“Durante la travesía no hubo un solo día de mar tranquilo. Es conocido que una noche, cerca de las costas cubanas, una fuerte ola hizo caer al agua al observador de proa, que debía identificar las luces de un faro. Fidel, fiel al principio de que a los amigos no se les abandona en la desgracia, ordenó detener la embarcación. Con la ayuda de linternas, pues la gasolina de la planta eléctrica se había agotado, estuvieron buscando al compañero en el mar enfurecido durante más de media hora, hasta que lograron subirlo a cubierta (…) Todos estos inconvenientes provocaron que la travesía del Granma durara casi una semana, en lugar de los cuatro o cinco días calculados. El desembarco debía coincidir con un levantamiento armado en la ciudad de Santiago de Cuba, organizado por el Movimiento 26 de Julio, el cual se produjo el 30 de noviembre, fecha basada en el cálculo de la duración de la travesía, mientras el arribo del yate no tuvo lugar hasta el dos de diciembre. La acción armada en la ciudad puso en alerta a las autoridades, que movilizaron tropas hacia Oriente”.
Así expresó el General de Ejército Raúl Castro Ruz al doctor en Ciencias Históricas Teniente Coronel Nikolai S. Leonov (Almazovo, Rusia, 1928), durante su testimonio contenido en el libro Raúl Castro. Un Hombre en Revolución (1). Y así también quedará para la Historia de Cuba y su Revolución una de las páginas más hermosas y, a su vez, más dignas y valerosas escritas por la Generación del Centenario: la travesía del yate Granma, el que partió de costas mexicanas, con la vanguardia revolucionaria de un pueblo hermano para poner proa hacia la Historia; pueblo, dispuesto a lograr su definitiva libertad e independencia tantas veces mancillada; dispuesto a vencer o morir en el Año del Centenario del Apóstol, José Martí.
En otra parte de dicho testimonio Raúl rememora que “casi agotado el combustible y próximo el amanecer, que facilitaría la localización del yate por la exploración enemiga. Fidel ordenó enfilar directamente la embarcación hacia la costa que resultó ser una zona de manglares (…) Los combatientes tuvieron que saltar al mar, avanzar hacia la orilla con el agua al pecho y atravesar la compacta vegetación costera hundido en el lodo (…) Cuando aún no se habían alejado de la orilla, escucharon primero a un guardacostas y después a la aviación disparar contra el Granma, descubierto por el ejército de la tiranía (…) El Che Guevara, en sus anotaciones, comparó este hecho con un naufragio (…) En la actualidad, y desde 1968, el dos de Diciembre se celebra en Cuba el Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, pero en esa fecha de 1956 faltaba mucho para pensar en celebraciones”.
Lo mejor del ser humano en pensamiento revolucionario y acción aleccionadora fue el núcleo y nutriente de aquella Generación del Centenario del Nacimiento del Apóstol de la Independencia de Cuba José Martí, con jóvenes de todos los estratos sociales del país –obreros, campesinos, estudiantes, trabajadores–, quienes no transigieron en brindar su sincero apoyo al ideario martiano –inconcluso en aquellos terribles momentos–, y a un joven abogado dispuesto a vencer o morir por sus principios.
En su libro Leonov, mediante una prosa clara y directa pone en manos del lector infinidad de recuerdos personales, acciones y hechos –ya archivados como memoria histórica de un pueblo y nación–, su encuentro primero con el joven revolucionario cubano Raúl, a partir de la cual nace una buena amistad la que, con el transcurrir del tiempo, crece y se consolida en lazos profundos y fraternos con el General de Ejército Raúl Castro Ruz.
A esa magnífica Generación y, en especial, a un joven emergido de ella, dedica sus memorias en ampliación anecdótica y mediante disímiles informaciones, el mencionado volumen; volumen concebido, sin lugar a dudas, a una ilimitada amistad y de un profuso intercambio de experiencias y objetivos tan sólo logrados cuando “la amistad es superior al amor en que no crea deseos, ni la fatiga de haberlos satisfecho, ni el dolor de abandonar el templo de los deseos saciados por el de los deseos nuevos”. (2)
La herencia y el ejemplo de Fidel y de los combatientes del Granma, quedará por siempre en la memoria de nuestros pueblos. Su recuerdo seguirá vivo y sus palabras son una guía de ética política y social, además de entrañable solidaridad. Solidaridad que hoy se hace más latente que nunca en las Brigadas Médicas cubanasque se baten contra la COVID-19 en innumerables rincones del mundo, demostrando (¡una vez más y desde hace más de seis décadas!), el espíritu internacionalista de aquellos otros (82 en total), quienes, un 2 de Diciembre de 1956 pusieron proa hacia la historia a bordo de un pequeño buque de recreo el Granma para demostrar el mundo como legado futuro para todos los tiempos, y como bien sentenciara el General de Ejército Raúl Castro Ruz que: ¡¡Sí se pudo, se puede y se podrá!! El yate Granma continúa con su proa enfilada hacia el futuro.
Notas:
- Leonov, Nikolai. Raúl Castro. Un Hombre en Revolución. Editorial Capitán San Luis. La Habana, 2015.
- José Martí. Obras Completas. Periódico La Opinión Nacional, 19 de mayo de 1882. T. 13, p. 18-19.
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