La élite  neoliberal necesita, para maximizar ganancias, borrar o atenuar resistencias. Para establecerse como Hegemon, busca anular todo lo que simbólicamente le resulte disfuncional, lo que perturbe la conexión de las mentes de los subordinados a la visión del mundo que prefiguraron “natural”. Pensamiento único, homogeneización cultural y de los sistemas de valores son las condiciones ideales para este propósito.

Como nos enseña la historia más reciente de la cultural lucha de clases, las imágenes contenedoras y portadoras de ideologías. A través de la mirada también se fija la pertenencia cultural y el imaginario compartido de una tribu, grupo o clase social. El discurso visual  coadyuva a integrar la memoria colectiva, a asentar determinadas prácticas sociales, culturales y políticas. Por ello, los poderes oligárquicos  censuran en/con todos sus medios el símbolo que se ha constituido sobre el legado y el mito de Ernesto Guevara de la Serna.

Las diversas noticias que mencionan al Héroe nuestro americano dan cuenta de las dos estrategias comportadas para neutralizar su capital simbólico. Una que intenta asentar el correlato del Che como “máquina de matar, la sedimentación en el imaginario de los pueblos de un Che “terrorista”, movido por el odio. La otra, la sublimación de significados, su conversión  en un Che light, logotipo,  vaciado de  conexiones con cualquier indocilidad antisistémica.

“Estúpido” y “animal” fue lo mínimo que se le profirió al delantero argentino Gonzalo Higuaín cuando se supo en 2017 que se había tatuado la frase "Hasta la victoria siempre" en la parte baja de su espalda.  Para los legionarios de la “libre expresión”, si de estigmatizar a las instituciones cubanas se trata, resultaba inconcebible que el enunciado del Guerrillero Heroico acompañara en el cuerpo  del atacante del Juventus a sus otras marcas entintadas, las iniciales de su familia y la frase "Juntos somos invencibles".

Ya antes había sido criticado su compatriota Diego  Armando Maradona  por llevar en uno de sus brazos un tatuaje de la ya mítica foto de Korda  y  la del Líder Histórico  Fidel Castro en un costado de su pierna izquierda.

En aquel mismo verano fue noticia en La Florida,  la aparición pública  del MCJacob Forever vistiendo una camiseta negra con la más famosa imagen del guerrillero rosarino. “Reguetonero cubano Jacob Forever ofende a comunidad en Miami con imagen del Ché”, fue uno de los titulares.

En la foto, subida a la red social Instagram por el promotor Ángel Sánchez, se  observa en un segundo plano al autor de “Hasta que se seque el Malecón”, con un vaso en la mano y  portando  una camiseta con otra recreación de la famosa  fotografía de Korda sobre   el busto del pensador Epicuro. La prenda, una de las tantas del diseñador británico Neil Barret, vinculado a varias casas de moda famosas y que ahora tiene su propia firma de ropa radicada en Italia.

De otra tormenta mediática, con amenazas de muerte incluidas,  fue víctima  el cadete de West Point Spenser Rapone; por publicar en septiembre del 2017 unas fotografías tomadas durante su graduación en mayo de 2016,  en las que se dejaba ver bajo su uniforme una camiseta con el rostro del mítico guerrillero. Y junto a estas, un  mensaje en el que decía que “el comunismo ganará”. Las twiteó, en solidaridad con Colin Kaepernick, el quarterback de la NFL  que estaba siendo atacado por arrodillarse durante el himno nacional para protestar contra el racismo. Por tal gesto “mereció” una reprimenda de sus jefes, por “conducta impropia de un oficial”. Menos de un año después se aprobó su salida  del ejército de EE. UU., con una “baja no honorable”.

Rapone no se arrepintió de su conducta y explicó a la agencia AP que abrazó el comunismo tras sus experiencias como ametrallador en la provincia afgana de Khost; antes de optar por la Academia Militar, por su imposibilidad de pagar la universidad. “Me considero un socialista revolucionario”, dijo. “Animaría a todos los soldados que tienen conciencia a deponer las armas y unirse a mí y a tantos otros que están dispuestos a dejar de servir a los agentes del imperialismo en un movimiento revolucionario”.

Después de ser arrestado en Cisjordania, en julio del 2018, el  artista napolitano Jorit Agoch emprendió el mural callejero “más grande del mundo” en homenaje el Che. Llegó al empinado Héroe por caminos genuinos de solidaridad y rebeldía. Se había arriesgado en tierra de Palestina a confeccionar un mural representando a Ahed Tamimi, la joven activista palestina de 17 años encarcelada por el régimen israelí.

