Al sur de Santiago de las Vegas, en La Habana, se yergue un monumento que guarda los restos de Antonio Maceo Grajales y Panchito Gómez Toro. Pero más que un homenaje al valor y el patriotismo de quienes cayeron en combate el 7 de diciembre de 1896, el mausoleo de El Cacahual representa paradigmas que sustentan la identidad de este pueblo cubano:
Arrojo: Panchito Gómez Toro, a quien una herida había impedido participar en la contienda en San Pedro, se entera de la muerte de su jefe, el Lugarteniente General Antonio Maceo, y la vulnerabilidad en que había quedado el cadáver. Sin pensar en el peligro, corre al rescate. Muere allí, herido primero, y después vilmente rematado con un machetazo en la cabeza.
Confianza: El teniente coronel Juan Delgado y 18 de sus hombres pueden recobrar los cuerpos de Antonio Maceo y su ayudante; los confía a su tío Pedro Pérez y sus hijos para una inhumación discreta, a fin de que no cayeran jamás en manos del enemigo. Quedó hecho un pacto de silencio, gracias al cual se mantuvo en secreto el lugar donde habían sido enterrados ambos patriotas. Fue durante la Reconcentración, y por miedo a que fallecieran los autores del pacto, que Juan Delgado es enterado del lugar donde estaban los restos mortales.
Equidad: El 17 de septiembre de 1899, al realizar la exhumación, estuvieron presentes hombres y mujeres de la misma condición, libertadores: Máximo Gómez, Juan Gualberto Gómez, los generales Mayía Rodríguez, Lacret Morlt y Juan Ríus Rivera, Salvador Cisneros Betancourt y las capitanas Adela Azcuy y Luz Noriega, además de Pedro Pérez y tres de sus hijos.
Igualdad: En el mausoleo se encuentran los restos de dos personas unidas por sus ideales, por su heroísmo y su devoción a la Patria; no hay distinción entre el negro y el blanco, el joven y el hombre maduro, el jefe y su subordinado.
Colectivismo: Los fondos que costearon el primer monumento fueron obtenidos mediante una colecta pública que promovió el Ayuntamiento de Bejucal con la autorización del Generalísimo Máximo Gómez; se recibió el aporte de todos los municipios del país y la Comisión Popular Restos de Maceo-Gómez se encargó de dirigir el trabajo. Un tiempo después, mediante una campaña mayor se logró reunir los fondos para la construcción del parque que circunvala al mausoleo, un molino de viento y las redes para extraer agua y regar las plantas y flores.
Solidaridad: En 1905, el pueblo italiano dona una tarja como homenaje a los héroes sepultados en el mausoleo, y a la valentía del pueblo cubano.
Tradición: Cada semana Máximo Gómez, residente en Calabazar con su familia, recorría a caballo el camino que lo llevaba a la tumba de su hijo, y permanecía allí en posición de homenaje póstumo. Los vecinos del lugar fueron siguiendo sus pasos, y de ahí surgió la tradición de la peregrinación al Cacahual cada 7 de diciembre.
Legado: Existe en los alrededores una tarja en homenaje al último mambí que participó en nuestras guerras de independencia, rodeada por el arma insigne, tres machetes de bronce. Además, en la arboleda frente al mausoleo de El Cacahual desde el 25 de abril de 1987 yacen los restos del líder revolucionario y comunista Blas Roca Calderío.
Internacionalismo: Durante la guerra por la independencia de Angola, resultaba imposible repatriar los cadáveres de los soldados cubanos, entregarlos a su familia, sepultarlos en la tierra que los vio nacer, hacerles el homenaje merecido. La similitud con lo ocurrido con Maceo y Panchito es considerada la génesis de la Operación Tributo, donde cada 7 de diciembre se unen el dolor por la pérdida de los combatientes, la utilidad del esfuerzo realizado en pro de un mejor destino para África, y la satisfacción por la victoria del pueblo angolano.
Por eso, y por mucho más, para todo cubano el mausoleo de El Cacahual es una insignia, y su declaración como Monumento Nacional cumple con la explicación del escultor Teodoro Ramos Blanco, colaborador del escultor Eduardo Monteulien en la edificación que se conserva desde 1951 hasta hoy: “El Panteón del Cacahual queda en medio de un paisaje para dar mayor grandiosidad y paz al conjunto. Este simboliza la unión de la sangre vertida en los campos de Cuba por todos los que lucharon por su libertad.”
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