“Día sangriento en que una tumba rifó la vida y gozó la muerte de los ocho estudiantes de la Universidad de La Habana”; así evoca el Héroe Nacional de Cuba José Martí, en su Diario de Campaña (noviembre de 1893), uno de los más horrendos crímenes del colonialismo español en Cuba, ocurrido hace 150 años, el 27 de noviembre de 1871, efemérides que como es tradición fue rememorada con la marcha de miles de estudiantes encabezados por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez,
Tras un breve acto de remembranza de aquel triste suceso en el que un grupo de jóvenes fueron ultimados tras ser falazmente acusados de haber marcado el cristal del panteón del periodista español hostil a la independencia insular, Don Gonzalo de Castañón, con el presidente marcharon los estudiantes de medicina, junto a los de otras especialidades y el pueblo que se les unió a lo largo del recorrido que partió desde la histórica escalinata de la Universidad de La Habana hasta el monumento que recuerda a los alumnos fusilados en ese mismo sitio, en la explanada de La Punta.
Foto: Abel Padilla CUBADEBATE
Igualmente marcharon otras destacadas figuras del Partido, el Gobierno, la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba (UJC), la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y representantes de organizaciones de masas.
Aylin Álvarez, primera secretaria de la UJC, expresó a la Agencia Latinoamericana de Noticias Prensa Latina (PL) que con este peregrinaje “se evidencia que los jóvenes se oponen a todo aquello que nos quieren sembrar como parte de la tergiversación de la realidad, estamos comprometidos con la Revolución y lo hemos podido ver en las calles, en la actuación en el enfrentamiento a la COVID-19”.
Por su parte, el vicepresidente nacional de la FEU, Daniel Madina Fernández, aseguró que los jóvenes están en un constante debate para defender la historia. “Después de tanto tiempo sin poder congregarnos así, es muy significativo hacer esta marcha de homenaje y defender también la gran obra de la Revolución”, señaló a PL.
Los acontecimientos, cuatro días antes
Los acontecimientos del 27 de noviembre se remontan cuatro días antes, cuando un grupo de 45 estudiantes de medicina del primer curso aguardaban por su profesor en el anfiteatro anatómico continuo al Cementerio de Espada, en La Habana. Entretanto, decidieron recorrer la necrópolis para pasar el tiempo y, jóvenes inquietos y enérgicos al fin, algunos de ellos comenzaron a realizar algunos sanos pasatiempos. Seguidos de cerca por el celador del lugar, poco después este los denunció de haber profanado, con una ralladura, la tumba de Gonzalo Castañón, quien hacía pocos meses había sido abatido durante un encuentro a tiros con un patriota cubano en Estados Unidos.
El acumulado odio del Cuerpo de Voluntarios no se hizo esperar. Esta era la oportunidad de saciar el odio y la sed de venganza en contra del estudiantado y los independentistas criollos. Los jóvenes fueron encarcelados y durante el primer Consejo de Guerra se demostró su inocencia. Pero los voluntarios protestaron enérgicamente, y exigieron al general Romualdo Crespo que realizara un segundo juicio en el que fueron procesados aquellos muchachos y así dar un escarmiento al estudiantado universitario para que no tomaran partido por la insurrección contra el poder español.
Foto: Abel Padilla CUBADEBATE
Tratados como criminales
Las medidas fueron crueles: ocho estudiantes cubanos injustamente son declarados culpables y condenados a muerte. La sentencia se cumplió a las 4:20 de la tarde de aquel 27 de noviembre, ocasión en que fueron asesinados Alonso Álvarez de la Campa Gamba, Anacleto Bermúdez y González de Piñera, Eladio González Toledo, Ángel Laborde Perera, José de Marcos Medina, Juan Pascual Rodríguez Pérez, Carlos de la Torre Madrigal y Carlos Verdugo Martínez, quien pudo probar que estaba en Matanzas el día de los acontecimientos ocurridos en el cementerio de Espada. Para cometer tan aborrecible crimen, los jóvenes fueron tratados como criminales, humillados sin compasión ni pena: los vendaron, les ataron las manos a la espalda y los obligaron a ponerse de rodillas, y fueron liquidados de dos en dos.
Otro grupo fue condenado a presidio y luego desterrado. Unos años después, cuando el hijo del Gonzalo Castañón se dispuso a extraer los restos de su padre para trasladarlos a España, reconoció que no había existido tal profanación.
Las partidas de defunción de estos muchachos no se asentaron en alguna iglesia de La Habana; hasta dos meses y medio después en que aparecieron registrados en el cementerio de Colón, donde los cadáveres fueron inhumados de limosna.
Los hechos salen de los libros al cine: Inocencia, un film agudo
En el año 2018 esta penosa historia de la dominación española y de sus lacayos Voluntarios en Cuba, salió por vez primera de los libros y sobrepasó los límites de los documentales y de algunos pocos dramatizados en breves espacios de la televisión; para pasar a ser narrada, con extraordinaria fuerza y lirismo, en la película de ficción Inocencia, dirigida por Alejandro Gil.
La trama del film se ubica temporalmente en dos momentos: 1887, fecha en que Fermín Valdés Domínguez, involucrado en los hechos, desarrolla investigaciones encaminadas a demostrar la inocencia de quienes fueran sus condiscípulos y, en retrospectiva, 1871, año en que ocurren el infundado encarcelamiento y el asesinato de los jóvenes.
Con esta estructura y a partir del guion de Amílcar Salatti, la película no solo trae ante el espectador los tristes sucesos, sino que lo conduce por los entresijos que va descubriendo en su indagación quien también fuera amigo cercano de José Martí.
La tercera producción de Gil ofrece un nuevo simbolismo a la fecha, al abordar las circunstancias de quienes estuvieron relacionados con los sucesos, y exponer asuntos poco conocidos sobre esta parte de la historia nacional.
“Esta es una película conmovedora, apasionante, emotiva, que agrieta el corazón”, dijo el reconocido cineasta Octavio Fraga.
Durante el 40 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (15 de diciembre de 2018) Inocencia obtuvo los siguientes lauros: SIGNIS (Premio especial); Premio del Público (Premio Coral); Especial del Jurado (Premio Coral). Asimismo en el Havana Film Festival, realizado en New York en 2019, alcanzó la categoría de Mejor director.
Al presentar su genial obra, Alejandro Gil apunto que “asumimos la hermosa responsabilidad de ponerle, por primera vez, rostro a esta parte de la historia; con la pretensión de redimensionar su carácter simbólico.
“Apenas —agregó— sentimos que hemos saldado una deuda con el hecho más sensible de La Habana del Siglo 19, y esperamos que ello contribuya a una mirada más abarcadora de nuestra historia, donde los sucesos y sus héroes todos, ayuden al fortalecimiento ético y espiritual dentro de la sociedad que juntos construimos”.
Deje un comentario