Apenas dos meses antes de morir en noviembre de 2018, Enrique de la Uz recibió el último reconocimiento en vida a su labor como fotógrafo, al ser incluido entre los 50 artistas del lente seleccionados por el Dr. Rafael Acosta de Arriba para la exposición colectiva La imagen sin límites. Muestra antológica de la fotografía cubana que, en el Museo Nacional de Bellas Artes, ofreció un panorama de dicha expresión visual desde su llegada al país en 1840.
De tal modo, el especialista acuñaba el criterio de que no es posible estudiar la historia de la fotografía en Cuba, sin tener en cuenta la obra de quien también destacó en la crítica de las artes visuales y del cine, siendo él mismo autor de varios documentales y videos.
Tras abandonar los estudios de Arquitectura en 1968, Enrique de la Uz se entregó por entero a la fotografía, en un primer momento bajo las miradas del suizo Luc Chessex - por aquellos años radicado en Cuba- y nuestro Raúl Martínez.
Varias publicaciones periódicas lo acogieron desde entonces. Unas, por sus críticas de arte, como El Caimán Barbudo y otras, como Cuba Internacional o la Revista Revolución y Cultura por esas imágenes en las que sobresalían por igual lo testimonial y lo estético.
Fuera de Cuba, realizó exposiciones personales en España y Suiza; mientras que, por Italia, Estados Unidos, Brasil, México, Argelia y varios países asiáticos, viajó su obra en proyectos colectivos.
El 21 de marzo de 1944 había nacido en La Habana Enrique de la Uz, un artista recordado no sólo por su innegable talento, sino también por su espíritu humilde y bondadoso.
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