Era una lluviosa mañana de octubre y los organizadores de la 17 Edición del Festival Internacional de Teatro de La Habana anunciarían en conferencia de prensa los pormenores de dicho evento. La cita sería en el Salón Alejo Carpentier, último piso del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. Allí iba a entrevistar a José Enrique Caballero. Actor graduado del ISA en 2005, e integrante del Estudio Teatral Buendía desde 2012, quien participa con el unipersonal Le Chevelier Brindis de Salas.
Este monólogo forma parte de la segunda pieza que integra la trilogía Ritual cubano. El debut fue en 2012 con la obra Kid Chocolate, gracias al Programa de Residencias Artísticas para Creadores de Iberoamérica en México, D.F. En esta ocasión Brindis… busca rescatar la figura de Claudio José Domingo Brindis de Salas (La Habana 1852-Argentina 1911), también conocido como el Paganini negro o el Rey de las Octavas, violinista reconocido por su universalidad.
El entrevistado llevaba camisa de mangas largas a cuadros, de tono carmelita, unos jeans, zapatos cómodos y un sombrero de guano. Sería imposible no distinguir entre los presentes y sus prendas de hilo u otros tejidos —que llevaban con total desenfado— a aquel que vestía en una mañana lluviosa un típico sombrero cubano.
Después de subir las escaleras hasta el último piso del majestoso teatro, saludar a colegas y amigos, nos acercamos a la barra para refrescarnos con agua, café o té y así eludir el calor que ni siquiera con la lluvia se disipaba. Comenzamos la plática con nuestras bebidas —agua para él y café para mí— en una de las mesitas del salón.
La 17 Edición del Festival de Teatro de La Habana tiene como slogan Teatro-Sociedad-Resistencia. ¿Tiene Brindis de Salas… algo que ver con esto o no?
Brindis de Salas… tiene mucho que ver con la tesis de este festival de teatro, primero porque estamos hablando de un proyecto teatral que dialoga con la sociedad cubana e internacional y toca temas como la identidad, la descendencia, la existencia del afrodescendiente en Cuba y su devenir a través de la construcción de Cuba como nación. Es un proyecto que empezó con Kid Chocolate pero que ya está con Brindis de Salas…, que estamos hablando de alguien que sinceramente para el momento que vivió y la sociedad en la que vivió fue un personaje que resistió desde embates racistas hasta la misma competencia del medio al que se dedicaba que era la música. También tiene que ver mucho porque es un acto de resistencia el que yo me obsesione con hablar de estos personajes, meterlos en una sala de teatro para 100, 200 personas en la Cuba de hoy. Es un unipersonal que forma parte de una trilogía que se llama Ritual cubano. Kid Chocolate es la primera, Brindis de Salas… es la segunda, y la tercera la estamos procesando todavía, pero es también un monólogo tal vez en el campo de la política o de la guerra. Esta tríada de espectáculos entra no solo dentro de la tesis del festival, sino que el teatro en sí es resistencia y sociedad. Es una alegría que el espectáculo haya sido seleccionado para el festival, eso quiere decir que algo le ven al espectáculo que pueda funcionar en estos tiempos donde hay que resistir, donde hay que abrir la sociedad al futuro sin perder lo que fuimos.
¿Se pudiera decir que esta sería tu línea de trabajo? ¿Abordarías siempre estas temáticas?
Ritual cubano no es un proyecto de teatro, es un proyecto de amigos que nos queremos reunir, de esto saldrá más adelante un documental, un corto de ficción, saldrán espectáculos de danza. Es un proyecto a partir del espacio que da Flora Lauten en Estudio Teatral Buendía para que los estudiantes de Buendía puedan estudiar estas propuestas. Soy un actor que por necesidad escribí un monólogo, por necesidad se montó y por necesidades profesionales y personales con el paso del trabajo fui develando en mí compromisos sociales que antes no había o no estaba claro de eso.
Entonces hay una especie de madurar…
Todo el tiempo, con Kid Chocolate, arriesgado, sin miedo. Brindis de Salas… ha tenido un recorrido muy sorprendente para nosotros; claro, tuve una obra que lo antecedió y que también funcionó, pero Brindis… automáticamente que se estrenó, el dos de junio en la Sala Llauradó, el mismo día que falleció en Argentina Brindis de Salas, después fuimos al Café Teatro Macubá en Santiago de Cuba y ahora estamos en el Festival de Teatro de La Habana. También tenemos la propuesta de ir al Festival de Teatro de Pequeño Formato de Villa Clara y al Festival Internacional de Cine de Gibara como una de sus actividades colaterales.
¿Cómo llegas a escribir estos monólogos? ¿Tiene algo que ver la Beca de Creación que obtuviste?
