Pocos se atreverían a poner en duda que Rigoberto Mena (Artemisa, 1961) es actualmente uno de los destacados representantes del arte abstracto en nuestro país, tendencia a la que le ha costado el irse abriendo espacio en la justa apreciación de críticos y espectadores de casi todo el orbe.
Pero el que hoy sea uno de nuestros más prestigiosos artistas y el que resulte ese su modo de expresión, parecen ser determinaciones que ni el mismo Mena ha podido burlar, tal como lo demuestran los giros que le dio la vida antes de que lograra plantarse ante el lienzo con total convencimiento de sus potencialidades.
La termo energética y el diseño informacional fueron los primeros estudios que cursó, en tiempos en que iniciaba sus contactos con el público en la feria de la Plaza de la Catedral y el arte constituía para él un medio de subsistencia, en la difícil etapa del llamado Período Especial.
En ese ínterin llegó el ingreso a la Academia de Bellas Artes San Alejandro y el intercambio con críticos que, dentro y fuera de Cuba, lo fueron encausando y mostrándole un horizonte en el que también apareció la gráfica, como otro lenguaje que le permitiría plasmar su visión del mundo.
Porque ese medio que le rodea es el que ha despertado siempre la sensibilidad de este artista, a veces inspirado en detalles de las paredes que encuentra a su paso en La Habana Vieja o en las particulares huellas del asfalto que cubre las calles de Nueva York.
Una atinada paleta de colores y un equilibrio en el diseño que algunos especialistas adjudican a su temprana formación en dicha especialidad, caracterizan el quehacer de creador, abierto también al intercambio con la comunidad en su taller del barrio Buena Vista, sede no sólo de interesantes muestras personales como las presentadas en las dos últimas ediciones de la Bienal de La Habana, sino también de talleres para los vecinos interesados.
Cerca de una veintena de exposiciones personales y alrededor de un centenar de exhibiciones colectivas han permitido constatar la obra de Rigoberto Mena, presente en colecciones privadas e institucionales de distintas latitudes; desde las que, seguramente, este 6 de octubre recibirá numerosas felicitaciones al arribar a un año más de fecunda vida.
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