La voz carnet, con la terminación en T, como siempre se había usado en el idioma español copiado del francés, no fue igual a partir de la 19na. edición, de 1970, del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), pues en él se le dio de alta a la forma carné. Sin embargo, ha resurgido ahora después de más de cuarenta años en la Edición del Tricentenario del DRAE, de 2014, y allí no está escrita con letras de las denominadas “cursivas” —como corresponde a las voces extranjeras—, sino con letras de las llamadas “redondas”, esto es, en letras normales —como se plasman los vocablos de nuestro propio idioma en el DRAE—, pues ya lo digo, ha sido adquirida la voz carnet como palabra española.
En el Diccionario, edición de 2014, en el artículo correspondiente a carnet se remite a carné, donde aparece su definición y dice: (Del francés carnet). ‘Documento expedido a favor de una persona, generalmente en forma de tarjeta y provisto de su fotografía, que sirve para acreditar su identidad, su pertenencia a un colectivo o su facultad para realizar una actividad’. Además, se ofrece el significado de carné de identidad, sustantivo masculino así definido: ‘Carné destinado a acreditar oficialmente la identidad del titular’.
¿Y por qué, después de tantos años, se ha traído al vocablo carnet al español?
Pues habría que localizar la génesis, y me parece que de ella algo se dice en el Diccionario panhispánico de dudas (DPD), de 2005, donde se expresa: “En algunos países de América, como Colombia, Venezuela o Bolivia, ha comenzado a circular en los últimos años el verbo carnetizar, con el significado de ‘proveer [a alguien] de carné’, así como el derivado sustantivo carnetización”. Se muestran allí dos ejemplos, uno es del periódico Tiempo, de Bolivia, que dice así: “La decisión [...] de carnetizar a las personas indocumentadas en las áreas urbanas”. Y la otra fuente es tomada del diario Nacional, de Venezuela, que se expresa de esta manera: “Hoy se dará inicio al censo, control y carnetización de trabajadores extranjeros fronterizos”. El DPD dice que estas formas eran rechazadas por la norma culta de esos países, por lo cual en ese lexicón se recomendaba no seguirlas utilizando.
Sin embargo, tan solo nueve años más tarde, el DRAE, de 2014, no tuvo en cuenta estas consideraciones expuestas por el Diccionario panhispánico de dudas, sino que trae en sus páginas a las voces antes mencionadas, esto es, a carnetización, (que se usa en Bolivia, Colombia, Ecuador, Nicaragua, Perú y Venezuela, y ofrece su definición: ‘Acción y efecto de carnetizar’); así como a carnetizar, (que se emplea en iguales países, y posteriormente se da su significado: ‘Dotar de su carné de identificación a alguien’). Y en la parte que se muestra el origen de esta palabra, se dice: “De carnet e izar”, es decir, tuvo la Real Academia que traer a la voz carnet para poder exponer estas nuevas palabras que introdujo en su Diccionario. Además, de los tres países en que decía el DPD que se utilizaban estas palabras, aparecieron otros tres países más, que sí los sumó el DRAE, de 2014. Así que ya se podía considerar la cuestión de una manera distinta a como la vio el DPD.
Efectivamente, como podemos observar con nitidez, todo lo anterior deja bien en claro que “el idioma lo hace el pueblo”.
Las cosas de la vida: En la edición de 1970 del DRAE fue que apareció la voz carné, sin la T, obviando la forma francesa. Y cuánto, cuánto trabajo me costó poder escribirla así. Estuve años de años escribiendo carnet por la fuerza de la costumbre, con la T, pues así es que la utilizábamos todos los escribientes, copiada del francés. Me imagino que a muchos que estaban acostumbrados a escribir carnet les sucedió igual cosa. Por supuesto, aquellas personas que nacieron después de 1970, como no conocieron la escritura terminada en T, pues no tuvieron este problema que cuento. Y solamente hace poco tiempo es que comencé a poder escribirla sin la T... Aunque, en realidad, no me gustaba esta forma española de carné.
Y ahora, después de más de cuarenta años, es que la Academia vuelve a darle su valor a carnet. No sé si podré volver a mi antigua costumbre, no lo sé, pero sí creo que es una forma más “bonita” escribirla con su T final.
Por cierto, cuando antes se dice “trabajadores extranjeros fronterizos”, se le está dando a la voz fronterizo su significado académico, o sea, ‘que está en la frontera [con otro país]’, y no el valor que tiene la palabra fronterizo como cubanismo, es decir: ‘Persona que da muestras de escasa inteligencia, cultura o instrucción’, según apuntan en el Diccionario del español de Cuba sus autoras, Gisela Cárdenas Molina y Antonia María Tristá. No, no se trata de carnetizar a unos trabajadores bobos o tontos, incultos e ignorantes.
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