Muchos son los símbolos que reúne en su cuerpo –nunca inerte—, su vida, eterna, y su obra, imperecedera, esa persona extraordinaria que es Hugo Rafael Chávez Frías. Un venezolano de Barinas por nacimiento, pero mucho más que eso, un latinoamericano y caribeño que reconoció como fundamental a la Patria Grande de Bolívar, Martí y Fidel.
La casualidad lo hizo nacer en julio, el mismo mes en que viera la luz, Simón Bolívar y Palacios y el mismo mes en que Fidel Castro Ruz, asaltara junto a un grupo de valientes jóvenes los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes para iniciar la definitiva etapa por la liberación nacional cubana. Ese hecho, lo une simbólicamente a estos dos grandes y a Cuba.
Fue el venezolano Francisco de Miranda, el primero en idear una sola gran nación para Hispanoamérica: Colombeya, le llamó primero y después lo rectificó en Colombia, en homenaje a Cristóbal Colón, a quien consideraba que merecía nombrar al continente y no Américo Vespucio. Una patria desde Vancouver –por entonces, nuestra frontera septentrional era mucho más al norte del río Bravo, - hasta la Tierra del Fuego. De Miranda, tomó la idea, otro venezolano, Simón Bolívar, y fue recurrente en ello en su Carta de Jamaica (1815), el Congreso de Angustura (1819), la entrevista de Guayaquil con José de San Martín (1822) y el Congreso Anfictiónico de Panamá (1826), más no lo logró y su muerte lo sorprendió en 1830 con ese objetivo no logrado de una Gran Colombia inmensa por su extensión, riqueza, civilización y cultura, capaz de enfrentar la voracidad de los Estados Unidos, la Gran Bretaña y Francia, las potencias imperiales que se disputaban el dominio de las excolonias españolas. “Los Estados Unidos parecen estar destinados por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad”, sentenció el Libertador.
Fue, por tanto, Venezuela, el país que tenía por encargo histórico el compromiso de promover y lograr la unidad latinoamericana y caribeña. El habanero José Martí y Pérez, el autor del ensayo Nuestra América (“Ha llegado para la América española el momento de su segunda independencia…”), no sólo lo comprendió, sino que sintió el deber de continuar el propósito mirandista y bolivariano y no lo escondió en su participación en la Primera Conferencia Internacional Americana (1889) y la Primera Conferencia Monetaria Interamericana, al año siguiente, así como en su última carta al amigo mexicano Manuel Mercado, el 18 de mayo de 1895, considerada su testamento político: “…impedir a tiempo con la independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos, y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestros pueblos de América…”
Hugo Chávez, calificó con justeza a Martí como al más grande bolivariano del siglo XIX y reconoció a otro cubano excepcional, Fidel Castro Ruz, como su padre inspirador. Venezuela y Cuba forman parte esencial de ese todo que fue la cosmovisión que heredó Chávez.
A su llegada a Caracas, como narra en tercera persona en su obra Tres héroes, José Martí, antes de “quitarse el polvo del camino”, preguntó dónde estaba la estatua de Bolívar porque a Bolívar hay que quererlo como un padre, dijera y a Venezuela se dirigió: “Diga Venezuela en qué puedo servirle”.
Para el Héroe Nacional cubano, el rol de Venezuela y las ideas de Martí, eran indispensables en la unidad de Nuestra América.
Fidel bebió de las fuentes del pensamiento martiano y bolivariano, de la historia de Cuba y de América Latina y el Caribe, y asumió sus esencias con la metódica de la concepción materialista de la historia, de Marx. Si alguien es un excepcional discípulo de Martí y Bolívar, fue Fidel Castro y fue Venezuela, el primer país que visitó Fidel después del triunfo revolucionario, en el mismo mes de enero de 1959.
Ese Fidel, que inició la lucha armada un año antes de nacer Chávez, declaró a Chávez como “el mejor amigo de Cuba”.
Chávez, resume por su raíz étnica a Nuestra América, un hombre mestizo de tres orígenes: indígena, africano y español, un verdadero criollo relloyo, que unió a civiles y militares en el Movimiento Bolivariano 200, primero, y en el Partido Unido Socialista de Venezuela (PSUV) y la coalición del Gran Polo Patriótico, después.
Fue Chávez, un líder que junto a Fidel fundó la Alternativa Bolivariana para los pueblos de América (ALBA) actual Alianza Bolivariana para los pueblos de América – Tratado de los Pueblos (ALBA-TCP) y la televisora multiestatal Telesur.
Fue, el gran promotor y articulador de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC); el que ideó los proyectos Petrocaribe y Petroamérica. Un coauspiciador de la idea de la Unión Sudamericana (UNASUR) y de la transformación de MERCOSUR. Chávez asumió como tarea propia, la herencia martiana, bolivariana y mirandista y de su maestro Fidel.
Su universalidad se extendió al coadyuvar a la reconstrucción de la Organización de países exportadores de Petróleo (OPEP) y su apoyo incondicional al Movimiento de países no alineados (MNOAL) y a todas las causas justas del mal llamado Tercer Mundo.
El universo es mucho mejor porque Chávez existe, cantando llaneras junto a su pueblo y jugando béisbol, el deporte que más practicó. Está junto a los humildes y los desposeídos, defendiendo las culturas, los derechos y la vida.
Deje un comentario