Creció entre libros en la biblioteca familiar. Caminaba por la casa, y se detenía ante imágenes pictóricas, gráficas, que lo hacían fabular. Cuenta que las grandes obras de la historia del arte fueron su primer motor para escribir cuentos. Se sentía conmovido por las atmósferas, los tonos, los colores… Ciertos ambientes le fascinaban y a la vez representaban una zona liminal, una frontera donde el acceso dependía de su imaginación, de sus incipientes recursos creativos y la voluntad de saber y crear.
Enzzo Hernández Hernández es un enamorado de la literatura, la gestión cultural, el patrimonio histórico, la bahía de La Habana y el mar. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y graduado del Centro Nacional de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, ha obtenido diversos reconocimientos por su poesía y narrativa, incluidos el segundo lugar en el premio César Galeano; dos Menciones en el David; la Beca de Poesía del Centro Habana Espacios Creativos, convocada por la Oficina del Historiador; y la beca Fronesis, de la AHS, por su proyecto de novela Ghosting. Una historia de fantasmas.
Su municipio natal de Regla es motivo de inspiración constante, parte de su alma literaria. “Quienes hemos nacido en Regla y somos conscientes de su historia y costumbres, sentimos un profundo arraigo hacia esta diminuta península. Mucho se ha hablado del carácter ultramarino del pueblo, de la cultura de su gente y sus originarias tradiciones espirituales y religiosas, pero es un lugar tan fascinante que nos sorprende siempre.
“Recuerdo el primer texto que leí de Pablo de la Torriente Brau. Fue un relato que escribió cuando vivía en Regla, y su prosa no escapa al estilo realista de esos duros años `30 del siglo XX cubano, pero también se experimenta el olor del mar, los reflejos del sol en el agua y los sonidos de las industrias que tanto caracterizan al territorio.
“Alejo Carpentier fue otro que celebró lo sui generis de sus calles, los maravillosos altares domésticos que la fe hacía construir en las salas de la gente común y la curiosa lanchita de Regla, esa alfombra mágica capaz de conectar ambas orillas. También Don Fernando Ortiz visitó este lugar de forma asidua, en busca de valiosa información para sus investigaciones sobre etnografía y acercarse un poco más al origen de lo afrocubano. Y si retrocedemos más en el tiempo, recordaremos el delicioso pasaje de la novela costumbrista Cecilia Valdés, escrita por Cirilo Villaverde, en que Leonardo Gamboa escapa, casi de forma clandestina, a un sarao nocturno en la localidad de Regla, donde se fundían lo mágico, lo prohibido y lo sagrado”, dice con orgullo este joven apasionado que adora la comida con picante.
Agrega que José Martí visitaba igualmente ese sitio, sobre todo para ir a la casa de la familia Coyula, de la cual era amigo, y a la edad de 25 años emitió un discurso en la inauguración del Liceo Artístico y Literario de Regla, donde también declamó sus versos la joven poetisa Luisa Pérez de Zambrana.
“Los antecedentes históricos, los grandes nombres que pueblan la tradición literaria y el sitio de origen, a menudo confluyen en el plano simbólico de mí como autor y conforman una especie de cimiento, de base, que me permite lanzarme a la aventura creativa, a los abismos de la ficción, con la creencia, supersticiosa o no, de que existe una guía espiritual e intelectual que aporta un acompañamiento y un tutelaje invisible, pero que está allí”, refiere quien tiene como libro favorito Las moradas interiores, de Santa Teresa de Jesús.
¿Cuánto de ti hay en tus historias? ¿Acaso le temes a la posibilidad de que algunos lectores sientan demasiado tus experiencias de vida?
—No le temo en lo absoluto. Es una posibilidad que me seduce. Cuando un lector se asoma, el escritor también emerge en ese instante y es como un acto de fisgoneo simultáneo en que ambas realidades se enfrentan, como en un espejo. Siempre, o casi siempre, abordo la literatura desde la ficción. Uno de los mayores privilegios que otorga este oficio es crear artificios, invenciones, mundos enteros desde un grano de arena hasta las sociedadesmás sofisticadas y misteriosas.
“A veces trato de ser muchos sujetos al mismo tiempo, para que no se filtren los vicios, las manías personales y acceder a diversos registros que aporten verosimilitud y efectividad. En otras ocasiones la escritura funge una labor terapéutica, capaz de conjurar o exorcizar la oscuridad interior, la tristeza, las preocupaciones. En esos momentos la escritura se activa como un dispositivo capaz de liberarnos de nosotros mismos, como una herramienta confesional, una desgarradura provechosa”.
¿Consideras que todavía se puede aspirar a lo verdaderamente nuevo en la literatura…?
—Lo verdaderamente nuevo está sobrevalorado. Es algo efímero, a menudo fugaz. No existe un canon literario por gusto. Debemos conocer muy bien la obra de los grandes maestros. Solo mediante la lectura incesante y el ejercicio escritural, entenderemos mejor quiénes somos como autores. Lo nuevo puede tener muchas caras, no necesariamente lo es aquello que se emperifolla con atributos de vanguardia, así como tampoco envejecen la mayoría de los clásicos.
