Junto con sus familiares y amigos, las artes visuales cubanas celebran este 21 de septiembre un nuevo aniversario de la llegada al mundo de Ernesto Rancaño (La Habana, 1968), creador que ha ido marcando un estilo personalísimo en el dibujo, la pintura, la escultura, el grabado, la fotografía y la instalación, desde que en los años 90 irrumpiera en la escena cultural, una vez egresado de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro.
De aquellos primeros años data Don Martí y el gorrión de la tierra (1994), obra con la que abriera toda una saga dedicada a nuestro Apóstol y que fuera incluida junto a varias de esta temática en la exposición Buscando intersecciones, segunda que realizara en el Memorial José Martí en 2019, año en el que también tuvo una activa participación dentro del programa de la XIII Bienal de La Habana.
Su más reciente muestra personal en la capital fue la titulada Ego, te absolvo, inaugurada el pasado mes de febrero en Villa Manuela, poco antes de que el nuevo coronavirus obligara a cerrar nuestras galerías y los artistas tuvieran que agenciarse otra vía para mantener el contacto con los públicos.
En tal sentido y como muchos de sus colegas, Rancaño ha llevado a su perfil en las redes sociales el quehacer que le ocupa en esta etapa de distanciamiento social, en el que no han faltado mensajes relacionados con la pandemia, aparecidos fundamentalmente en su muro de Facebook.
Experiencias humanas como las vividas en el Haití devastado por un terremoto o en la Brigada Martha Machado, pulieron aún más una sensibilidad que ha encontrado sus más altos símbolos en el Maestro y en el diminuto colibrí de rápido batir de alas.
Muchas veces premiado y presente en varias de las más importantes colecciones del mundo, Ernesto Rancaño es una de las más sobresalientes figuras de las artes visuales contemporáneas en Cuba, hoy también de plácemes por su cumpleaños.
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