La inauguración este viernes 11 de marzo de una exposición de 30 cuadros del artista plástico Rogelio Fundora Ybarra, con imágenes del líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, deviene primera muestra pictórica cubana con motivo del 90 cumpleaños de esa relevante figura de la política mundial.

Titulada Fidel: vida en Revolución, la muestra expresa la visión plástica y la sensibilidad desplegada por el pintor ante la colosal dimensión humana, intelectual, política e ideológica del dirigente y teórico revolucionario.  

Para Fundora (1972), muy conocido últimamente en los medios por el seudónimo de “El Guajiro que Pinta”, estas obras suyas más recientes, principalmente los retratos del ideólogo, pensador, jefe guerrillero y máximo exponente cubano del internacionalismo y la solidaridad mundial, amplían también su visión respecto a esa forma de concepción plástica sobre la figura humana.   

Los 30 retratos develan, mediante técnicas contemporáneas, soportes simples pero estéticamente viables, colores moderados y eficaces para la descripción, una genuina interpretación del artista sobre el rostro, el torso y la personalidad integral de Fidel, con sus inseparables atributos, de acuerdo con cada una de las distintas facetas de su vida y momentos políticos del país, protagonizados por él y habitados para siempre por su enorme liderazgo e historia personal y colectiva. 

“Los cuadros reunidos en esta muestra” –afirma el periodista y crítico Jorge Rivas Rodríguez en sus palabras introductorias de la exposición- “recrean diferentes momentos en la vida del Héroe del Moncada, del Granma y de la Sierra, también de origen campesino, nacido en Birán el 13 de agosto de 1926.” 

“Se trata de originales expresiones pictóricas en las que despunta el estilo característico de este artífice autodidacta, quien sobresale por la realización de piezas que revelan escenas  cuyos protagonistas — labriegos, el campo y la vida rural—, trascienden entre figuraciones, colores y hábiles soluciones técnicas”. 

“Trabajos que resaltan ineludibles signos naif con influjos de la academia aprehendida, amén de sus pesquisas sobre la obra de reconocidos maestros de la plástica insular”.

“Bajo tales preceptos, Fundora nos acerca a su imaginario estético sobre Fidel, travesía iconográfica desde la juventud hasta el presente de la bravía figura, paladín de los obreros y los campesinos”, apunta Rivas.  

Autor que maneja ya hace varios años las técnicas del retrato, en particular mediante su serie Guajiros de mi tierra, que refleja la imagen de otras personalidades de la política y la cultura vinculadas al sector campesino. Aquellas obras comprenden cuadros de Fidel y el actual presidente del país, Raúl Castro, y anticipan la técnica y proyección antropológica de esta treintena de piezas sobre el líder.   

En los cuadros de esta última exposición, el pintor potencia cualidades de gran observador del físico y el alma humanas, adelantadas ya en aquellos primeros retratos. Pero el Fidel que nos entrega en ellas delata también y sintetiza la admiración y el amor del pueblo cubano por uno de los más importantes pensadores cubanos.  

Las interpretaciones descriptas pictóricamente en Guajiros de mi tierra sobre dirigentes nacionales e internacionales, intelectuales, líderes campesinos, productores, poetas repentistas, y personalidades vinculadas a las campiñas y a expresiones como la décima como estrofa y expresión poética iberoamericana, devienen ahora escala de abstracciones materializadas en los trazos con que el creador concibe aquí al Fidel que cada cubano lleva dentro. 

“La línea que empleo ahora en estos cuadros sobre el Comandante en Jefe es un poco más contemporánea y más impresionista”, declaró Fundora a Cubarte poco antes de dejar abierta su exposición en el Palacio de los Torcedores (San Miguel y Marqués González, Centro Habana), en alusión a recursos como los acrílicos sobre papel manufacturado y algunos lienzos empleados en las obras.

“Respecto a las figuras que aparecen en ellas, quise ofrecer una panorámica sobre la vida de Fidel desde sus años de juventud, pasando por etapas principales de su trayectoria frente a la Revolución, hasta los años más recientes”, añade el artista plástico de 44 años. 

Según Rivas, también curador de la exposición “el pintor resalta al combatiente de la Sierra Maestra; al abogado del memorable alegato de La historia me absolverá; al  Comandante en Jefe del Ejército Rebelde; al conductor de la batalla de Guisa; al héroe que entró victorioso en Santiago de Cuba al amanecer del 1 de enero de 1959, y después, el 8 de enero, lo hizo en La Habana junto con la Caravana de la Libertad, para sellar su compromiso con el pueblo en sus palabras en el Cuartel Columbia”. 

“En los cuadros igualmente se rememora al militante que en la Constitución del Comité Central del Partido, en 1965, fue elegido Primer Secretario y Miembro del Buró Político, al Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, electo Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros. Las obras reverencian asimismo al imbatible mortal que venció 638 intentos de asesinatos”. 

“Como muestra de retribución y respeto, en Fidel, vida en Revolución también se aprecian otras muchas facetas del Comandante Eterno que exaltó el alma del campesino, sus necesidades y su pureza”, añade el avisado crítico. 

Convendría, ahora, pues, reflexionar sobre el enfoque interpretativo plasmado en el catálogo de la exposición por este avisado crítico del semanario Trabajadores sobre el género empleado aquí, el retrato, tan solitario en la actualidad como su nombre, para entender los riesgos que afronta el artista al aplicarlo en esta muestra sobre una figura de talla tan universal: 

“Como bien se sabe, este es un género desolador, a veces relegado a planos inferiores dentro de la plástica contemporánea, pero aún latente gracias a la persistencia de artistas como Rogelio, que asumen el desafió de hacer perdurar lo que algunos califican como la prueba de fuego de cualquier pintor”.