Fiel a su primera influencia visual: los campos donde nació, José Perdomo volvió a ellos cuando en 1989 culminó estudios en el Instituto Superior de Arte, graduándose como el alumno más destacado de su curso.

La muralística, a la que entonces impregnó aires renovadores en Sancti Spíritus y la ambientación de espacios, junto a la pintura de los siempre presentes paisajes que le moldearon su apreciación del mundo, ocuparon por décadas la labor de este artista, cuyas obras, ya reconocida en otras latitudes, llegan finalmente a exponerse en La Habana, donde comenzó a residir poco antes de que una pandemia cambiara al mundo.

Socialmente aislado, como imponían las circunstancias, y en uno de los municipios más populosos de la capital, Perdomo retornó con avidez a aquellos parajes a través de esas fotografías que ahora también muestra y que recreó en quince lienzos, incorporándole casi imperceptibles detalles del entorno urbano relacionados con el cuidado del medio ambiente.

Tales elementos, incorporados por él con el paso del tiempo, brindan un carácter polisémico a la obra, expandiendo así el espectro del paisaje como género, al hacerlo trascender lo meramente hedonista.

Con los espejos de agua que hermosamente reproduce y la fragilidad de la naturaleza juega el título de la exposición: Breves espejismos, reveladora del tremendo oficio de quien ya inscribió su nombre en la historia de las artes visuales espirituanas.

Curada por Indira Carrillo Álvarez, la muestra que se inauguró en la tarde de este viernes podrá ser visitada hasta mediados del próximo mes de agosto en la Galería Collage Habana, perteneciente al Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC).