Entre mis imborrables recuerdos.


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Entre mis imborrables recuerdos.

Jamás he podido olvidar el primer asunto que me impresionó de Alejo

Carpentier en mis primeros años de vida, fue su gusto por la música. Pasados los años, supe que su mamá rusa, se había encargado de inclinarlo hasta esa disciplina y su padre francés hacia las lecturas de las obras de Honorato de Balzac, Emilio Zola y Gustavo Flaubert.

Después comprendí mucho mejor, aquella tan peculiar manera que tenía el escritor de hablar el idioma español. Años más tarde, a pesar de su andar por el mundo, de sus problemas con el apellido de la madre, de su conflicto sobre su nacimiento, en Suiza, en La Habana, o no sabemos dónde, de su inmensa obra literaria, para mí, Alejo Carpentier, fue tan nuestro como nuestras propias palmas y tan apasionadamente cubano, que nunca se me ha ocurrido cuestionar su nacionalidad.

No podría decir cuáles libros de Alejo me apasionan más, me encantan todos, El Reino de este mundo, y aquel disco editado por La Casa de las Américas con fragmentos de este texto y Los Pasos Perdidos, EL Siglo de las Luces, Concierto Barroco , entre otros, me llenan la inmensidad de su memoria.

Ahora cuando el Festival del Bolero se desarrolló en Cuba, y en México, por supuesto, pensé una vez más en Alejo, junto a otro imborrable recuerdo, el de Antonio Machín, aquel músico cubano, muy humilde que viajó como trotamundos, llevando nuestra música y en especial nuestros boleros a recónditos lugares del planeta.

Ahora, que proliferan las migraciones, que la música estremece una vez más , y que la vida cambia de manera acelerada, estos recuerdos, no abandonan mi mente y me hacen abrir de emociones mi larga existencia.

Mi papá nació a finales del Siglo XIX y mi madre en 1906. Eran contemporáneos por tanto de ambos y mucho, oí hablar a la largo de mi existencia.

Mientras Alejo, nacía en hogar muy especial, Machín lo hacía, por cierto, tres años antes, bien humilde, y con el nombre de Antonio Abab Lugo

Machín, en Sagua de Tánamo. Mientras el uno, llegó a convertirse en un gran escritor con importantes premios y junto a ellos, el primer Premio Cervantes para Cuba, en el caso de Antonio Machín, cantante y compositor, resultó famoso por su música, por sus recreaciones de temas como El Manisero, Dos Gardenias, Angelitos Negros, Madrecita, entre muchos otros que poblaron su quehacer cultural. Con Azpiazo y la orquesta llegó Machín a Nueva York, después Londres, Paris, cantando y llevando los ritmos de Cuba a muchas países y más tarde , asentado en España, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, la patria de su padre y abuelo, hasta su muerte en 1977.

 En Sevilla se casó y allí una estatua con sus maracas en sus manos, que lo recuerda siempre. Alejo Carpentier, exclamó: “Machín  interpretó con igual fortuna una rumba trepidante que una canción llena de nostalgias. Pleno de curiosidad y amor por las cosas de su tierra sacó del olvido muchas décimas antiguas, canciones cuyos recuerdos comenzaban a borrarse, comunicándoles nueva vida”.

Alejo siempre impartió cursos de música y eso fue muy hermoso. Fue en 1946, cuando Alejo, escribió aquel ensayo que tituló La Música en Cuba, allá en el México hermano, y apenas unos meses después a Antonio Machín le llegaría su gran éxito en España, la canción moruna Angelitos

Negros, convertida en bolero merced a un arreglo musical en la década de los sesenta y estrenada en el Teatro Novedades de Barcelona. Dicen que por más de treinta años dominó la escena musical española. Cuentan que Antonio Machín, popularizó en sus viajes por muchas naciones, nada menos que aquella canción insigne de Moisés Simons: El Manisero.

Alejo Carpentier, había escrito cantatas para música de importantes creadores, mientras textos de su propiedad habían sido musicalizados por muchos importantes compositores, entre ellos, nada menos que por Alejandro García Caturla.

Como dato curioso les cuento, que el disco El manisero, grabado en 1930

acompañado Machín por la orquesta de Don Azpiazu para la compañía Victor de Nueva York, constituyó el primer éxito millonario en ventas de la música cubana.

Sabía usted amigo lector, que Alejo Carpentier , fue un activo organizador del Segundo Festival de Música Latinoamericana que se realizó en Caracas Venezuela, en el año de 1957?

 

 

Cuando Alejo recibía en el 1977, el Premio Cervantes, fallecía Antonio Machín a los 74 años, descansa en el Cementerio de San Fernando de Sevilla. Alejo vivió años después, cuando lo sorprendió la muerte en Paris, en 1980.

Aquí tienen los amigos, dos cubanos excepcionales, amantes de nuestra cultura nacional, indiscutibles creadores, que emigraron y viajaron por el mundo, que supieron dejar huellas imborrables; cubanos que amaron y se dejaron amar, dos artistas que siempre recordaremos, y que jamás vamos a olvidar.


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