El lamento de Grenet


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En 1932 comenzó a cantarse en Cuba una canción nostálgica que aludía a tiempos felices con aires de protesta por la situación imperante en la Isla. Era, sin duda, una canción protesta.

Oh, Cuba hermosa, primorosa

¿Por qué hoy sufres tanto?

Oh, patria mía que tu cielo azul nublara el llanto

Al contemplar tu ardiente sol,

Tus llanos de esplendor

Pienso en el tiempo aquel que se fue de Cuba

La canción titulada Lamento Cubano tenía música del compositor Eliseo Grenet, pero los versos los había compuesto Teófilo Radillo, de quien no se tienen datos. Pero, como siempre ocurre, el autor de la música es a quien se le atribuye toda la obra.

El entonces presidente de Cuba, el dictador Gerardo Machado, estimó que aquella canción era una clara alusión a la época que se vivía y ordenó la deportación de Grenet, pensando que era el único autor de la canción.

Sin embargo, Radillo, el ignorado poeta, se quedó tranquilamente paseando por las calles de La Habana sin que nadie lo molestara.

Pero lejos de perjudicar a Grenet, la medida del dictador, lo benefició.

Llegó a Gijón, España, y de inmediato comenzó a actuar como cantante y pianista. Luego marchó a Madrid y allí estrenó su opereta La virgen morena, con letra de Aurelio Riancho, con la orquesta del Casino de San Sebastián dirigida por el propio Grenet. La repercusión de la opereta fue tan grande que desde París lo llamaron para presentarla ante el público parisiense. Después Grenet decidió probar fortuna como empresario y arrendó un cabaret al que puso por nombre La Cueva, donde actuaba la orquesta del músico cubano Julio Cueva y como baterista mandó a buscar a su hermano Ernesto. El éxito le sonreía. Atrás quedó el recuerdo de su “lamento”.

Eliseo Grenet, siempre inquieto e imaginando nuevos éxitos, notó que la música cubana no se difundía con el éxito empleado, ya que las orquestas europeas no tocaban nuestra música con el sabor y el aire que hace mover los pies a quien la escuche. Todavía ocurre esto. Grenet decidió dar a conocer en España el ritmo verdaderamente cubano. En la opereta La virgen morena aparecía en uno de sus cuadros una comparsa típica de los barrios habaneros donde una conga con sus tambores y cencerros animaba el baile.

Entonces decidió ensayar con sus músicos europeos para que interpretaran una verdadera conga. Tarea muy difícil, pero al fin aprendieron no sin pocos tropiezos y el 12 de junio de 1934 en el cabaret La Conga se tocó una conga en París con cinco parejas de baile. Tuvo tanto éxito que hasta se filmó una película titulada La princesa Tam Tam, con Josefine Baker. Se dijo entonces, y así se publicó, que Grenet era el creador de aquel ritmo cubano que pronto se extendió por el mundo. Claro que no era cierto ya que lo él hizo fue estilizar y dar a conocer lo que ya se conocía en Cuba.

Algo parecido ocurrió con el Sucu Sucu, que como se sabe es una variante del son originario de Isla de Pinos, luego, Isla de la Juventud.

Eliseo Grenet escuchó aquella música y le gustó tanto que decidió copiar sus compases y darla a conocer en La Habana, donde era completamente desconocida.

Transcribió, o sea, copió y arregló por lo menos dos Sucus Sucu que pronto comenzaron a interpretarse y cantarse, sobre todo en la capital. Domingo Pantoja y Felipe Blanco se convirtieron en un hit. ¿Quién no los recuerda todavía?... Pero sucedió que el tan Felipe Blanco mencionado fue un personaje que perseguía con saña a los valientes cubanos que luchaban por la libertad en la Isla a los que llamaba despectivamente “majases”. El estribillo repetía:

Ya los majases no tienen cueva

Felipe Blanco se las tapó

Aquella letra era indignante y denigraba a los valientes mambises. Desde luego, todo parece indicar que Eliseo Grenet desconocía aquella historia. Por supuesto que el mencionado Sucu Sucu fue silenciado del aire en las emisoras, pero quedó el pegajoso ritmo, al que también equivocadamente se le atribuye como creador a Eliseo Grenet, que al igual que con la conga, lo que hizó fue transcribirlo y darlo a conocer en prodigiosos arreglos debido a su genial inteligencia.

Esto no le resta ningún valor a la obra creadora del gran compositor que nos legó boleros inmortales como Las perlas de tu boca, con versos de Eduardo González, apodado “Armando Bronca” y danzones maravillosos como los titulados La Mora, Si me pides el pescao y Si muero en la carretera; además de música para películas, pregones, sones y zarzuelas que hicieron época como Niña Rita o La Habana en 1830 donde se canta Ay mamá Inés que lanzó al estrellato a nuestra Rita Montaner en su papel de calesero estrenada en el Teatro Regina de Galiano y Neptuno en 1927. Pero esto lo comentaremos en otra oportunidad.


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