Felicidades al maestro Ernesto Fernández Nogueras
Por estos días es el cumpleaños del maestro de la fotografía cubana Ernesto Fernández Nogueras, y hemos considerado que una buena forma de celebrarlo, es rememorar una entrevista que concediera a nuestro periódico en el mes de noviembre del 2011, año en que le fuera conferido el Premio Nacional de Artes Plásticas.
A Ernesto Fernández Nogueras, recibir el Premio Nacional de Artes Plásticas, no lo va a cambiar; este cubano «de la cabeza a la cámara», va a seguir siendo un tremendo fotógrafo, una gran persona y un buen amigo.
Su currículo es una larga lista de oficios y ocupaciones todos concernientes a la imagen: ayudante de dibujante y dibujante, luminotécnico, escenógrafo, diseñador, Fotógrafo (con mayúscula) y además periodista.
Tiene los ojos entrenados en las tantas vivencias que ha capturado para la historia de Cuba, sin la pretensión de estar haciendo algo trascendente, pero sí ha perseguido con voluntad estar donde debía, por olfato de fotoreportero y por cubano. Corresponsal de guerra en Venezuela, Playa Girón, durante la Crisis de Octubre, cuando la lucha contra bandidos y piratas, en Nicaragua y Angola.
Ernesto Fernández es además fundador de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y miembro de la Unión de Periodistas de Cuba, la Organización Internacional de Periodismo y de la Federación Latinoamericana de Periodistas.
Ha ganado mucho y como todos los humanos, ha perdido mucho también. En un momento como éste en que se premia lo alcanzado hemos querido con él evocar sus hallazgos y sus queridas pérdidas.
¿Cuál es en su opinión, el aporte real de la fotografía cubana a la Revolución?
En este país tuvimos la oportunidad de tener el hecho histórico romántico más importante del mundo, porque hubo otros sucesos por supuesto relevantes, pero esta isla pequeña hizo una Revolución que estremeció al mundo; Cuba es el país que tuvo en el momento del triunfo revolucionario y en los meses posteriores, record de noticias en el universo, era el país que más aparecía en la prensa, igual que la foto más reproducida en la historia de la fotografía es la del Che, de Korda, que se hicieron dos millones de copias.
La fotografía le rindió a la Revolución cubana un beneficio tremendo y Fidel fue el único que se dio cuenta, y creó con Núñez Jiménez la revista INRA que tenía más fotos que textos, porque estaba destinada a los campesinos, sin embargo exceptuando la idea genial de Carlos Franqui, y creo que del viejo Salas, de hacer en el año 63 la exposición 10 años de Revolución, que recorrió el mundo completo con gran éxito y demostró la fuerza que tenía la imagen fotográfica para defender y enseñar la Revolución cubana, nadie más siguió este camino y cuando se eliminó el periódico Revolución, la fotografía comenzó a languidecer, fue una desaparición muy rápida, ya después de la ofensiva revolucionaria del 68, solo nos quedó la Zafra del 70 como imágenes de la épica. La fotografía no se aprovechó en toda su magnitud.
Por otra parte ocurrieron choques en el proceso de institucionalización que afectaron el desarrollo de la fotografía también; te puedo contar por ejemplo que el día que le dieron el Premio Lenin en el Lázaro Peña a Fidel, cuando yo fui a entrar al teatro un compañero me paró y me dijo que no podía entrar, creo que Liborio Noval estaba allí también, y formamos tremendo lío y al fin nos dejaron pasar, pero nos dimos cuenta de que a partir de ese momento, ya iba a ser muy difícil llegar cerca de Fidel para retratarlo, que íbamos a tener que tirar de lejos o cuando nos dieran un chance y al final los chances solo fueron para Granma y Verde Olivo.
¿A quiénes se debe el conocimiento internacional de la fotografía épica cubana?
Toda la fama de la fotografía llamada épica se debe a María Eugenia Haya (Marucha) y a Mario García Joya (Mayito), que fueron los que mandaron fotografías para concursos, galerías y para todas partes. Marucha, ya muy enferma, buscaba las fotos que no le dábamos y así participábamos nosotros en todos los eventos y concursos y si no estaban todos los fotógrafos es porque ella usaba nuestras fotos porque estábamos más cerca, no porque fuéramos mejores.
¿Cuál es la primera fotografía que recuerda haber tirado?
C…, el Morro de La Habana, con una camarita que mi madre me había traído del Hotel Palace donde trabajaba, porque a los americanos siempre se les quedaban cosas y un día me la trajo con rollito y todo.
Yo la tenía en la casa y siempre la cogía y me ponía a mirar y a hacer como si fotografiara, me volvía loco pensando en las cosas que podía hacer, mira tú qué cosa más interesante, cada vez que llegaba de la escuela me ponía a tirar por gusto.
¿Qué edad tenía?
Debo haber tenido once años porque ya a los doce empecé a trabajar en la revista Carteles, era un niño, ahora veo las fotos y me da mucha tristeza y pienso cómo siendo un niño tan chiquito pude trabajar allí, y pagué mi sindicato y todo.
¿Cómo logró con esa edad entrar a Carteles?
Me llevó Josefina Mosquera, la directora y me dijo que iba a aprender un oficio que era muy bello, pero no tenía que ver ni con la fotografía, ni con el dibujo, me puso a emplanar, que no me gustaba y era muy aburrido, entonces cada vez que podía me colaba en la oficina de los dibujantes.
