En la zona meridional de la provincia de Pinar del Río se encuentra el municipio de Consolación del Sur, fundado en el año 1690, cuando la jerarquía eclesiástica determinó crear parroquias en la región más occidental de Cuba. Por ello, en un punto medio entre el Cabo de San Antonio y La Habana, se estableció una pequeña iglesia y una casa de hospedaje, para los viajeros, exactamente al este de la actual Villa consolareña.
Durante mucho tiempo el territorio permaneció abandonado y aislado, debido a que las autoridades coloniales no mostraron interés en poblar la región de vueltabajo, hasta después del ataque a La Habana por los Ingleses en 1762.
Mientras avanzaba el siglo XIX Consolación fue creciendo en población y estructura urbana, hasta que logra establecer el ayuntamiento y el poblado es declarado como Villa.
Sus primeras construcciones fueron de mampostería y teja, con patio interior, ademas de la Iglesia parroquial, la plaza pública y otras obras de gran utilidad como las principales calles de la Villa. El auge económico alcanzado en esta etapa facilita una mayor solvencia económica para sus moradores.
Fueron creadas las primeras instituciones culturales y las sociedades de instrucción y recreo, entre ellas: “La Unión”, “El Porvenir”, Sociedad “Círculos de Artesanos”, “La gloria”. Los primeros periódicos fueron Los Músicos de la murga, El Veguero y La Gacetilla. Fueron construidas las primeras aulas para la enseñanza, el Instituto de Segunda Enseñanza, así como bandas de música y las primeras representaciones teatrales.
Los pobladores de la región no estuvieron ajenos a la Guerra del 95, destacándose figuras como: Catalina Valdés y sus diez hijos; Paulina Pedroso, a quien Martí llamó: “mi madre negra”; Ernesto Asbert, entre otros.
Una vez terminada la Guerra Consolación del Sur, como el resto del país, no pudo sobreponerse a las calamidades impuestas por el sistema neocolonial impuesto a todos los cubanos.
En este período, la familia Fernández Vega construyó la casa ubicada en lo que entonces era un callejón, no muy distante del centro del pueblo. En ella nació y vivió su juventud uno de los más avispados intelectuales de su tiempo, el periodista y orador, Wilfredo Fernández Vega, tristemente célebre por su participación en el cooperativismo político, que llevó a Gerardo Machado a la reelección de 1928. También vivió en ella su hermano, Ramón Fernández Vega; quien en los últimos días del machadato fue gobernador de la provincia de Pinar del Río. Luego la Casa quedó en posesión de sus hijos, dedicados también a la politiquería de entonces.
La casa ha mantenido su estructura original, paredes de mampostería, cubierta de tejas acanaladas, amplios vanos y portones con balaustradas de hierro, persianería francesa, vitrales y mamparas, patio interior, salvo algunas añadiduras en la década de 1920 y 30, cuando se le construyó el baño intercalado.
Esta residencia se encuentra ubicada en la calle 62, esquina 53, en el sitio histórico de Consolación del Sur. Con el triunfo de la Revolución, la casa pasó a ser oficinas, después escuela primaria y finalmente, inmersos en la Revolución cultural se decidió reacondicionarla como museo para rescatar, conservar y difundir su patrimonio cultural. Llegó este empeño a su momento más elevado, con la apertura del Museo Municipal en 1979, función que aún desempeña.
La reanimación del Museo Municipal de Consolación del Sur comenzó con el mantenimiento constructivo general de la Casa. En un primer momento se trabajó en paredes y cubierta, respetando los cánones para techos, establecidos en la época colonial. De igual manera se respetó la carpintería existente en la casa original, así como los grandes vanos y cristalería. Se procedió también a la reanimación de los patios y áreas aledañas a la institución. A la Casa le fueron restablecidos los colores originales y un sistema de iluminación muy similar al que presentaba en los comienzos del siglo XX.
La tesis del nuevo guion expositor del Museo se encuentra relacionada con un recorrido por la naturaleza, la historia y la sociedad consolareñas, a partir del patrimonio material e inmaterial.
La sala número uno, que funciona también como recibidor, posee una puerta principal o de entrada al Museo, y en sus inmediaciones posee mamparas que dan acceso a las salas 2 y 3. En este espacio el visitante recibirá una información general del municipio, a través de elementos de apoyo, planos, mapas y atractivas fotografías. De igual forma podrá ver la muestra del mes.
La sala número dos se encuentra en la parte delantera del inmueble, es la Sala de la Ciudad, en ella se recrean elementos referentes a la gobernación local, y las personalidades que han puesto muy en alto, en las distintas esferas de la vida, el nombre de Consolación del Sur.
La sala número tres expone un juego de sala original, correspondiente a la familia Llorens-Ubieta; trata de reproducir uno de los espacios principales, en esta localidad, donde se reunieron los elementos más cultos de la provincia y el país, en la primera mitad del siglo XX.
En la sala cuatro se exponen piezas relacionadas con el patrimonio natural y colonial de Consolación del Sur: una colección de hallazgos aborígenes, la evolución del sitio urbano, elementos de la cotidianidad del siglo XIX en esta localidad, y las armas utilizadas por los combatientes locales en la guerra del 1895 y 1906.
La sala cinco se ubica a continuación de la número 4. En ella se muestran componentes esenciales de la cultura y la sociedad consolareñas en el siglo XX: es el caso de la prensa, las comunidades de japoneses y norteamericanas que aquí vivieron, las evidencias materiales de los combatientes del Movimiento 26 de Julio y las transformaciones realizadas por la Revolución a partir del Primero de Enero de 1959.
Finalmente, al fondo de la institución, se encuentra la sala 6, para exposiciones transitorias, concebida para exhibir las muestras más representativas del arte y el patrimonio local y procedente de otros territorios.
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