El Taller Experimental de Gráfica de La Habana ha descubierto el secreto de la eterna juventud. Y no es que lo haya encontrado en algún cofre oculto en sus antiguos muros, ni se lo haya revelado una de las cartománticas que frecuentan las inmediaciones del Callejón del Chorro, allá en la Plaza de la Catedral, a cuyo final se alza con un aire imponente que se desvanece no más adentrarse en él.
La fórmula que tantas veces muchos han intentado en vano consiste en esa mezcla de generosidad, vocación y laboriosidad que llena los corazones de sus miembros; siempre prestos a colaborar entre ellos y con todo el que llega hasta sus mesas atraído por el misterio de las planchas y las tintas o deseoso de conocer las interioridades del antiquísimo arte. La receta la completan una porción similar de interés por crecer y renovarse.
Una muestra de esta fórmula la constituyen los talleres docentes que, impartidos de manera esporádica con anterioridad, lograron estabilizar a partir de 2018 cuando debido a la pandemia de covid-19 fue preciso acoger las prácticas los estudiantes de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro.
Tan meritorio fue el resultado que a la bicentenaria institución se han ido sumando la Universidad de La Habana, la Universidad de las Artes y el Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI), deseosos de aprovechar para su alumnado el talento y la experiencia que se ha venido acumulando en el TEGH a lo largo de 60 años.
En la Universidad de La Habana fue el Departamento de Historia del Arte de la Facultad de Artes y Letras el que contactó al Taller, con vistas a que sus pupilos del primero y segundo año de la carrera conozcan en la práctica el proceso de realización de una obra, algo que en las aulas del alto centro de estudios solo pueden observar a través de láminas en la asignatura de grabado.
De la Universidad de las Artes asisten los estudiantes de la Facultad de Artes de la Conservación del Patrimonio Cultural, para que su profesora en la especialidad de Papel, la Msc. Idania Martínez Ceballos, les vaya mostrando cada jueves qué papel es el más apropiado para las distintas técnicas del grabado y cuáles son los daños más comunes que sufren estas piezas, entre otros temas de interés para su formación.
Los muchachos del ISDI, por su parte, aprenden en el Taller no sólo asuntos como el origen de la litografía o el diseño de las marquillas, sino también acerca de la cartelística hecha por los artistas gráficos desde el grabado.
En el caso de San Alejandro, la colaboración se realiza ahora a través de una especie de postgrado de litografía, técnica en la que el TEGH es una cátedra de prestigio no solo en Cuba, sino internacionalmente.
Además de estos talleres, la sexagenaria institución ha venido oficializando los Cursos de Verano que, con una breve duración y dirigidos a niños mayores de 10 años de edad, organizan de conjunto con la Oficina del Historiador de la Ciudad, específicamente con el Museo del Naipe; llegando a lograr que los pequeños diseñen sus propias cartas, siempre bajo el celoso cuidado de los miembros del Taller.
Para Yamilis Brito, su directora, aunque ambas modalidades no tengan un mismo fin, sí comparten el difundir las bondades del grabado y sus técnicas, lo que en ocasiones se traduce en el interés de algunos jóvenes de mantener con ellos un vínculo de creación que lamentablemente no siempre puede ser satisfecho debido a la carencia de materiales.
El loable resultado y la excelente acogida que ha tenido esta proyección docente del TEGH, le hace suponer que la misma se extienda en el tiempo, conjetura que asimismo respaldan el entusiasmo que despierta en la membresía y el hecho de que la mayoría de ella posea experiencias al frente de un aula.
Es a la Escuela Nacional de Arte que también celebra este año seis décadas de existencia que dedicará el Taller su última exposición del 2022, agradecido de que sus frutos sean, de igual forma, parte de esa fórmula mágica que lo mantendrá con la hermosura y la vitalidad de la juventud, eternamente.
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