En la Casa Museo Juan Gualberto Gómez, situada en el Centro Histórico de La Habana, se re cordaron el aniversario 122 del comienzo de la Guerra necesaria, preparada por José Martí, y el alzamiento en Ibarra por Juan Gualberto Gómez y José A. Coloma.
Momentos de las luchas por la independencia cubana en el siglo XIX y el fracaso del Plan de Fernandina, en el cual las autoridades norteamericanas, en contubernio con el gobierno colonial español en la Isla, dictaron orden de detención de los buques Amadís, Lagonda y Baracoa que traían armas y pertrechos militares para la Isla, fueron mencionados por el Dr. en Ciencias Históricas, Félix Julio Alfonso López.
Explicó que el 12 de enero de 1895 los tres barcos que se encontraban surtos en el puerto de New York se confiscaron por el gobierno de los Estados Unidos.
Pero ello no constituyó un obstáculo para que pocos días después José Martí, el general José María Mayía Rodríguez, en nombre del general Gómez, y Enrique Collazo firmaran la orden de alzamiento y la enviaran por un conducto secreto al delegado en Cuba del Partido Revolucionario Cubano, el periodista Juan Gualberto Gómez.
Había, dijo, la orden expresa de que ese alzamiento debía producirse de manera simultánea en las diferentes regiones de Cuba.
Los jefes militares en la Isla recibieron la orden del momento en que debía producirse el alzamiento. “Una leyenda dice que fue el general Quintín Banderas el que puso la fecha del 24 de febrero, por ser día del primer domingo de carnaval y, por lo tanto, no despertaría sospecha entre las autoridades coloniales españolas, que en esos días se reunieran grupos de hombres porque estaban las fiestas de carnaval a punto de comenzar”.
“¿Qué fue lo que sucedió el 24 de febrero de 1895?: Que todo Oriente se levanta como un solo puño. (…) Hay levantamientos en Manzanillo, Bayamo, en Baire; y así, en diferentes puntos de Oriente, se proclama que ha entrado nuevamente la guerra en una fase y en una etapa superior.
Juan Gualberto, junto con el doctor López Coloma, se alzaron en Ibarra, pero fueron apresados a los pocos días y deportados de la Isla. Ninguno de los dos tenía experiencia militar.
Subrayó Félix Julio que esta fecha ha pasado a la historia como el Grito de Baire. Hay una explicación muy hermosa ofrecida por el gran poeta guantanamero Regino Eladio Boti; a él le parecía que Baire era un nombre con seducción, una fonética especial porque era un nombre corto y sonoro, de la misma manera que Yara.
Juan Gualberto regresa a Cuba en 1898, no va a tener una participación en la guerra porque estaba deportado, pero va a ser el tribuno que junto con Enrique José Varona y Manuel Sanguily, alzarán su voz de manera enfática en la Convención Constituyente de 1901 para oponerse a la Enmienda Platt.
Posteriormente, el patriota mantendrá durante toda su vida, hasta su fallecimiento, en 1933, “una conducta ejemplar, digna, erguida, intachable, no claudicó ante ninguno de los gobiernos entreguistas de la República ni se sometió a ningún mandato que fuera adverso a las creencias que él profesaba, desde que Martí lo identificó como uno de sus discípulos predilectos y le encomendó la altísima tarea de ser él el receptor de la orden de alzamiento aquel 24 de febrero de 1895”.
En el acto también intervino Mercedes Ibarra Ibáñez, bisnieta de Juan Gualberto, quien explicó que su familia donó a la Casa Museo Juan Gualberto Gómez, una bandera que su bisabuelo izaba en su casa, desde que él regresó en 1898 como representante de la Revolución. “Lo hacía todos los 24 de febrero y en las fechas patria, en todos los sitios donde él vivió y, por último, donde falleció, en Villa Manuela”.
Como pincelada cultural del acto, la pionera Samira Ricardo declamó unos versos que el poeta Bonifacio Byrne dedicara a Juan Gualberto Gómez en 1897, y seguidamente el pionero Delsel Leroy cantó Todo por Cuba. Luego, los participantes en la ceremonia recorrieron la Casa Juan Gualberto Gómez, y admiraron el citado estandarte cubano.
Deje un comentario