La primera gran sorpresa fue con Kid Chocolate, que se ganó una Beca de Creación en México en 2012, una temática como la de un boxeador cubano en una convocatoria internacional de más de 500 propuestas seleccionadas de toda Iberoamérica y el Caribe fue sensacional. Después fuimos a Jalapa, Veracruz, luego regresamos a Cuba; y es un espectáculo que ha ido funcionando. Una vez que propongo Brindis de Salas… con todo el antecedente de Kid Chocolate…
Todo marchaba bien con la entrevista, hablábamos como si nos conociéramos desde antes. Hasta que las pruebas de sonido de la conferencia —casi a punto de empezar— atentaron contra la conversación. Nada podía escucharse más allá del “1,2 3, probando, probando…”
II
Decidimos entonces buscar un lugar más tranquilo y apropiado —dentro del mismo salón— para continuar la entrevista. Fuimos hacia el final, cerca de un gran ventanal que daba vista al Parque Central.
Continuábamos, lo que después descubrimos era la segunda parte de la entrevista, hasta que uno de los custodios llegó a interrumpirla —por suerte con solo alzar la mano y hacerle una señal de stop fue suficiente para que su voz no saliera en la grabación—, era evidente que allí tampoco podíamos continuar, aun así, el generoso custodio nos cedió unos minutos más.
Te preguntaba sobre cómo llegas a escribir los monólogos…
Eso primero lleva investigación, proceso de creación del texto, una puesta en escena. Todo eso no lo hago solo, me armo de un equipo que va desde el productor hasta todos los asesores de texto, de puesta en escena, asistentes de dirección, directores artísticos, diseñadores. Solamente hago la propuesta, hago la búsqueda, lo demás es el trabajo de otros profesionales desde su perfil, un equipo multidisciplinario.
Estos espectáculos tienen la bendita asesoría de Flora Lauten y de Raquel Carrió en la puesta en escena. Por parte de los especialistas, tengo a Eduardo Arrocha en el diseño de vestuario. Todo parte de una preparación que se tiene en la academia que es el cuento cubano donde uno mismo tiene que convertir un cuento en diálogo, personajes, creaciones, eso se me quedó aquí, en la memoria —y señala con ahínco el índice a la sien— de hacer un monólogo una vez como actor; pasé un curso de guión en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, después me lancé a la tarea de buscar el personaje y cómo escribir la historia, tenía muchos personajes en mente —aclara que no busca personajes a los que se parezca físicamente, sino que es pura coincidencia— y por azar del destino en lo que creo debe existir. Yo pongo la vista en una lista de nombres, tenía a Chano Pozo, Kid Chocolate, Brindis de Salas, Bola de Nieve, José White, Jesús Menéndez y dije, “bueno, el primero del que me llegue la información, todas son vidas interesantes”, y lo primero que me llegó fue un libro de Kid Chocolate que no se ha editado más desde el año 1986, y en una vidriera de cuarenta libros que había me llamó la atención uno amarillo y cuando me acerqué era de Kid Chocolate, cuando salí de ahí una persona me había dejado un mensaje que tenía un número de la revista Carteles donde había salido un artículo sobre Kid Chocolate.
Con Brindis de Salas fue igual, le agradezco mucho a mi profesora de actuación durante cuatro años, Corina Mestre, que me empujó, ella quería que yo hiciera un monólogo de José White y a mí no me parecía tan atractivo. Me gustan las vidas misteriosas para ficcionarlas. Un día pensé en Brindis de Salas y el solo hecho de pensarlo me hizo tener en mis manos a los tres días el libro de Nicolás Guillén y después el de Armando Toledo, que es una recopilación.
¿Cómo llegas a esa lista de nombres, personajes, vidas?
Para llegar a la lista simplemente me senté, un amigo mío me dijo que si quería un monólogo tenía que escribirlo, defender mi tesis sobre la voluntad y resistencia del negro en Cuba, eliminar diferencias desde la actitud del diálogo, y un buen día me encuentro con Omar Valiño y me dijo “la mejor dramaturgia es la biografía de un personaje, tú te lees la biografía y ahí está contada toda la historia del personaje”. Y eso es real.
III
Afuera la lluvia apretaba y el custodio —quien ya había sido muy generoso al cedernos unos minutos— debía cerrar los amplios ventanales. Desde luego, el sonido de las vetustas bisagras quedó registrado en la grabadora. Finalmente nos movimos hacia el pasillo lateral que llegaba al salón y allí pudimos concretar la parte final de la interrumpida entrevista, justo antes de la conferencia.
“Como no soy escritor, encontré en las biografías todas mis deficiencias como dramaturgo. Después de haber hecho la investigación, revisado los artículos de prensa, viene el trabajo de puesta en escena que tiene mucho que ver con la influencia que yo tengo de Flora Lauten en el Teatro Buendía. Sobre todo en el trabajo con las imágenes, cómo contar una historia a través de la plasticidad de las imágenes, eso me gustó mucho. A veces estaba ensayando con ella, pero a veces me sentaba afuera y quería ver como ella había logrado esa imagen. Yo viví cinco procesos con Charenton, La Vieja Dama —no la llegué a hacer, pero viví el proceso—, Pedro Páramo, Hamlet y Éxtasis. Homenaje a Santa Teresa de Jesús. Esto me fue nutriendo de claves o puntos de referencias importantes para mí. Lo otro es que soy un actor que aboga mucho por el trabajo físico, por la expresión corporal y esto en Kid Chocolate se ve mucho, me gusta la danza e hice toda una investigación de las danzas afrocubanas mezcladas al boxeo como tal. En el caso de Brindis de Salas… es totalmente distinto, no hay tanto trabajo de expresión corporal sino de caracterización física, de voz. Todos los espectáculos son con música en vivo y esta es también una característica del Buendía, comprendí que ayuda al espectador a traducir desde el punto de vista sensorial todo lo que pasa en escena, lo compromete mucho más. Muchos son los referentes visuales que tomo desde largometrajes, puestas en escena, todas las películas hechas sobre Paganini, entre otros”.