Obtener la beca Fronesis de la AHS, por tu proyecto de novela GHOSTING. Historias de fantasmas, fue uno de tus buenos resultados en el 2020. El jurado resaltó que es un “proyecto agresivo y ambicioso en su propuesta estética”. ¿Qué podrán encontrar los lectores en esa obra?
—Me propongo explorar el impacto tecnológico en la comunicación social contemporánea. Me centro específicamente en el contexto actual cubano y la transformación de las conexiones interpersonales a través de Internet. Constituye una reflexión propia sobre el universo de las redes sociales, WhatsApp, Instagram, Facebook y la interconectividad entre usuarios y cibernautas. Del mismo modo que se maneja el término ¨ghosting¨ como acepción de ruptura amorosa, también se juega con la imagen de lo fantasmático, del sujeto evanescente que dialoga de forma perenne con la ciudad, en procesos donde intervienen la evocación y la memoria.
“El proyecto indaga entre los vínculos eróticos que se pueden producir en la gran nata virtual, entre sujetos del mismo sexo, personas transgénero y otras identidades subalternas. Los personajes principales constituyen individuos marcados por una sexualidad periférica que se ha visto tradicionalmente asociada a espacios de la nocturnidad y el enmascaramiento.
“La novela se nutre de elementos de intertextualidad de la literatura cubana en función de mi coloquio ante el discurso nacional, en lo cual me propongo una constante revisitación a la vida y obra de Julián del Casal y otros poetas y artistas cubanos. Pretendo propiciar la representación respetuosa de identidades tradicionalmente silenciadas, ocultas, castigadas, fingidas. Mostrarlas para provocar el diálogo entre el pasado, el presente y el futuro de nuestra sociedad, a partir de cambios y categorías generacionales que están tomando lugar en la Cuba de hoy, de ahora mismo”.
Actualmente también trabajas en un libro de poesía para Ediciones Boloña…
—El poemario Insilios. Apuntes del aislamiento surge de la experiencia del encierro durante la cuarentena. El término insilio define el encierro/destierro dentro de uno mismo, como una forma de irse sin moverse del sitio físico, o de quedarse sin estar en realidad. El sujeto lírico siente nostalgia por la ciudad y anhela escapar, para ello se sirve de la evocación, que le permite ausentarse de su circunstancia inmediata.
“En el poemario existen numerosas citas y referencias a la historia del arte, específicamente con relación a las iconografías de la muerte. El estilo y la forma que mantengo en todo el cuerpo de la obra es la prosa poética como región fronteriza entre la poesía y la narrativa. Exploro estados caóticos de la mente y busco liberar la tensión emocional y física del aislamiento. El poemario pretende ser un viaje interior por la ciudad del recuerdo.
Has dicho que el descubrimiento del cómic como expresión artística en ti ha sido algo “bombástico”. ¿Por qué?
—El cómic es un medio muy versátil, tiene un fuerte componente visual pero al mismo tiempo depende de una historia, de ciertos elementos narrativos. Mi incursión en el mundo del cómic fue desde el rol de guionista, y ocurrió de la mano de alguien muy especial en mi vida, alguien que admiro mucho, el arquitecto y artista visual José Ángel Nazabal en el rol de dibujante. Lo disfruto muchísimo.
¿Qué prefieres: la poesía, la narrativa o ambas?...
—La escritura es uno de esos pocos territorios magníficos donde no estamos forzados a elegir. La literatura es una sola, por lo tanto mi relación con las palabras no está seccionada o parcializada por ningún eje, más bien existe complementariedad en ese todo que representa la creación desde diversos estilos, formas y manifestaciones.
“La narrativa establece un contraste con las estructuras mentales que me conforman, estructuras que tienden a la lógica y a la racionalización. En cambio la poesía me permite entrar y salir de mí continuamente, me rescata de todo lo que no quiero ser. Tengo el afán de preservar el espíritu irrefrenable, la osadía que se necesita para manchar el blanco de la hoja”, expresa quien estudia Licenciatura en Gestión y Preservación del Patrimonio Histórico y Cultural del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana en la especialidad de Museología.
¿Qué tan difícil ha sido esta etapa de Covid-19 para ti, y a la vez cuánto la has aprovechado en lo creativo?
—Ha sido un tiempo lleno de retos. No solo en el orden individual, sino desde el punto de vista macro, pues ha generado mucha incertidumbre y caos a mí alrededor. Sin embargo, he sabido sacarle el lado provechoso a la crisis del aislamiento, para leer, estudiar y escribir mucho. De esa experiencia también surgió Mellotron Magazine, un blog de música y artes gráficas nacido a partir de escritores jóvenes, del cual soy uno de los miembros fundadores.
En estos momentos el blog se publica de manera semanal en Instagram y siempre promovemos la música, la literatura joven revestida por la crónica cultural y las artes gráficas. Incluye ilustraciones de los arquitectos y artistas visuales José Ángel Nazabal y Katiana Martínez.
¿Cuáles son tus principales sueños en el mundo creativo?
—No parar de escribir nunca y superarme cada vez más en todo lo posible. Mantener la transparencia que considero indispensable para expresarme de forma elegante como artistas y creador. Nunca cesar en la búsqueda y reinvención de mí mismo como autor.
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