romper cánones establecidos; yo creo que lo peor que nos puede pasar es la comodidad, una vez que me sienta cómodo hay algo que no empieza a funcionar; todo trabajo tiene que provocarte un salto en el estómago».
Resik encaminó la conversación hacia el trabajo de Hechavarría desde 1995 con Teatro El Público que dirige Carlos Díaz, y en el que ha asumido papeles protagónicos en obras como Calígula, de Albert Camus, El Rey Lear, de William Shakespeare, o El Público de Federico García Lorca.
Al respecto el actor enumeró algunos elementos que lo atraen de este grupo de teatro: «el sentido del espectáculo y de la actuación de Carlos; cómo trabaja con el actor hasta el mínimo detalle de manera meticulosa; su forma transgresora de enfrentarse a los autores, de darles otra lectura, de revitalizarlos, de contextualizarlo y sobre todo para mí el mayor reto es tratar de entenderlo y estar a la altura de lo que él quiere hacer».
Enfatizó en que a cada personaje, sea cubano o universal, el actor debe aportarle lo que es como ser humano; «si yo desvinculo mi nacionalidad del personaje lo que hago es un remedo malo; Shakespeare, Lorca o lo que fuera siempre lo debemos hacer a través del tamiz de nuestra nacionalidad».
Caracterizó luego a los cubanos en sentido general a partir de la honestidad, la hermandad, la entrega, la pasión, la bondad, la ternura, el afecto, «la enorme alegría de vivir a pesar de; yo creo que la vida es un regalo y el cubano ha entendido eso y quizás por tanto bregar.., no solo hablo de los cincuenta y tantos años, hablo de doscientos y tantos años».
A continuación subrayó que esas características de los cubanos no se pueden descuidar para que no se pierdan «por el afán por los bienes materiales que son muy importantes, que nos hacen mucha falta y nos facilitan la vida pero que no son el centro de la vida, porque puedes tener todo eso pero si no vales como ser humano, algo se jodió por el camino».
Al adentrarse en su rol como profesor del Instituto Superior de Arte manifestó que no se consideraba un docente del arte, «lo digo porque la docencia necesita, por el respeto que merece, una preparación de toda la vida y nosotros por muchas razones no tenemos acceso a esa preparación porque no existen academias para formar docentes en las artes en Cuba, por lo que de alguna manera somos empíricos».
Y enseguida comentó que para suplir esta carencia lo que hace es investigar y leer mucho, y aprender mucho de los alumnos; «yo aprendo más de lo que enseño todos los días», recalcó.
Hechavarría anunció que por primera vez está realizando la dirección de casting y de actores para una serie de la televisión cubana que comienza a grabarse el primero de septiembre, y que existe la intención de que dirija algo para los medios.
«De todas maneras el teatro sigue siendo mi gran pasión, además de mi familia, es mi otro gran amor», declaró.
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