Amberes y La Habana, dos ciudades portuarias, puntos de encuentro e intercambio cultural, se abrazan y funden en el edificio de Arte Universal, del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), que por demás está ubicado en la Avenida Bélgica, próxima al Prado habanero. Justo ahí, se exhibe por vez primera la exposición Rubens y Amberes en blanco y negro, organizada de conjunto con la Consejería de Cultura de la ciudad belga.
La muestra está integrada por 13 grabados, diez de los cuales reproducen obras originales del gran maestro de la pintura flamenca Peter Paul Rubens (1577-1640), y constituye una posibilidad excepcional de acercarse a la obra de quien fuera el pintor favorito del rey Felipe IV de España. En ella es posible apreciar retratos, paisajes, escenas mitológicas, religiosas e históricas, entre otras temáticas recreadas por el artista con grandilocuencia pero también con exquisita sensibilidad.
Del excelente dominio de la composición que caracterizaba a Rubens y su capacidad para manejar la sicología de los personajes representados (figuras plenas de luz y carnalidad) da crédito además esta exposición, que estará abierta al público hasta el 2 de octubre. La confección de cada uno de estos diez grabados de Rubens fue chequeada directamente por él, quien preocupado no solo por la difusión de lo que hacía, sino también porque las reproducciones fueran lo más fiel posible al espíritu de su creación, se ocupó personalmente de dirigir y encauzar el proceso de reproducción de sus piezas y obtuvo ante la ley los derechos exclusivos para replicar su obra.
A los mejores grabadores de la época (Pieter Claesz Soutman, Christoffel Jegher, Jacob Matham, Cornelis Galle, Lucas Vorsterman y Nicolaes Lauwers, entre otros), llamó Rubens a su estudio para que reprodujeran sus pinturas. Su marcado interés en ello elevó el arte del grabado al más alto nivel.
De ahí que las piezas traídas a Cuba y mostradas como parte de Rubens y Amberes en blanco y negro, sean una copia fiel de lo producido por quien fuera ennoblecido por Felipe IV, de España, y Carlos I, de Inglaterra.
La apertura en Cuba de esta muestra y, en su contexto, la presentación del catálogo de la colección de pintura flamenca y belga en el Museo Nacional de Bellas Artes, dió inicio a una nueva etapa de colaboración entre el MNBA y la Asociación de Museos de Amberes.
Talento y cultura
Ningún pintor europeo del siglo XVII aunó como lo hizo Rubens talento artístico, éxito social y económico y un alto nivel cultural. El Homero de la pintura, como lo calificó el también pintor Eugène Delacroix, gran admirador suyo, logró establecer uno de los estudios más exitosos e influyentes de la Europa de su tiempo. Mucho contribuyó, en ese sentido, no solo su extraordinario talento artístico, sino también su éxito en las grandes cortes de Europa y su elevado estatus social.
Con una amplia formación humanista y un profundo interés por comprender todo lo relacionado con la antigüedad, Rubens dominaba diversas lenguas, incluido el latín, y llegó a ejercer como diplomático en distintas cortes europeas. Nació en Siegen, Westfalia (Alemania), en el seno de una familia calvinista flamenca y en 1609 fijó su residencia en la ciudad de Amberes, donde falleció en 1640.
La mayor parte de su obra está en el Museo del Prado, donde según cifras divulgadas hay alrededor de 90 cuadros, la mayoría procedentes de la Colección Real, pues su principal cliente fue el rey Felipe IV de España, quien le encargó decenas de obras para decorar sus palacios y tras el fallecimiento del artista compró casi todos sus bienes.
El Museo Real de Bellas Artes de Amberes posee una amplia colección de piezas de Rubens. Entre las instituciones culturales que atesoran obras suyas, sobresalen además la National Gallery de Londres, la Alte Pinakothek de Múnich y el Museo de Historia del Arte de Viena.
Oscar J. Antuña Benítez, curador de Arte Flamenco y Holandés, aseguró a Juventud Rebelde que el MNBA carece de piezas de este gran genio. «Sí tiene copias realizadas en el siglo XIX, pero no son de gran valor». De cualquier modo, aclaró que «en una de las salas permanentes del edificio de Arte Universal se exhibe una obra producida en su taller en la que participan sus discípulos y él hace una parte del trabajo».
Como un dato curioso Antuña resaltó que publicaciones y catálogos de la primera mitad del siglo pasado aseguran que en la Isla existieron obras de Rubens, pero se desconoce su paradero.
Además de grandes pinturas, muchas de las cuales son conocidas en el mundo entero, Rubens realizó cientos de dibujos y bocetos, los que utilizaba para preparar sus cuadros, así como numerosos diseños para estampas.
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