¿Cuánto tiempo de preparación te tomó Brindis de Salas?
Este es un proceso de dos años, sobre todo por la investigación, que es lo que más tiempo se lleva. La puesta en escena es a través de una planta, yo construyo un cuadro y en cada cuadro pinto los elementos que van a estar y por lo que acontece en la escena voy diseñando los movimientos, qué elementos toma, hacia dónde lo lleva, por qué. Todo eso lo trabajo, lo memorizo, lo pongo en escena. La última etapa es una por la que abogo mucho. Yo, a pesar de ser un hombre de teatro, me desenvuelvo en los medios y sé el poder que tienen los medios, de ahí que he visto como una carencia dentro del teatro —y en especial el teatro cubano— promover de la manera más efectiva el teatro. He tenido la oportunidad de trabajar con otras compañías fuera de Cuba y, más allá de los recursos, el soporte comunicacional es estrategia de vender un espectáculo, sé lo que implica un buen spot televisivo, un buen spot radial, los carteles, las pegatinas; darle visualidad a las personas que quizás no saben la noticia, o no saben de qué va la obra, pero les interesa. Esa es la fase final, si no lo haces nadie va al teatro a ver la obra, si no lo haces todo el trabajo de un equipo se diluye.
¿Existe alguna fase después de eso?
El actor se echa a reír… “Después de eso, bueno la fase final nunca hay, porque uno nunca termina con un espectáculo porque todo el tiempo que lo repones le cambias cosas, le adicionas cosas, en el afán de ir encontrando, de ir dejando más definido lo que quieres o hacia dónde quieres llegar. Yo creo que más que una fase final, el teatro es un estadío permanente que es el de reinventarte, reinventar tu tesis, reinventar la obra, reinventar cómo llegar al público, ante un público que necesita de algo tan importante, tan sano, tan productivo como el teatro. El teatro dialoga. La sociedad en el mundo hoy no dialoga y el teatro propone ese diálogo, eso también lo proponemos con Brindis de Salas, un diálogo entre el público y los creadores. Y en eso estamos dialogando”.
Ya la amplia programación del 17 Festival Internacional de Teatro se despliega en los teatros capitalinos, y el público podrá apreciar los conflictos de Brindis de Salas, un genio cubano, virtuoso músico de su tiempo, absorbido por su talento y sus excesos; esta vez en la piel de José Enrique Caballero, para muchos uno de los mejores actores de su generación.
Solo resta convidar a los amantes del teatro a que disfruten de la puesta en escena de Brindis de Salas… que será del 27 al 29 de octubre en la sede del Teatro Buendía, sitio en Calle Loma y 39, en Nuevo Vedado. Viernes y sábados a las 7:00 pm y el domingo a las 5:00 pm.
SINOPSIS DE LA OBRA
Fría noche de junio de 1911. Habitación de la posada Airedivini, Buenos Aires, Argentina. Brindis de Salas. Violinista cubano de gran fama mundial, atravesando un estado de salud muy delicado, intenta dormir para en la mañana salir a buscar mecenas que llenen sus bolsillos vacíos. Esa noche será atacado por recuerdos, pesadillas, alucinaciones extrañas. El origen de este suceso será revelador.
FICHA TÉCNICA
Título: Le Chevalier Brindis de Salas (Teatro para adultos).
Duración: 55 minutos.
Dirección: Jorge Enrique Caballero y Eduardo Eimil.
Dramaturgia y actor: Jorge Enrique Caballero.
EQUIPO DE REALIZACIÓN:
Director Asistente: Yoindra Maestre.
Producción y Promoción: Tony Zamora.
Director de Arte, Luces y Vestuario: Eduardo Arrocha.
Diseño Escenográfico: Eduardo Arrocha y Jorge Enrique Caballero.
Diseño de Maquillaje: Carlos Moreno.
Diseño Banda Sonora: Jorge Enrique Caballero y Nelson Hernández (Tito).
Diseño Gráfico: Carlos J. Mondeja.
Audiovisual y Dirección Artística: Eduardo Eimil.
Asesora de Puesta en Escena: Flora Lauten.
Asesora de Dramaturgia: Raquel Carrió.
Asesora Musical: Jomary Echavarría.
Realización de Vestuario: Ramón Rodríguez.
Sonido: Nelson Hernández (Tito).
Luces: Javier Rodríguez.
Spot Televisión: Danilo C. Paris y Gabriel Alemán.
Spot Radio: Alexis Rodríguez.
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