Yo no había estudiado nada, comencé a dibujar intuitivamente con Andrés García, que hacía las portadas y viendo las cosas que había en los archivos, y lo que sí aprendí bien fue a retocar, porque tanto Vanidades como Carteles publicaban artículos que se tomaban de revistas extranjeras, que venían con grandes ilustraciones que traían texto arriba, ahora es muy fácil en la computadora, pero cuando aquello había que hacer el dibujo.
¿Cuándo empieza en la fotografía?
Cuando venden la revista; el día que llegaron los nuevos dueños yo subí mis cosas para donde estaban los dibujantes para aparentar que era ayudante de ellos y el director me subió el salario de 8 pesos semanales, a 15.
Un día me dijo que hiciera dibujos para niños y el primero que hice fue el de un niño con una bandera cubana a la que le pinté seis franjas azules en vez de cinco, pero nadie protestó y se publicó así mismo.
Por otra parte me dediqué a dibujar letras capitulares, óvalos como reserva en las páginas y los letreros de la portada.
Un día Carlos Fernández, el director artístico, me dijo que dejara el dibujo que todo eso era una mierda y empezara a hacer fotografías que él me iba a comprar unos equipos.
Ahí empecé a hacer fotografías; a la semana de eso fui a hacer las fotos de la inauguración de una fábrica en Manacas, hice una colección de postales preciosas, aunque casi no tenía experiencia, con una Grafia 4 x 5 que tenía cortina y obturador y con esa misma hice un fashion show con más de sesenta modelos norteamericanas y me quedó muy bien.
La técnica fotográfica es muy fácil de aprender, el lío está en tirar, lo que tienes que aprender es a componer, a pensar, a ver imágenes.
¿Con quiénes trabajó en la revista Carteles siendo ya fotoreportero?
Con Santiago Cardosa Arias, José Hernández Artigas, Onelio Jorge Cardoso, Oscar Pino Santos y con Corrales; habitualmente Corrales trabajaba con Onelio Jorge Cardoso y con Oscar Pino Santos, y yo con Cardosa y con Hernández Artigas.
Con ellos yo salía para la calle a buscar cosas, porque si llevábamos cosas interesantes que a la redacción de la revista no se le hubiera ocurrido, nos las publicaban. De esa manera yo hice un reportaje que se llamaba « ¿Quién dice que hace calor?», que reflejaba a personas que trabajaban en condiciones de altas temperaturas.
Hice también otro que se llamó «Se acabaron los enanos en Cuba», y que partió de una noticia que decía que habían inventado una vacuna que al ponérsela a los enanos, éstos crecían, entonces entrevistamos enanos que eran médicos y nos dijeron que no era cierto y también fotografié como seis o siete familias de enanos acondroplásicos, allá en Luyanó; esos fueron trabajos muy interesantes, pero todos esos negativos se me perdieron en Carteles, después de la Revolución.
Luego empezamos a hacer cosas más serias, como un reportaje sobre los juguetes de guerra, que por cierto, cuando conocí a Titón, a finales de los 50 me dijo que le había parecido muy sugerente este trabajo gráfico pero que era una lástima que no hubiera retratado personas, creo que él tenía un poco de razón, pero era la primera vez que me criticaban una foto y me cayó como una patada en el estómago, pero bueno, después se me pasó.
¿Cómo un fotógrafo se convirtió en jefe de información de una revista como Cuba Internacional?
Bueno, me lo plantearon y por supuesto, primero dije que no, pero resulta que los periodistas fueron los que me propusieron y entonces acepté; era un tremendo elenco de periodistas, era la flor y nata de la prensa cubana en esa época, todos muy inteligentes, muy buenos escritores, gente interesada en la cultura como Reinaldo Escobar, Eliseo Alberto Diego (Lichy), recientemente fallecido, Raúl Rivero, Norberto Fuentes, Antonio Conte, Luis Báez, Manolito Pereira, Agenor Martí, Olga Fernández, algunos luego cogieron otros caminos, pero mientras trabajamos juntos, nunca dejé que ninguno pidiera permiso ni consultara los trabajos que hacía, solo les pedía que fueran responsables de los mismos.
Fui durante cinco años jefe de información de la revista Cuba Internacional, y en ese tiempo estudié periodismo en la universidad y me gradué en el 79. Allí hicimos muchos buenos reportajes.
¿En qué año salió de la revista Cuba Internacional?
De Cuba Internacional salí en el 81, no salí, me botaron, aunque el documento oficial dice que pedí la baja; es un cuento largo, en resumen me botaron por cobrar un trabajo que yo le había hecho a Juanita Mateo, porque en Prensa Latina había una resolución que indicaba que todo aquel que trabajando allí hiciera un trabajo particular y lo cobrara, debían sacarlo y en el juicio me declararon culpable y me botaron.
¿Cuál considera su fotografía más importante?
Yo no quiero, ni puedo, escoger fotografías porque mí me gustan todas mis fotos, no puedo decirte mentiras; tú piensas muchas fotografías pero hay algunas fotografías que tú las viste, hay muchas fotos que yo vi, las tenía en la cabeza, la vida me las puso en la mano, que me dijo: mira esto es lo que tú viste te lo pongo en la mano para que lo hagas.
¿Con cuál fotografía lo identifica más el público?
Con todas las de la guerra, pero ahora me he quedado impresionado porque la gente habla de mí como si la única foto que yo hubiera hecho en mi vida fuera la de Martí y el colmo es que un grupo contrarrevolucionario, en una especie de congreso en Nueva York, la foto que utilizó fue la de Martí y le pusieron mi nombre y todo.
Es bueno que me relacionen con la foto de Martí porque así me quitaron la autoría de la de Fidel del tanque en Playa Girón, que no es mía, sino de Mario Collado, aunque durante muchos años me la adjudicaron.
Continuará…
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