Como acostumbra cada mes la escritora Laidi Fernández de Juan nos volvió a convocar con su Espacio sobre el humor en la Cultura, en el capitalino Centro Cultural Dulce María Loynaz. Y, en esta ocasión, con la presencia de dos consagradas plumas de tan difícil género: F. Mond y Jorge Tomás Teijeiro.
Ambos, trabajadores bancarios, comenzaron su avatar en el desempeño escritural humorístico cuando decidieron “ir enviando chistes a la redacción del DDT en los años ochenta, como colaboradores, y siempre que preguntábamos cuándo nos iban a pagar, la respuesta era: el mes que viene… Mas nunca sabíamos cuál sería el mes. Había que inventarlo”.
Anécdotas, relatos, vínculos extremadamente afectivos de trabajo —locuaz, indetenible y repleto de sabor humorístico o del consabido choteo cubano—, junto al personal del DDT, rememoraron los disertantes durante sus respectivas intervenciones. Todas, repletas de un recuerdo o llevadas al plano de broma hilarante.
“En estos momentos hace falta más espacio para el humor en nuestros órganos de prensa escrita, al igual que más desenfado”, afirmó Teijeiro para significar además que en aquella época no solo se publicaba el DDT, sino también el semanario Palante, Melaíto, La aspirina. Este último correspondiente al periódico Tribuna de La Habana donde, hay que recordar que también publicaba sus primeras caricaturas Gerardo Hernández Nordelo, uno de nuestros Cinco Héroes”.
Confesó que, al respecto él posee un criterio y es que “el humorismo no puede ser extremadamente ordenado ni organizado —no así la contabilidad y la administración de cualquier órgano de prensa—, sino tener cierto desenfado. Había ocasiones en que se producían breves tormentas cerebrales dentro del colectivo de autores con mucha risa, y en ese ambiente nos formamos todos. Sin embargo, en el momento en que se plantear: Tienes que hacer tantas y más cuantas caricaturas a la semana, que sean así, o de esta o de aquella otra forma… se pierde la efectividad, pues el chiste es algo espontáneo —como son los chistes de Pepito y de Angulo.
Por su parte, F. Monde expresó que la idea para crear o caricaturizar un chiste viene espontáneamente. Desconozco qué mecanismo mueve al artista o creador a hacerlo. En mi caso, a veces escribía y me reía solo en mi casa, y recuerdo que mi mujer me preguntaba: ¡¿De qué te estás riendo tú solo?! Y yo le respondía: Me río de un chiste que no sabía…Y es que todo esto surge espontáneamente. La primera ocupación del humor es hacer reír y, luego, usted le pone todo lo que quiera. Pero la tesis planteada (hace años atrás), de educar primero y el humor después, eso no camina, no juega. El humor es muy espontáneo, es algo que hace reír, y cuyo origen no tiene explicación. Se nace con él, y se lleva a lo largo de toda la vida. El humor es una cosa esplendorosa”.
La conductora de dicho espacio escritora Laidi Fernández de Juan argumentó que la publicación La calle al medio, es donde se hallan laborando un mayor número de jóvenes como caricaturistas y redactores de humor gráfico —graduados del Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI)—, todos ellos agrupados por el multipremiado caricaturista Arístides Hernández Guerrero (Ares).
Recalcó que “por lo general esto no ocurre actualmente en nuestros órganos de prensa escrita. Escritores que manejen el humor son, quizás, más fáciles de hallar, no así dibujantes caricaturistas. Hoy, la situación no sólo es distinta en Cuba, sino también en el mundo entero. Y es que estas son experiencias que se dan tan solo una vez en la vida, y se dieron en Cuba durante la década de los ochenta. Fueron momentos históricos que condicionaron muchas acciones dentro del campo de la Cultura nacional, como lo fue también el surgimiento de la Nueva Trova”.
Destacó que, no obstante a ese período, “hay que subrayar también que el DDT llegó a ser considerada en su tiempo como la mejor publicación humorística a nivel internacional, y es que en ella trabajaron talentos endemoniados, como el trío de Carlucho, Ajubel y Manuel, fueron una confluencia de artistas que no se va a volver a dar, al igual que el resto que conformaron dicha publicación. Ese equipo dedicado al humor de los años ochenta, al igual que la explosión de humor literario llevada a nuestras tablas, resulta muy difícil que vuelva a renacer como experiencia”.
A su vez, el reconocido caricaturista Jorge Alberto Piñero (Jape), consideró que “durante los años ochenta existió un público preparado para asumir un espectáculo en las tablas como el que acostumbraba a diseñar el Conjunto Nacional de Espectáculos. Sin embargo el público actual, no está preparado para asumir una publicación como el DDT que se realizaba en aquella década”.
Agregó a continuación que, no obstante las nostalgias y bellos recuerdos de aquella época, existe hoy una realidad y esta se plantea “en la gran necesidad de que el Centro Promotor del Humor llegue a tener una publicación propia, en la cual participen todos sus miembros”.
Finalmente, fue presentado y puesto a la venta una nueva edición del título Vida y milagro de Pipo Mirringuita, de Jorge Tomás Teijeiro, basado en un humor de costumbrismo literario. Otra nueva opción de humor cubano para nuestras lecturas de verano.
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