Allá por los años cuarenta se escuchaba profusamente por la radio una pieza musical del género guaracha titulada Chacumbele. Tríos y orquestas ejecutaban distintas versiones y se hizo tan popular que las personas tomaban como broma el sentido de esa inspiración que narraba jocosamente a una persona que supuestamente se había suicidado.
No hace mucho una crónica, por cierto, muy bien redactada, narraba una especie de biografía de un personaje de apellido Chacón Belle que finalmente derivó en Chacumbele. Hasta aquí todo marchó bien y sacó a la luz a esta guaracha ya olvidada. Pero hurgando en mi archivo encontré, en una revista Bohemia del año 1942, una entrevista realizada por el conocido periodista Germinal Barral, cuyo seudónimo era Don Galaor, que tenía una sección fija acerca de la farándula en dicha publicación. En ella el mencionado periodista le hizo una pregunta a un compositor llamado Alejandro Mustelier que le fue presentado como el autor de Chacumbele. “¿Es usted realmente Chacumbele el que se mató a sí mismo?” Y el entrevistado le contesta: “Efectivamente, ese mismo soy yo”.
Luego el compositor le informa que él es el autor de varias guarachas, pero que no tuvieron el mismo éxito de Chacumbele; y a continuación le dice que esa fue su primera obra y la que más éxito alcanzó. Aclaró el entrevistado de que él era un músico que había pertenecido a la banda Municipal de Güines, a la de Marianao, a la de Guanajay, a la del Mariel y a otras bandas musicales tocando el contrabajo. Añadió que fue también músico del circo Harrison donde tocaba el bombardino y el trombón y que luego había pasado al Circo Montalvo. Le dijo sonriente que Chacumbele fue un personaje de ficción sobre un tema que le había narrado un amigo.
Agregó posteriormente que, aunque el tema en cuestión había alcanzado una enorme repercusión en toda Cuba, los derechos de autor no le habían sido pagados tal como se merecía pese al éxito obtenido – se habían hecho versiones en inglés y el cine mexicano se había interesado en dos de sus obras: una guaracha titulada Chucu-chucu y por supuesto Chacumbele-.
Contestando preguntas del periodista dijo que se sentía satisfecho de que sus obras musicales fueran interpretadas en Cuba y otras partes del mundo.
Posteriormente añadía con mucho pesar que el autor musical en Cuba no tenía en aquellos años cuarenta la protección que tendría años después.
Ahora bien, me pregunto si realmente lo que le contó a Don Galaor este compositor popular llamado Alejandro Mustelier es verdad, porque él haciendo uso de su fantasía como poeta y compositor narró -como si fuera cierto- que cuando terminó sus amoríos con una joven que le llamaba jocosamente Chacumbele, decidió suicidarse; pero luego comprendió que eso hubiera sido un disparate, quedando la inspiración en su mente y por eso decidió componer esa guaracha.
En otra parte de la entrevista dice que su nombre compuesto es o era Alejandro Mustelier Garcelán y que nació en Santiago de Cuba, educándose en la Casa de Beneficencia de dicha ciudad donde enviaban por aquellos años a los niños “traviesos” hasta que cumplió la mayoría de edad y decidió entonces estudiar música, especializándose en la ejecución de la trompeta y otros instrumentos musicales.
A tantos años de haberse popularizado esta guaracha quizás algunas personas que peinan canas, o no peinan nada, recordarán a Chacumbele como un sujeto que “él mismo se mató” por haber sido un desgraciado en amores.
¿Será cierta la historia contada por este compositor popular del que nada más se conoce y que no aparece su nombre en ninguno de los diccionarios de música editados en Cuba, será verdad lo que él le contó al periodista en aquella ocasión?
De todas maneras, vale la pena aclarar que Chacumbele debido a esa guaracha de aquellos años alcanzó tal popularidad, que aún se le suele recordar como una historia verídica o falsa que dio origen en esos años a una de las guarachas más populares que se cantaron en Cuba.
FUENTES
Samuel Feijoó: Revista Signos. Mayo-diciembre de 1975.
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