Este año 2020, aún retumba muy alto el histórico ¡Grito de Independencia! que estalló del pecho de los insurrectos reunidos en el ingenio La Demajagua el 10 de octubre de 1868. En esta fecha, también se celebró el primer acto sagrado de fundación del pueblo cubano[i] –de la comunión cívica de todos sus elementos primordiales en el futuro inmediato– cuando Carlos Manuel de Céspedes liberó a sus esclavos y los invitó a unirse a la lucha revolucionaria como ¡hombres libres!.
Todavía hoy, 152 años después, nuestro pueblo sostiene con firmeza el juramento de defender la Patria contra cualquier enemigo que nos amenace: sea el atroz e inmoral bloqueo que nos impone la política imperialista, al igual que la ocupación indeseada de un pedazo del territorio cubano en la Base Naval estadounidense en Guantánamo, o la peligrosa pandemia de la Covid-19, ante la cual uno o más proyectos de vacunas cubanas se nombran con orgullo “Soberana”; gesto de renovada gallardía, y garantía del sentir, multiplicado por muchas generaciones, de cubanos y cubanas de colores de piel muy variados.
Copio con emoción, algunos párrafos muy significativos del “Parte del pronunciamiento efectuado en “La Demajagua”, Manzanillo, el 10 de octubre de 1869 y del primer encuentro en Yara entre las tropas libertadoras y las españolas”, rendido por el “General Segundo Jefe del entonces del Ejército Libertador” Bartolomé Masó Márquez[ii] dirigido “Al General en Jefe del Ejército Libertador C. Carlos Manuel de Céspedes”[iii], y fechado en el “Cuartel Gral. de Naguas el 13 de Octubre de 1868”. Documento que fue publicado textualmente en La Gaceta de Cuba (no.6, noviembre-diciembre 2018, pp. 21-23), unido al artículo “Parte militar de la Demajagua” bajo la firma del historiador Delio G. Orozco (Niquero, 1966):[iv]
Gral.
Adoptada la resolución de llevar a cabo el 10 del actual el movimiento revolucionario combinado para el 14 en el ingenio El Rosario, la noche del seis [6] del mismo a fin de precaverlo,[v] antes de ser iniciado, vista la actitud que demostrase el Gobierno español de un fracaso no difícil; y consecuente con la orden de V de G; que me fue comunicada aquella propia noche en mi finca, San José de Blanquizal se hizo e llamamiento a los patriotas conjurados de la Jurisdicción, para que, desde luego fueran congregándose a dicho objeto en su ingenio Demajagua […] Como a las diez del día [10] nos encontrábamos congregados en aquel ingenio sobre 500 patriotas; mandado a formar por el Gral. en Jefe, se dio El Grito de Independencia! Enarbolándose el Estandarte que lo Simboliza, a cuya sombra prestamos el juramento solemne de vencer o morir antes que volver a ver hollado el suelo de la Patria por ninguna de las tiranías. El Gral. en Jefe, reunió sus esclavos y los declaró libres desde aquel instante invitándoles para que nos ayudasen si querían, a conquistar nuestras libertades; lo mismo hicieron con los suyos los demás propietarios que los rodeábamos. [No se menciona por Masó la lectura de proclama o manifiesto en ese momento crucial.] Acto continuo se pasó revista al armamento: circunstancias que no son del caso enunciar, hicieron que este resultara menos numeroso que lo que se esperaba; y así por esta causa como por no ser ya posible la sorpresa, se resolvió en consejo desistir del asalto combinado sobre Manzanillo en el antedicho ingenio El Rosario, la noche del 6 […] y marchar al día siguiente para Naguas, cuyo punto se había hecho reconocer con bastante antelación para establecer en él nuestro cuartel general y dirigir desde allí nuestras operaciones.” […]
Trascurrió aquel día sin que ocurriese otra cosa de particular que la salida de algunos correos conductores de las diferentes órdenes giradas para toda la jurisdicción [Manzanillo] y la entrada de nuevas partidas de patriotas, que por la distancia no habían podido concurrir antes; […]
En la madrugada del once [11] recogidas las avanzadas y formada la columna en un número de 650 hombres después de una arenga del Gral en Jefe que contestaron con entusiastas y estrepitosos vítores a Cuba a la independencia y la libertad, con otros tantos “mueras” al gobierno español y ardiendo todos en el deseo de medir sus armas con los contrarios; se emprendió la marcha con dirección al punto convenido [Naguas]…
El joven dominicano Máximo Gómez y Báez,[vi] casi recién llegado a la región oriental de la Isla de Cuba, escribió en su “Diario de Campaña de la Guerra de los Diez Años”,[vii] detalles de su relación e incorporación, desde enero de 1868, al movimiento revolucionario. Su “pronunciamiento” en el Dátil, Jurisdicción de Bayamo, tuvo lugar el 16 de octubre, a la vista del avance de las tropas de Céspedes sobre aquella ciudad. En el Dátil “se pusieron presas las autoridades de aquel lugar, y ayudé allí, con el título de Sargento, a organizar una partida de más de 400 hombres” (Gómez: p.[1]). Al día siguiente, (17) Céspedes “mandó que se incorporase la partida del Dátil” y lo destinó a unirse con el General Francisco Maceo Osorio[viii] en la Jurisdicción de Jiguaní. Orden cumplida.
De las tantas operaciones militares que lleva a cabo en la zona oriental Gómez y anota en su Diario, en particular me llaman la atención las que emprende contra haciendas e ingenios, pues va anotando con cierta precisión la liberación de las dotaciones de esclavos que él realizó. En parte, estos nuevos hombres libres y ciudadanos reconocidos en la primera Constitución de la República de Cuba en armas (abril 1969), van engrosando la infantería, y entre ellos se destacarían oficiales de distintos rangos, aún poco conocidos. Así ocurre, en plena guerra, la mezcla continua de colores y culturas que nos caracteriza como pueblo hasta hoy día.
También, Gómez menciona entre la impedimenta que arrastra en sus avances y retrocesos, a las mujeres y niños, centenares de personas, que se le incorporan inevitablemente, huyendo de las acciones vengativas del Ejército español en combate. Este es el pueblo libre, pero errante, que sufre la guerra, resistiendo todo tipo de penalidades y peligros. Recuperar este “telón de fondo” social, del cual serán parte las propias familias de Gómez y de los Maceo, entre muchas otras, hace desear investigaciones históricas por emprender, necesidad cognitiva de la que ya ha escrito el historiador holguinero José Abreu Cardet.[ix]
El Ejército Libertador de la Guerra de los Diez Años (1868-1878) luchó sin tregua, a pesar de peligros fatales, de sus divergencias y desuniones, enfrentándose a un enemigo bien entrenado y poderoso, ideológicamente convencido de la pertinencia de su guerra colonialista; contra el independentismo había combatido en los más diversos lugares de Hispanoamérica continental. No obstante, desde el río Bravo hasta la Patagonia, sus huestes habían sido derrotadas y desalojadas en un período histórico muy breve, entre 1810 y 1825 –inclusive posteriormente, en el Caribe, República Dominicana (1865).
El odio contra el independentismo y el republicanismo, al igual que su prepotencia colonialista, llenaban la mentalidad y el espíritu de sus generales y demás elementos militares, como los cubanos traidores, bajo sus órdenes, llamados “guerrilleros”. Ellos cargaron contra los insurrectos cubanos para lograr su rendición o eliminarlos definitivamente, utilizando todos los medios posibles militares, políticos y económicos (soborno y corrupción). Un análisis del Pacto del Zanjón, pone de relieve los esfuerzos y pericia de los españoles empeñados en tal sentido.
Valiosos estudios de la Guerra de los Diez Años, y en general de las Guerras de Independencia de Cuba, honran a la historiografía cubana y debiéramos cultivar entre los jóvenes, en especial, su lectura y el debate crítico sobre tales obras, con mira a profundizar en el conocimiento de nuestro país y joven pueblo, en sus virtudes y penalidades. Aprendizajes importantísimos derivó de la Guerra Grande José Martí y Pérez en sus discursos conmemorativos del 10 de octubre de 1868. Una frase manida, aunque sabia, me viene a la mente para poner punto final a este brevísimo comentario: ¡Vale la pena!
[i] Todas las cursiva que resaltan palabras o frases del presente texto son responsabilidad de la Autora. LAA
[ii] Bartolomé de Jesús Masó Márquez: “(1830-1907) Mayor General. Nació en una finca próxima a Yara, Manzanillo, Oriente, el 21.12.1830. En 1867 integró la comisión ejecutiva de la Junta Revolucionaria de Manzanillo. Fue uno de los participantes en la reunión preparatoria de la guerra en el ingenio Rosario (6.10.1868). Se alzó el 10.10.1868 en La Demajagua, junto a Carlos Manuel de Céspedes, quien lo nombró segundo jefe de las fuerzas libertadoras, con grado de teniente general. Fue uno de los 12 hombres que quedaron con Céspedes después del frustrado ataque a Yara, el 11.” […]”Murió en la hacienda La Jagüita, Manzanillo, el 14.6.1907. Un municipio de la actual provincia de Granma lleva su nombre.” Centro de Estudios Militares: Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba, Ed. Verde Olivo, La Habana, T. I, Biografías, p. 318-319.
[iii] Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo: (Bayamo, Oriente, 18.4.1819-Sierra Maestra, Oriente, 27.2.1874). “Padre de la Patria” cubana, Mayor general. Abogado, poeta y periodista. Cursó estudios en el Seminario de San Carlos, La Habana, graduado de Bachiller. Obtuvo el título de Licenciado en Leyes en España. (Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba, Diccionario de la Literatura Cubana, T. I, p. 212-213; Centro de Estudios Militares: Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba, Ed. Verde Olivo, La Habana, T. I, Biografías, pp. 111-113.)
[iv] “Según Bartolomé Masó, que actuó como segundo jefe, allí llegaron a congregarse cerca de 500 hombres.” Instituto de Historia de Cuba Historia de Cuba: Las luchas por la independencia nacional y las transformaciones estructurales 1808-1898, Ed. Política, La Habana, 1996, p. 25 y nota (37). En dicha nota, al parecer, se trata de un documento cuyo título no se menciona, solamente su localización en el Archivo Nacional de Cuba: “ANC, Comisión Militar, Legajo 125, no.4”. Se puede suponer que se trata del mismo citado en este artículo. Sin embargo, Orozco no cita esa fuente, solamente explica que: “Hortensia Pichardo […] relata que en 1954 el Archivo Nacional obtuvo varios documentos vinculados con la Guerra de Independencia pertenecientes a José Morales de los Ríos, nieto del mariscal de campo del mismo nombre y apellidos, entre los cuales estaba el parte rendido por Masó; luego, el repositorio cubano lo publicó en su Boletín del Archivo Nacional, correspondiente al año 1956” […]. LAA
[v] Reiteradamente algunos autores hacen referencia historiográfica a un telegrama fechado el 7 de octubre, enviado por la autoridad colonial para detener a los complotados en Manzanillo, que fue interceptado por un pariente de Carlos Manuel de Céspedes, por lo que él decidió adelantar la fecha del 14 para efectuar el levantamiento; pero, afirma Orozco: “Céspedes no necesitaba un telegrama para partear a un pueblo: estaba decidido y amaba la gloria de los forjadores; por ello, el día 6 de octubre, después de haber conocido por boca de Jaime Santiesteban que Vicente García, Donato Mármol, Francisco Múñoz Rubalcava, Ramón Ortuño, Francisco Varona González y otros “no podían esperar más que hasta el día 14 de aquel mismo mes de octubre”, decidió cruzar el Rubicón: lanzarse a la guerra”. (Orozco: p. 20)
[vi] Máximo Gómez Báez, “(1836-1905) Mayor General. Nació en Baní, República Dominicana, el 18.11.1836. En 1855, ante la amenaza de los haitianos de invadir a su país, se enroló en el ejército dominicano con el grado de alférez. Tuvo su bautismo de fuego en el combate de Santomé, en la frontera con Haití, el 22.12.1856, por el cual fue ascendido a Tte. Después de la anexión de su país a España, el 18.3.1861, quedó incorporado a la reserva del ejército español, con el grado de Cptán de caballería. El 18.11.1861 ascendió a Cmdte. Formando parte de esas fuerzas combatió en la guerra contra la reinstauración de la República. Al ser expulsados los españoles de la Isla, se trasladó a Cuba, el 13.7.1865, y fue destacado en Santiago de Cuba. En 1866 solicitó su licenciamiento y pasó a residir a El Dátil, en la jurisdicción de Bayamo, donde se relacionó con la actividad conspirativa de los independentistas.”[…]”Falleció en la ciudad de La Habana, el 17.6.1905. Máximo Gómez constituye un símbolo del internacionalismo.” Centro de Estudios Militares: Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba, Ed. Verde Olivo, La Habana, T. I, Biografías, pp. 208-212.
[vii] Máximo Gómez: Diario de Campaña. 1868-1899. Centenario, Instituto del Libro, La Habana, 1868.
[viii] Francisco Maceo Osorio: “(1828-1873) Mayor General. Abogado. Nació en Bayamo, Oriente, el 26.3.1828, “murió de fiebres el 16.11.1873, en Los Horcones, jurisdicción de Guisa”. Fundador, junto con Francisco Vicente Aguilera y Perucho Figueredo, de la Junta Revolucionaria de Bayamo (14.8.1867).” Centro de Estudios Militares: Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba, Ed. Verde Olivo, La Habana, T. I, Biografías, p. 300.
[ix] Ver: Lohania Aruca Alonso: “La Historia avanza…y requiere estudios de mayor profundidad” http://cubarte.cult.cu/periodico-cubarte/la-historia-avanzay-requiere-estudios-de-mayor-profundidad/ Periódico Cubarte | 19 Feb 2020
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