El Instituto Cubano del Libro celebró su asamblea de balance del trabajo del año 2018 en la sala Che Guevara de la Casa de las Américas, con la asistencia de trabajadores, directivos y una representación de intelectuales que ostentan el Premio Nacional de Edición.
Juan Rodríguez Cabrera, presidente del Instituto Cubano del Libro (ICL), dio lectura a un informe resumen convincentemente autocrítico, que compila aspectos esenciales del cumplimiento de los objetivos de trabajo del año 2018 y las prioridades de la labor del sistema del libro en el país para el presente año.
Entre las tareas que se acometieron durante 2018, el informe destaca, entre otras, la actualización del Programa de Desarrollo del Libro hasta el 2030; el avance en el diagnóstico para la implantación del Perfeccionamiento Empresarial; la revitalización del Programa Nacional para la Lectura, y la automatización del control de la producción editorial aunque aun es insuficiente su socialización.
Entre las prioridades de trabajo para el 2019 se abordaron: el rescate de las librerías como instituciones culturales estratégicas en los territorios; la comercialización a través de plataformas nacionales de 500 ebooks semestralmente; la continuación de las labores de restauración del Centro Cultural Dulce María Loynaz, única institución del sistema declarada Monumento Nacional; el cumplimiento del programa de investigaciones previsto nacionalmente por el Observatorio Cubano del Libro y la Lectura y socializar sus resultados, así como lograr un funcionamiento coherente y estable del Círculo de la Crítica Literaria.
Aspecto medular del trabajo del ICL es el relativo a la política editorial; en este sentido se apuntó que es aun deficiente el control de los cronogramas productivos de las editoriales, provocando, entre otras dificultades, que un total de 110 títulos no fueran entregados a la industria; otro número importante de ellos inscritos en el plan supera la cantidad de páginas calculadas, lo que denota un análisis deficiente, sin dejar de tener en cuenta la excepcionalidad, y la calidad de la edición todavía acusa errores evitables.
Rodríguez Cabrera explicó que la estacionalidad productiva de la industria poligráfica, reiterada en los últimos años, determina la falta de novedades durante casi todo el año, lo cual incide negativamente en la promoción, la programación, la comercialización, los indicadores económicos de cada entidad y en la cadena de impagos.
Una de las propuestas de solución en este sentido, dijo, es valorar, con la dirección del país concentrar la producción de la Feria en uno de los poligráficos de los que se dispone, lo que además de una atención diferenciada en cuanto a materias primas y otras necesidades, permitiría una mayor organización y menos gastos para la distribución del libro en el país.
Las relaciones entre las editoriales y los autores, es un asunto altamente sensible y que ha estado siempre entre los objetivos esenciales del trabajo del instituto, no obstante, se expuso que persisten las demoras marcadas en la evaluación de los originales, y una insuficiente atención a las preocupaciones de los escritores como resultado de la falta de información oportuna sobre los factores que afectan el proceso productivo y los retrasos en los pagos de Derecho de Autor, entre otras importantes problemáticas.
Juan Carlos Santana, vicepresidente del ICL señaló que ante las dificultades evidentes con la poligrafía, este año la institución dedicó mucha atención en identificar los problemas internos de control y seguimiento que están atentando contra el curso lógico de esta producción editorial.
«La capacidad instalada en cada una de nuestras editoriales no se corresponde con la intención y el deseo que podamos tener, por tanto ese es nuestro principal problema interno hoy, no conocemos hasta dónde podemos llegar en la producción de libros”, declaró.
El cardinal papel de los Consejos Técnicos Asesores en las editoriales y en el ICL, también se analizó en el documento y se criticó con mucha fuerza la inestabilidad del funcionamiento de los mismos.
La profesora Cira Romero, miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua y asesora del ICL, al respecto subrayó: «Estamos desaprovechando un grupo de valiosas personas, intelectuales muy bien preparados con deseos de trabajar que pertenecen a los consejos asesores de las editoriales los cuales deberían sesionar con una adecuada periodicidad».
En correspondencia insistió en la necesidad del cuidado en la planificación de los libros a publicar por parte de las editoriales, porque, defendió, hay libros que no pueden dejar de estar en las librerías, por su importancia cultural y por ser muy demandados por los lectores, tanto cubanos como foráneos.
