Con un prestigio que respaldan ante el público cubano nombres como los de Akira Kurosawa, Yazujiro Ozu, Kenji Mizoguchi o Toshiro Mifune, desde este viernes la cinematografía nipona volvió a ocupar un espacio de privilegio en la capital, con la inauguración en la Sala 1 del Multicine Infanta del Festival de Cine Japonés, el cual se estará desarrollando hasta el próximo domingo.
Para la apertura, a la que asistieron el Excmo. Sr. Hirata Kenji, embajador de la nación asiática en Cuba y Tania Delgado, vicepresidenta del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, Icaic, se escogió el largometraje documental Sumodo-Sucesores de los samuráis (2020) en el que su director y guionista, Eiji Sakata, logra mostrar una veraz imagen de lo que actualmente representa en Japón ser un luchador profesional de sumo, deporte nacional de ese país que cuenta con una tradición de más de mil quinientos años.
Filmado a lo largo de seis meses, el filme muestra desde una conmovedora cercanía los preparativos de dos luchadores: Gōeidō Gōtaro y Riūden Gōshi, antes de presentarse en el mítico escenario de Ryōgoku Kokugican.
Dos animados: Sinbad (2015) y Sampei, el espanto del río (1992); la comedia Los almuerzos de papá son los mejores del mundo (2017) y el drama Cada día es un buen día (2018), conforman también esta muestra que nos permite, desde producciones de reciente factura y calidad estética, acercarnos a importantes componentes de la espiritualidad japonesa.
Uno de esos rasgos distintivos en estos tiempos es la llamada cultura otaku, de la cual forman parte el manga (comic japonés), los video juegos y el anime (dibujos animados), dentro del que se enmarcan Sampei (…) y Sinbad, este último realizado por Shinpei Miyashita a propósito de las celebraciones por el aniversario 40 del estudio Nippon Animation, muy conocido por la producción de las series infantiles Ana de las tejas verdes y El perro de Flandes, por solo mencionar algunas.
El otro animado que se exhibirá durante el evento es Sampei, el espanto del río, de Toshio Hirata, considerado uno de los clásicos dentro del género en ese país.
En Los almuerzos de papá son los mejores del mundo, el hasta entonces realizador de videos musicales Masakazu Fukatzu se adentra en las singulares relaciones que, en correspondencia con la idiosincrasia japonesa, se establecen entre un padre y una hija adolescente.
El obento, tal como se le llama allí a al almuerzo que estudiantes y trabajadores llevan consigo a las escuelas o centros de trabajo, es el medio que utiliza dicho cineasta para mostrarnos el vínculo que en solitario establece este padre con la muchacha, durante los tres años en que ella es alumna del Instituto.
La película se basa en una historia real que, publicada por la protagonista en Twitter, recibió 260 mil “Me gusta” y fue compartida por 80 mil personas.
Otra adaptación cinematográfica es Cada día es un buen día. Basándose en el exitoso ensayo homónimo de Noriko Morishita, Tatsushi Ōmori muestra en esta cinta las lecciones de vida que va recibiendo una joven durante el aprendizaje de esa tradicional práctica, por ella rechazada en los primeros momentos.
Por su desempeño en este filme, Horu Kuroki estuvo nominada como mejor actriz protagónica en los 42 Premios de la Academia Japonesa y la ya desaparecida icónica intérprete Kirin Kiki, también llamada “la abuela del cine japonés”, como mejor actriz de reparto.
A través de muestras concebidas por la Cinemateca de Cuba y también en las organizadas en diferentes ediciones del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, la cinematografía nipona es presencia frecuente en las salas de nuestro país.
Organizado de conjunto por la Embajada de Japón en Cuba y el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, el evento inaugurado este viernes forma parte de la programación del V Festival de Cine de Verano que concluirá el próximo día 28.
En portada: Cada día es un buen día
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