Tardó cerca de 40 días para terminar el mural que cubre una superficie de 700 metros cuadrados en uno laterales de dos edificios de diez pisos de su ciudad natal. “Antes de la mía, la pintura más grande del Che Guevara estaba en Cuba, en la plaza de la Revolución de La Habana. Creo que el Che Guevara es un ejemplo de humanidad y de sacrificio hacia los demás, y para mí es un ícono de la lucha”, comentó Jorit a Euronews.

Hasta el mismísimo infierno llegó el grito de los senadores estadounidenses Marco Rubio y Rick Scott, por la inclusión de una litografía del Che  en la exposición “Pop America 1965-1975”,  organizada por el museo Nasher de la universidad privada de Duke.

El poster realizado por la artista cubana Elena Serrano  y titulada “Día del Guerrillero Heroico (Continental Che)”, fue incluido en la muestra, “una visión del Pop en el continente americano”, por consideraciones artísticas,  “para comprender este período y el rico patrimonio artístico de América Latina”, según un comunicado de la universidad de Duke. La exposición se había inaugurado el 21 de febrero de 2019  y en su estancia en el  museo McNay en San Antonio, Tejas, fue descubierta por los odiadores de La Florida.

Hace un año, en la ciudad oriental de Santa Cruz, la golpista Jeanine Áñez  reivindicó el asesinato del Guerrillero Heroico  y honró a los exmilitares que combatieron la guerrilla en esa región. "La lección que dimos los bolivianos al mundo, con la derrota y la muerte de Che Guevara en Bolivia, es que la dictadura comunista aquí no tiene paso, ni la comunista ni la fascista ni la populista", dijo la presidenta de facto Añez.

 "El mejor homenaje y desagravio a los bolivianos caídos para frenar al Che y a su invasión criminal y comunista, es construir entre todos la libertad y la democracia", agregó la recluida actualmente en espera de un juicio precisamente por sus actos autoritarios y por el genocidio perpetrado  contra la población boliviana. 

Horas antes, con  un mensaje completamente opuesto, el depuesto presidente Evo Morales había recordado al Che en su Twitter: “¡Los ideales por los que luchó siguen vivos!”.

Recientemente, a raíz de la polémica entre “Residente” y J Balvin por los Grammys Latinos, los aliados de este último, para intentar mellar la voz contra hegemónica del boricua, recordaron el encuentro de Calle 13 con  Evo Morales, en noviembre de 2011. Evo, entonces, les agradeció a los autores de “Latinoamérica” por la visita y les entregó ejemplares de la edición facsímil de los diarios del “Che” Guevara y réplicas del morral que portó el “Che” Guevara durante su estadía en Bolivia. 

A la misma hora de disputa simbólica, en Cuba, un dramaturgo devenido activista arremetía con los guevarianos de La Tizza, por develar sus planes de servirle al Imperio otra intentona de “cambio de régimen”. Para ilustrar su diatriba anticomunista, el émulo de Vacla Havel empleó una irrespetuosa viñeta firmada por  Mary Esther,  en la que se criminaliza la figura del Quijote Argentino. El Che para su entreguismo, resulta un escollo.

Como evidencian estos ejemplos, en las campañas de la oligarquía por aplastar rebeldías,  el símbolo del Quijote Argentino deviene en un denso obstáculo. Sobre todo, para generar de pulsiones irracionales en el Sur Político. Porque como ha destacado Nestor Kohan, el Che Guevara reflexiona en nuestra lengua y desde nuestro  Tercer Mundo. “No en cualquier ámbito. En el seno de la dirección política de la Revolución Cubana y a lo largo de distintas experiencias guerrilleras e insurgentes, antimperialistas y anticapitalistas (desde el Congo hasta Bolivia). Por eso incomoda tanto. Porque descentra y desconoce las normas habituales de producción, circulación y consumo de los saberes teóricos, incluido el marxismo”.

Todo lo cual lo desmarca de lo que se “desmerengó” en Europa del Este y de las renegadas izquierdas de la región; a la vez que lo conecta con los excluidos y subordinados de hoy. Y se enarbola así,  como  un símbolo peligrosamente descolonizador y anticapitalista; aun después de medio siglo de su siembra.