La Editorial Electrónica Cubaliteraria, viene incrementando su producción de libros y productos en formatos digitales de forma sistemática en el campo digital pero sus potencialidades son superiores, asegura el texto; a propósito Rodríguez Cabrera expresó:
«La posibilidad práctica que tenemos para paliar la insuficiencia de los libros en papel es la oferta gigante de libros en soporte digital que tenemos que prepararle a la población, y no poner a competir el libro impreso y el digital, sino buscarle a ambos un justo espacio».
Acerca de la calidad de la programación del Instituto Cubano del Libro y sus instituciones, se resaltó la creación de nuevos espacios de promoción literaria, sin embargo, todavía evidencia un carácter capitalino, poco representativo de lo que pasa en el país.
El documento reconoce que el surgimiento del espacio El Libro del Mes, como parte del Programa Nacional para la Lectura, ha tenido un impacto positivo en la población, pero las limitaciones productivas, la insuficiente tirada en soporte papel y la no distribución oportuna a las provincias, ha motivado que la realidad no se corresponda con las expectativas que se han creado en la población.
Se informó en el encuentro igualmente que el sistema del libro cuenta con 346 instituciones para la comercialización de libros: 296 librerías y 50 puntos de venta, y que más del 70 por ciento de las librerías se encuentra en buen estado aunque mantiene serios problemas de imagen, por lo que se hace necesario una labor dinámica y directa en la atención a estas entidades de fundamental significación para la promoción y comercialización del libro.
El informe de balance del ICL resalta que la vigésimo séptima Feria Internacional del Libro, Cuba 2018 trascendió los espacios profesionales habituales, teniendo en cuenta la amplia presencia de los autores, sus libros, el desarrollo de paneles, conferencias, extensiones hacia universidades, centros de trabajo, escuelas, barrios y hospitales. Se afirma además que el evento contó con aceptables resultados desde el punto de vista de la promoción internacional y refleja la cantidad de expositores que participaron, que entre nacionales y extranjeros suman un total de 123, procedentes de 24 países.
El presidente del ICL, al final de su intervención, aseguró que el año 2019 requerirá esfuerzos superiores para cumplir los objetivos de trabajo de esa institución en un escenario complejo. «Para entregar a la familia cubana el libro que contribuya a formar el ser humano integral que reclama la sociedad que construimos; el libro que debe llegar a cada rincón del mundo con nuestra verdad».
Participaron asimismo en la asamblea de balance del trabajo desarrollado por el ICL en el año 2018 Reynaldo Montero, enlace de la dirección del país con el Consejo de Ministros; Sara Blanco, funcionaria del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, y Abel Acosta, viceministro de Cultura, quien manifestó al final de la reunión:
«No creo que hay nada que venir a rectificar aquí, porque las cosas están bien dichas en los documentos y por ustedes; esta es una institución sólida que cuenta con gente experimentada y lo mejor que tiene son las personas que en ella trabajan con el sentido de pertenencia y el amor que le tienen a esta institución que es muy importante para este país, para la cultura, para la Revolución, para la batalla ideológica y cultural que está llevando este país adelante en medio de estos tiempos convulsos».
11 de Enero de 2019 a las 11:19
Con el apoyo de el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas de Cuba se puede lograr un plan editorial que cumpla las expectativas de los lectores, teniendo en cuenta los servicios negativos, indicador de la necesidad de reedición de esos títulos, ya que esas estadíticas negativas muestran las demandas de esos títulos tanto en la caso de lecturas como recreación, asi como la lectura como apoyo a investigaciones o acercamiento a diversas esferas del conocimiento. También se hace necesario facilitar la presencia de del Libro del Mes en las bibliotecas públicas, así como todos los títulos publicados en el año, en dependencia de las prioridades y categorías de las bibliotecas del país. Sugerimos un acercamiento a las bibliotecas públicas donde se realizan cada mes actividades de promoción lectora, que forman parte de la programación cultural de la bibliotecas cubanas, por lo que los exhortamos a unirse a nuestro proyecto de promoción de la lectura del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas, rectoreado por la BNCJM.
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